Primera clase de un colegio en Madrid en cuarentena tras registrarse un positivo en una alumna

Los padres denuncian que, en contra de lo que dicta el protocolo sanitario, no se les ha hecho PCR, mientras Sanidad replica que ya se les citará

Un hombre pasa con un bebé esta mañana por la puerta del colegio Republica del Uruguay, en el distrito de Latina.Olmo Calvo

"Hasta las tres de la tarde, había sido un buen día, todo había salido bien”, recuerda el director del República del Uruguay, un colegio público de Infantil y Primaria del distrito de Latina de Madrid. Era el miércoles 9 de septiembre, segundo día de cole. Al reabrir las puertas ...

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"Hasta las tres de la tarde, había sido un buen día, todo había salido bien”, recuerda el director del República del Uruguay, un colegio público de Infantil y Primaria del distrito de Latina de Madrid. Era el miércoles 9 de septiembre, segundo día de cole. Al reabrir las puertas tras casi seis meses de cierre obligado por la pandemia, “sabía que antes o después podía pasar”. Cualquier día, alguno de sus 500 alumnos podía ponerse a toser o alguno de su treintena de profesores tener fiebre. “Lo que no me esperaba es que fuera tan pronto y, tampoco, la tremenda irresponsabilidad de los padres”.

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“Me han traído niños con piojos, con fiebre, directamente del hospital... pero lo que nunca me podía esperar, nunca, es que una madre trajera a su hija al cole cuando estaba esperando el resultado de una prueba de covid y a sabiendas de que podía ser positivo”, relata este director que, tras dos años al cargo de un centro “complicado”, se creía inmunizado a la sorpresa y curado de espanto.

Según el director, la madre se lo comunicó a la monitora del comedor al recoger a la niña a las tres de la tarde. “Le dijo que no iba a ir al día siguiente porque tenía covid”. Cuando el director la llamó, se quedó estupefacto. La madre le confesó que le habían informado poco antes de los resultados de una PCR que hicieron a la menor porque había convivido con infectados. “¿Y cómo la llevó al colegio en esas circunstancias?”, le preguntó. “Es que como no lo sabíamos... podía ser tanto que sí como que no...”, contestó.

Pero fue que sí y su hija se convirtió en el primer caso de un alumno confirmado en Madrid desde que los más pequeños inauguraran el curso el pasado viernes tras el aislamiento de una clase en el Liceo Francés a la espera de resultados, el cierre de una escuela infantil por el positivo de su directora y de dos aulas en Vallecas por sus maestras. La alumna, cuyo curso no revela por respeto a su intimidad y a la de sus compañeros, había asistido a clase el primer y el segundo día con “total normalidad”. Le tomaron la temperatura y no tenía ningún síntoma. “Cumplí a rajatabla el protocolo y llamé a Salud Pública, a Inspección y a la directora de la DAT Sur (área de educación de la que depende su centro)”, continúa el director. “Según Salud Pública, no hacía falta poner a la clase en cuarentena, ya que nuestros grupos son de convivencia estable, cumplimos la normativa y es un caso muy aislado y muy controlado. Me dijeron que no era necesario, que bastaba con vigilancia, pero que si yo lo veía conveniente, que lo hiciera...”. Y, sin dudarlo, lo hizo: “La decisión de poner a la clase en cuarentena la tomé yo, de acuerdo con Inspección y con la DAT”.

El coordinador covid del centro, que está en el límite con Carabanchel ―uno de los distritos más golpeados, con 779,5 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días frente a los 394,3 de Latina y a los 590,4 de media de la capital― llamó a los padres uno a uno para explicarles que sus hijos no podían ir al colegio. Son muy pocos los afectados, apenas una docena, ya que tienen 16/17 alumnos por clase y “muchos padres no los están llevando por miedo". ¿Están aislados, les han hecho la PCR? “Pusimos sus datos a disposición de Salud Pública y, a partir de ahí, ellos verán”, se resigna el director, que desconoce este extremo.

Un portavoz de la Consejería de Sanidad ha confirmado que la niña “estaba pendiente de PCR y se confirma el positivo una vez iniciadas las clases”. Sus padres también son positivos, es un “contagio domiciliario”. “Se mantiene la cuarentena para el aula”, añade Sanidad, sin precisar cómo ni quién tomó la decisión. “El Servicio Madrileño de Salud citará a los padres para que los niños se hagan una PCR con su pediatra. El coordinador covid enviará una carta a los padres”, concluye. “Los centros aplican el protocolo de Salud Pública y es a ella a la que se lo comunican cuando hay un positivo”, se limita a contestar un portavoz de Educación.

