España avanza en el bienestar de las gallinas ponedoras

La producción de huevos con aves libres de jaulas ha pasado del 7% al 23% en los últimos tres años

Madrid -
Una gallina enjaulada.Jo Anne McArthur / Igualdad Animal

La transición a la cría de gallinas libres de jaulas avanza en España. El número de aves ponedoras en jaula ha disminuido en 2,7 millones durante el último ejercicio, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Aumentan, como consecuencia, los sistemas alternativos de cría: de suelo, campero y ecológico. En los últimos tres años, esta producción más cuidadosa con el animal ha pasado del 7% al 23%. Si bien la gran mayoría de la producción nacional aún proviene de gallina...

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La transición a la cría de gallinas libres de jaulas avanza en España. El número de aves ponedoras en jaula ha disminuido en 2,7 millones durante el último ejercicio, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Aumentan, como consecuencia, los sistemas alternativos de cría: de suelo, campero y ecológico. En los últimos tres años, esta producción más cuidadosa con el animal ha pasado del 7% al 23%. Si bien la gran mayoría de la producción nacional aún proviene de gallinas hacinadas en espacios similares al de un folio por ave (77%), los defensores de los derechos de los animales celebran este descenso y lo califican de “otro paso al frente”. A pesar de la tendencia, España es, junto a Polonia, el país europeo con más animales encerrados, siendo la media comunitaria del 53%.

Deborah Temple, investigadora del grupo de comportamiento y bienestar animal de la Universidad Autónoma de Barcelona, achaca este descenso a la conciencia ciudadana: “El mercado de huevos también se rige por la oferta y la demanda. Y en España la gente empieza a exigir garantías para estas aves”, cuenta. En 2006, el Eurobarómetro reflejaba que el 71% de los europeos consideraba importante o muy importante la protección de los animales de granja y su cuidado. Casi una década después, la cifra había subido hasta el 94%. “Está en las manos del cliente que aumenten las explotaciones ecológicas en lugar de las de jaula enriquecida”, añade.

El consumidor puede identificar las diferencias a través del código numérico estampado en cada huevo: el 0 indica producción ecológica —en la que la gallina vive libremente en el exterior y se alimenta de pienso ecológico—, el 1 la campera —donde el animal se desarrolla en espacios más amplio—, el 2 en suelo —el ave no está encerrado aunque no necesariamente cuenta con acceso al aire libre— y el 3 en jaula.

“Confinar animales es algo obsoleto y cruel”, sostiene Silvia Barquero, directora ejecutiva de la Fundación Igualdad Animal. Esta ONG crítica con el maltrato animal lleva desde 2017 en una intensiva campaña de información y negociaciones con los principales distribuidores en España. En estos tres últimos años, el 63% del mercado nacional se ha comprometido a dejar de vender huevos de gallinas enjauladas. Mercadona, Carrefour, Eroski, Aldi, Lidl, AhorraMas, Condis, Supersol, El Corte Inglés y Alcampo han hecho públicos sus compromisos de no comercializar más esta variedad, siendo Dia la única gran cadena de supermercados que aún no se ha posicionado en contra de los huevos de gallinas enjauladas. “Sabemos que está en un momento difícil y contamos con que se sume próximamente”, explica.

Los huevos de tipo 3, si bien se alejan de los estándares óptimos para el ave, también cumplen la directiva europea actualizada hace ocho años. A partir del 2012, los productores se vieron obligados a ampliar el espacio de las jaulas a 750 centímetros cuadrados (equivalente a un folio) por gallina, a añadir nidos y perchas para que las aves se suban. Ignacio Arija, director de Departamento de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, estima que esa adaptación supuso a los productores cerca de 600 millones de euros y coincide con Temple: “La condición de las gallinas depende de que el consumidor asuma el sobrecoste de un mejor cuidado”. Y añade: “El que pueda permitírselo tiene que empezar a entender por qué vale la pena pagar seis euros por docena”. Un deseo que parecen confirmar las estadísticas. Más de la mitad de españoles (51%) estaría dispuesto a pagar un precio más alto a cambio de adquirir productos alimenticios respetuosos con los animales, según las últimas encuestas del Eurobarómetro.


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