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El viaje circular de una cápsula de café

El aluminio es el mejor aliado para preservar el aroma, sabor y calidad del café en cápsulas. Además, es infinitamente reciclable. Así es su viaje desde los 1.900 puntos de recogida hacia una nueva vida

Empieza siendo una cápsula de café, pero después el aluminio de sus cápsulas puede volver a reutilizarse para muchos productos, desde un bolígrafo a una bicicleta. Que sea aluminio y no cualquier otro material es una decisión muy consciente de Nespresso, ya que sus cualidades casan con los dos objetivos prioritarios de la marca: calidad (el que mejor conserva en el tiempo la frescura, el aroma y el sabor del café) y sostenibilidad (el aluminio de la cápsula puede volver a reutilizarse en un número ilimitado de vidas).

Propiedades infinitas

Se calcula que el 75% de todo el aluminio producido en la historia aún está en uso, desde ordenadores a piezas de automóviles o envases. Esto es posible debido a sus propiedades, que no cambian durante el reciclado, en el cual solo consume el 5% de la energía necesaria para producir nuevo aluminio desde cero. Con su reciclaje ganamos todos, ya que hablamos del segundo metal base más usado del planeta.

Pero su sostenibilidad no comienza solo en el reciclado, sino ya en la fase de producción al utilizar aluminio de origen responsable. En 2018, Nespresso se convirtió en la primera compañía en producir cápsulas de café bajo estos estándares con aluminio certificado por la Iniciativa para la Gestión del Aluminio (ASI por sus siglas en inglés), que acredita el respeto a los derechos de los pueblos indígenas, la gestión responsable del agua y las bajas emisiones de CO2 durante la producción.

Si se puede optimizar la extracción, la producción y la transformación en cápsulas, también la segunda oportunidad del reciclaje.

Pioneros del reciclaje

Nespresso invierte y desarrolla programas de reciclaje desde hace más de 20 años, implantados ya en 50 países para que los consumidores puedan devolver las cápsulas usadas. En España, la compañía facilita ese gesto de responsabilidad desplegando una enorme red de puntos de reciclaje, cerca de 1.900 actualmente.

Están por todas partes, en centros comerciales, donde se pueden adquirir las máquinas de café Nespresso, boutiques de la marca y puntos limpios municipales con los que la compañía colabora, como los de Valencia, Madrid, Barcelona, Vizcaya o Sevilla, entre otras ciudades.

Cada vez más puntos de recogida

Que el reciclaje sea lo más fácil y cómodo posible para el ciudadano es lo que lleva a Nespresso a ampliar constantemente la red de puntos de recogida para que el consumidor pueda depositar las capsulas usadas cómodamente, llevándolas en una simple bolsa. Un hecho que contribuye además a incrementar las tasas de reciclaje.

A día de hoy, en España, a diferencia de otros países como Alemania, Suecia o algunas regiones francesas, no se puede depositar el aluminio ligero en los contenedores amarillos. Con una pionera excepción: en Valencia ya sí es posible. Todo ello gracias al desarrollo de un proyecto piloto para la recogida, clasificación y reciclaje del aluminio y acero ligero a través de la colaboración público - privada entre la Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Valencia y Nespresso, que a su vez ha impulsado la creación de COAALI, la coalición por el reciclaje del aluminio y acero ligero.

Gestión de residuos

Una vez depositadas las cápsulas, comienza la operación logística para llevarlas hasta la planta de gestión de residuos. La montaña de envases es multicolor, correspondiendo cada tono a la variedad de café que contenían. Ahora todas son idénticas por el valor de los materiales que conservan. Además del aluminio, los posos de café se convierten en compost para abonar arrozales en el Delta del Ebro.

¿El resultado? Toneladas de arroz que Nespresso dona cada año al Banco de Alimentos –cerca de 100 toneladas anuales-y que se distribuyen entre los que más lo necesitan. Para todo el proceso de reciclaje se usa una maquinaria especial para separar los posos del metal y envía todo el aluminio puro para fundirlo, formar bloques y que vuelvan como materia prima en un modelo de economía circular.

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