La Iglesia rechaza “el sectarismo, la crispación y el enfrentamiento” en el funeral por las víctimas de la pandemia

El cardenal Osoro ensalza la solidaridad de la sociedad en la lucha contra el coronavirus y pide "no dejar a nadie atrás" ante la crisis

El Rey, la Reina, la princesa Leonor y la infanta Sofía, durante el funeral por las víctimas de la covid-19 en la catedral de la Almudena, en Madrid. Foto: POOL/ REUTERS

El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha rechazado este lunes el sectarismo, la crispación y el enfrentamiento, sin atribuirlos a nadie en concreto, y ha ensalzado la solidaridad de la que ha dado muestras la sociedad española durante la crisis sanitaria. “Frente al sectarismo, la crispación y el enfrentamiento, en esta pandemia hemos visto cómo muchos creyentes y no creyentes sacaban lo mejor de sí mismos y daban una sencilla lección de solidaridad hasta dar la vida propia por cuidar la ajena”, ha dicho Osor...

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El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha rechazado este lunes el sectarismo, la crispación y el enfrentamiento, sin atribuirlos a nadie en concreto, y ha ensalzado la solidaridad de la que ha dado muestras la sociedad española durante la crisis sanitaria. “Frente al sectarismo, la crispación y el enfrentamiento, en esta pandemia hemos visto cómo muchos creyentes y no creyentes sacaban lo mejor de sí mismos y daban una sencilla lección de solidaridad hasta dar la vida propia por cuidar la ajena”, ha dicho Osoro durante su homilía en el funeral por las víctimas de la covid-19 celebrado en la Catedral de La Almudena de Madrid, bajo la presidencia de los Reyes.

El arzobispo ha enumerado algunos de los múltiples colectivos que han luchado en primera línea contra el coronavirus, desde el personal sanitario a los bomberos, los militares o las limpiadoras; y ha pedido que este espíritu solidario se consolide ahora que la sociedad española tiene que enfrentar “una crisis económica sin precedentes, para que nadie se quede atrás”.

La misa, oficiada por 32 obispos y cuatro cardenales que participan estos días en la reunión de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) —incluido el obispo de Ávila, que estuvo un mes ingresado por la covid-19—, ha sido el primer funeral por las víctimas del coronavirus y ha precedido al homenaje civil que, el próximo día 16, ha organizado el Gobierno en la contigua plaza de armas del Palacio Real.

Además de la Familia Real al completo (el Rey, la Reina, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía, todos de riguroso luto), han asistido la vicepresidenta primera Carmen Calvo; las presidentas del Congreso y el Senado, Meritxell Batet y Pilar Llop; los presidentes del Tribunal Constitucional y el Supremo, Juan José González Rivas y Carlos Lesmes; el presidente del PP, Pablo Casado; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida; y el jefe de la cúpula militar, Miguel Ángel Villarroya, entre otras autoridades, además de familiares de los fallecidos y representantes de ONG como Cáritas. Todos los asistentes llevaban mascarilla y se han dejado huecos en los bancos para garantizar la distancia social, además de tomar medidas profilácticas, como entregar en mano la hostia consagrada al comulgante.

El arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE, Juan José Omella, ha elogiado también “la gran reserva de humanidad y caridad” demostrada por la sociedad española y ha subrayado que el oficio religioso estaba dedicado a todas las personas que “han sufrido una muerte injusta y en soledad” durante la pandemia. Es decir, no solo a las víctimas de la covid-19 (28.385 según las últimas cifras oficiales) sino también a quienes, muriendo por otras causas, “no han podido recibir la despedida que merecían” y a las familias que, al “profundo dolor” de perder a sus seres queridos, han sumado el “no poder despedirse” de ellos.

Las normas de prevención han impedido que los Reyes pudieran acercarse a dar el pésame a los familiares de los fallecidos, situados a la derecha del altar, por lo que se han tenido que limitar a saludarles con un gesto desde la distancia. Ya en el exterior del templo, cuando se disponían a subir a su vehículo, se ha escuchado el grito aislado de una mujer: “¡Gobierno asesino!”.

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