Nuria, madre de uno de los confinados, ha contado esta mañana a la cadena SER que no le han citado para la PCR a pesar de que así lo dictan el protocolo para los colegios de Madrid y el genérico del Ministerio de Sanidad. “No nos han dicho nada de pruebas, solo que estemos pendientes de su estado y que, si aparecen síntomas, nos pongamos en contacto con nuestro centro de salud”, asegura. Otro padre afectado ha contado a este diario que están “todos en cuarentena: padres, hijos, contactos, pero nada de PCR”. Según el director, al profesor, al que Salud Pública no ha aislado, tampoco le han hecho la prueba. “Dicen que como llevaba mascarilla y se lavó las manos...”, precisa el director, profesor de inglés, que opina que debería estar de baja y hacerse la PCR. Pero él no dicta las normas, solo las cumple.

¿Y qué dicen las normas? “Si hay un contagiado haremos test a toda la clase el mismo día”, prometió Isabel Díaz Ayuso a las familias en vísperas de la vuelta al cole. Sin embargo, según el protocolo la clave está en si el alumno es o no un “contacto estrecho”. “Si el caso confirmado pertenece a un grupo de convivencia estable, se considerarán contactos estrechos todas las personas pertenecientes al grupo”, a quienes se dictará “vigilancia de síntomas y cuarentena durante 14 días”. Además, “se indicará la realización de una PCR. Si el resultado es negativo se continuará la cuarentena”. En cuanto al profesor, solo sería contacto estrecho “si ha compartido espacio con un caso confirmado a una distancia inferior a dos metros sin mascarilla durante más de 15 minutos”, aunque se hará una “evaluación específica del riesgo de cada caso”.

El director, que atiende a EL PAÍS a las ocho y media de la mañana de este jueves, está a punto de recibir a los alumnos tras estallar el caso y no sabe si habrá desbandada ni con qué actitud llegarán los padres. Tiene cámaras de televisión en la puerta. “No estoy asustado, estoy acostumbrado”, asegura con una tranquilidad pasmosa, y eso que ha llegado a ver “la mano de un padre” en su cara por un asunto muy menor. “Cuando hablé ayer con una madre para decirle que si no traía a su hijo le tendría que poner falta, me contestó que si yo lo que quería era matarlo, así que imagina... Pero yo he hecho lo que tenía que hacer”. Sin embargo, la apertura y la jornada “se han desarrollado con normalidad, salvo por las cámaras” y con el mismo nivel de absentismo que los días precedentes. En un comunicado, la asociación de padres se queja del “tratamiento sensacionalista" que se le da a lo ocurrido, “lo que afecta a la familia, además de generar una alarma innecesaria y una preocupación mayor de la que ya existe”. Los padres recuerdan que en su colegio “hay un alto porcentaje de familias vulnerables con menor y peor acceso a la información y con una realidad que les impide acudir a los recursos sociales para cubrir una baja laboral por covid 19 de un hijo”.

"No nos sentimos seguros trayendo a los niños"

A las puertas del centro, junto a la parada de metro de Carpetana, varias madres que esperan a sus hijos comentan que la noticia les ha llenado de preocupación. “No nos sentimos seguros trayendo a los niños. Como mi hijo ya va a Primaria me obligan, aunque yo no quiera", cuenta Eva Ponce. Junto a ella está Saida Ben Moussa, cuyo hijo tiene asma y reclama que se hagan controles: “Ahora los padres no podemos entrar a los centros, no sabemos qué ocurre dentro, alguien debería velar porque se cumplan todas las normas de Salud Pública siempre”.

Otro padre, Lucas Gabarre, llega al centro para notificar que sus hijos han faltado porque no pudo llevarlos. No se había enterado de que había un positivo. “Ahora estoy el doble de preocupado. Preferiría tener a mis hijos en casa, que no bajan ni al parque. Todo esto me parece una locura". A las 12.45 empiezan a salir los niños y la acera parece una terminal de salidas y llegadas y la distancia de seguridad comienza a desdibujarse.

Jana Nasraui espera a que sea el turno de salida de sus mellizos. Dice estar preocupada, pero piensa que es algo que podía pasar. "Me sorprende la rapidez, pero los niños tenían muchas ganas de venir, han sido seis meses muy duros”, dice.

Otra madre, Tamara Losada, trata de obtener información, pero la persona que controla la puerta le explica que “han seguido el protocolo” y que no pueden garantizar que “no vayan a pasar estas cosas”. “No nos han querido ni decir en qué curso ha sido". Losada tiene miedo porque su hijo arrastra una lesión que le puede hacer vulnerable. “De pequeño tuvo unas neumonías muy duras y hasta se le quedó una marca en el pulmón”, explica mientras le coloca cariñosamente a su hijo la mascarilla para que le cubra la nariz. Los mellizos de Nasraui salen y se enganchan a las manos de su madre. “¿Os lo habéis pasado bien?”, “¡Sí! Hemos aprendido mucho”. / IGNACIO GALLELLO

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