El Papa reclama vacunas para todos frente al “individualismo radical” y los nacionalismos
Francisco pide en su mensaje de Navidad que “las leyes del mercado y las patentes” no se antepongan a “las leyes del amor y de la salud de la humanidad”
El papa Francisco ha reclamado en su mensaje de Navidad, cuando la mayoría de países desarrollados han comenzado o están a punto de comenzar las campañas de inmunización contra el coronavirus, que se garantice que las vacunas lleguen a todos, sobre todo a los más vulnerables. “En este tiempo de oscuridad y de incertez...
El papa Francisco ha reclamado en su mensaje de Navidad, cuando la mayoría de países desarrollados han comenzado o están a punto de comenzar las campañas de inmunización contra el coronavirus, que se garantice que las vacunas lleguen a todos, sobre todo a los más vulnerables. “En este tiempo de oscuridad y de incertezas por la pandemia, surgen luces de esperanza como el descubrimiento de las vacunas, pero para que estas luces puedan iluminar y llevar esperanza a todo el mundo, deben estar a disposición de todos”, ha dicho el Pontífice en un mensaje atípico, en una Italia confinada, pronunciado en el interior de la basílica de San Pedro, sin fieles, en vez de en el balcón de la logia central, como es habitual.
Francisco pidió que los “nacionalismos cerrados” no se interpongan en el acceso universal a la vacuna y no nos impidan vivir “como la verdadera familia humana que somos”. Y agregó: “No podemos dejar que el virus del individualismo radical nos venza y nos haga indiferentes al sufrimiento de otros hermanos y hermanas”. También reclamó que en el reparto de las inyecciones para frenar el virus “las leyes del mercado y las patentes” no se antepongan a “las leyes del amor y de la salud de la humanidad”.
Mientras que los países ricos ya han comprado o apalabrado dosis de vacunas suficientes como para vacunar a sus poblaciones incluso varias veces, para los países pobres, que recibirán las inyecciones en un segundo tiempo, ni siquiera hay aún un calendario de vacunación en el horizonte. Según la People’s Vaccine Alliance, solo las naciones más ricas, en las que vive el 14% de la población mundial, han adquirido el 53% de las vacunas con mayores probabilidades de éxito.
El Papa quiere que cambien estas cuentas y ha pedido, apelando directamente a los responsables de los Gobiernos, a las empresas y a los organismos internacionales, que se promueva la cooperación y no la competencia y que se busque una solución para todos. “Vacunas para todos, especialmente para los más vulnerables y necesitados de todas las regiones del planeta”, ha reclamado. “Ante un desafío que no conoce fronteras, no se pueden erigir barreras. Estamos todos en la misma barca”, ha concluido.
El día 25, antes de impartir la bendición urbi et orbi, a la ciudad y al mundo ―que también se imparte el Domingo de Resurrección―, el Papa suele pronunciar uno de los discursos más políticos del año y acostumbra a sacudir conciencias con un repaso por las crisis abiertas que afligen al mundo. En esta ocasión, Francisco demandó “fraternidad” en este momento de la historia, “marcado por la crisis ecológica y por los graves desequilibrios económicos y sociales, agravados por la pandemia”. El Papa argentino pidió también “esperanza” para el continente americano, particularmente afectado por el coronavirus, “que ha exacerbado sus numerosos sufrimientos que lo oprimen, a menudo agravados por las consecuencias de la corrupción y el narcotráfico”. Hizo referencia a Chile y rezó para que “supere las recientes tensiones sociales”, y también rogó para que se ponga fin “al sufrimiento del pueblo venezolano”.
También desgranó los males y las crisis y conflictos del mundo, y pidió por los niños que sufren, especialmente en Siria, Yemen e Irak, donde “están pagando todavía el alto precio de la guerra”. Rogó para que “se disuelvan las tensiones en todo Oriente Próximo y en el Mediterráneo oriental”, y para que los israelíes y los palestinos “puedan recuperar la confianza mutua para buscar una paz justa y duradera a través del diálogo directo, capaz de acabar con la violencia y superar los resentimientos endémicos”.
Además, reclamó el “compromiso de la comunidad internacional y de los países involucrados en mantener el cese del fuego en el Alto Karabaj”, así como en las regiones orientales de Ucrania.
No se olvidó del Líbano y rezó para que los dirigentes de este país, sumido en una crisis económica, social e institucional, “dejen de lado los intereses particulares y se comprometan con seriedad, honestidad y transparencia para seguir un camino de reformas y continúe con su vocación de libertad y coexistencia pacífica”.
El Pontífice además recordó en su discurso a “las mujeres que en estos meses de confinamiento han sufrido violencia doméstica”, y ha pedido “ser disponibles, generosos y solidarios, especialmente con las personas más frágiles, los enfermos y todos aquellos que en este momento se encuentran sin trabajo o en graves dificultades por las consecuencias económicas de la pandemia”. También dirigió su pensamiento “a las familias que no pueden reunirse hoy, así como a las que se ven obligadas a quedarse en casa”.
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