Fumar y vapear es malo para su salud (y contra el coronavirus)
Sanidad advierte de que crece el riesgo de contagio de la covid-19 en lugares públicos tanto para fumadores como para sus acompañantes. El hábito empeora la infección
Fumar y vapear, además de ser malo para la salud, aumenta el riesgo de contagiarse con el coronavirus. También compartir una caña en una terraza con un fumador, porque este, al exhalar el humo, lanza gotículas al acompañante. El que consume tabaco puede manipular la mascarilla y llevarse los dedos a la boca tras tocar los cigarrillos. También es peligrosa la cachimba, que se ha convertido en una presencia habitual en bares y discotecas. Para colmo, los fumadores corren más riesgos si enferman de la covid-19. Así lo advierte la Comisión de Salud Pública del Sistema Nacional de Salud, que ha apr...
Fumar y vapear, además de ser malo para la salud, aumenta el riesgo de contagiarse con el coronavirus. También compartir una caña en una terraza con un fumador, porque este, al exhalar el humo, lanza gotículas al acompañante. El que consume tabaco puede manipular la mascarilla y llevarse los dedos a la boca tras tocar los cigarrillos. También es peligrosa la cachimba, que se ha convertido en una presencia habitual en bares y discotecas. Para colmo, los fumadores corren más riesgos si enferman de la covid-19. Así lo advierte la Comisión de Salud Pública del Sistema Nacional de Salud, que ha aprobado este jueves el Posicionamiento en relación al consumo de tabaco y relacionados durante la pandemia por la covid-19. El organismo está integrado por los responsables de Salud Pública de las Comunidades en el seno del Consejo Interterritorial. Con la llegada de la nueva normalidad sanitaria y las evidencias científicas crecientes, ha lanzado su primera directriz. “Nuestra recomendación es que en los espacios públicos como terrazas de bares o en encuentros con otras personas al aire libre no se fume ni se vapee. El acto de exhalar el humo proyecta las gotículas respiratorias más lejos y pueden alcanzar a otras personas”, dice Pilar Aparicio, al frente de la Comisión como directora general de Salud Pública.
En el documento, que cita directrices de la OMS y de sociedades científicas, se hace hincapié en los nuevos riesgos asociados al acto de fumar y vapear. Además de los daños a la salud que conlleva el tabaco, un hábito diario para el 34% de los adultos españoles, “la manipulación de la mascarilla y el contacto de los dedos con la boca tras tocar los cigarrillos podrían actuar como transmisores de la covid-19″, advierte.
Fumar se asocia en muchos casos a reuniones con los amigos en la terraza de un bar. El texto subraya que dicho acto lleva consigo la expulsión de gotitas respiratorias, que “pueden contener carga viral y ser altamente contagiosas” junto con “el factor de relajación de la distancia social de seguridad”. Esta observación está en la línea de las advertencias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Su presidente, Carlos Jiménez, describe el hábito de fumar como un desastre en relación con la covid-19. “Ser fumador aumenta las posibilidades de contraer la enfermedad. No hay datos científicos muy concluyentes pero sí plausibles. De entrada, el fumador tiene menos defensas en su aparato respiratorio frente a las infecciones, además, patógenos similares a este coronavirus, como el MERS o el primer coronavirus, afectaron más a los consumidores de tabaco. Por otra parte, sabiendo que los dedos son un mecanismo de transmisión al tocarse la cara, la boca o la nariz, ocurre que un fumador repite ese gesto 300 veces más al día que un no fumador. Si está en un lugar público como una terraza, por ejemplo y lleva mascarilla, tendrá que retirarla para fumar, con lo que al manipularla, puede contaminar la parte interior. Y si utiliza una pipa de agua, compartir boquilla rompe las medidas de protección. Resumiendo, hay muchísimas razones por las que un fumador puede contagiarse”.
El documento aprobado este jueves recomienda seguir medidas especiales de higiene cuando se fume o vapee. Así, en general, indica que “debe evitarse su consumo en ambientes comunitarios y sociales” especificando que “en caso de realizarse, sea en espacios separados abiertos, extremándose las medidas de higiene personal de quien consume, con lavado de manos previo y posterior a la manipulación de los productos y utensilios empleados”. Carlos Jiménez, presidente de la Separ, insiste en la recomendación de no fumar en lugares públicos porque explica que las gotas respiratorias que se expulsan al hablar o exhalar son de dos tipos. Las más grandes, que superan las 2,5 micras de diámetro, no llegan más allá de los dos metros y caen rápidamente al suelo. “Las inferiores a ese tamaño llegan más lejos y se quedan flotando más tiempo, por tanto, si están contaminadas, suponen un riesgo importante”.
El documento se refiere de manera específica a las pipas de agua, “cuya utilización compartida se encontraba prohibida durante las fases 1, 2 y 3 del plan de desescalada”. Apunta que “la limpieza de los elementos de la pipa de agua es compleja y proporciona un entorno que promueve la supervivencia de microorganismos, convirtiéndose en un fómite importante, especialmente porque su uso es habitualmente a nivel grupal y social”, advierte, “esto conlleva dos riesgos de adquirir la covid-19, la aglomeración social y el compartir utensilios como boquilla y manguera con personas potencialmente infectadas, sumado al acto de llevarse la mano a la boca”. Extremadura, Andalucía, Galicia y Baleares, además de Melilla, han aprobado normativas para evitar la transmisión del virus a través de las pipas de agua. La Comisión de Salud Pública asegura su voluntad de trabajar en medidas de protección especiales para el uso de estos dispositivos. “Hemos acordado trabajar en esa dirección”, apunta Aparicio.
En cuanto a la relación entre fumar y la progresión de la covid-19, “la evidencia actual nos indica que fumar se asocia con su progresión negativa y con resultados adversos”, reza el posicionamiento. Especifica que conlleva “un riesgo 1,45 veces más alto de desarrollar una forma grave de los síntomas que en personas no fumadoras”. El presidente de la Separ insiste: “Eso significa padecer insuficiencia respiratoria grave y precisar ventilación mecánica e ingresar en una UCI”. Tampoco vapear parece alternativa alguna. El texto informa de que la OMS advierte de que “hay una creciente evidencia de que el consumo de cigarrillos electrónicos produce efectos secundarios en los pulmones, corazón y vasos sanguíneos, y ello podría aumentar el riesgo de complicaciones severas por la covid-19”.
Durante los meses más duros del aislamiento, muchos fumadores dejaron el tabaco. Un 6,73%, según una encuesta de Sanidad. En abril, las ventas de cigarrillos bajaron casi un 27%. Aparicio lo tiene claro: “Lo mejor es dejar de fumar, como lo han hecho muchas personas durante el confinamiento. En la encuesta, el 80% de los fumadores eran conscientes de que su hábito empeoraría su pronóstico”.
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