España necesita miles de ‘rastreadores’ del virus para evitar que resurja

La OMS y la UE destacan la importancia de que cada nuevo caso sea entrevistado por los sanitarios, sus contactos identificados y los contagiados aislados

Barcelona -
Miembros del Summa trasladan a un paciente con coronavirus a un hospital de MadridSERGIO PEREZ (EL PAÍS)

Si España aspira a recuperar algo de normalidad, necesita poner a miles de profesionales sanitarios a perseguir el rastro del virus allí por donde haya pasado. Cada nuevo caso positivo debe ser entrevistado, sus contactos identificados y aquellos que hayan contraído el virus, aislados. Si hacer pruebas a todos los casos sospechosos es el primer paso para frenar la epidemia, la denominada “investigación de contactos” es la herramienta fundamental para impedir que el virus resurja.

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Si España aspira a recuperar algo de normalidad, necesita poner a miles de profesionales sanitarios a perseguir el rastro del virus allí por donde haya pasado. Cada nuevo caso positivo debe ser entrevistado, sus contactos identificados y aquellos que hayan contraído el virus, aislados. Si hacer pruebas a todos los casos sospechosos es el primer paso para frenar la epidemia, la denominada “investigación de contactos” es la herramienta fundamental para impedir que el virus resurja.

Así lo recomiendan la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades, que en un reciente documento califica esta práctica de “prioritaria” para “reducir el riesgo de una nueva escalada de contagios al retirar las medidas de distanciamiento social”, como el confinamiento de la población.

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Un informe de la Universidad Johns Hopkins (Maryland) recoge que las autoridades chinas lograron frenar la epidemia en Wuhan tras poner a 9.000 sanitarios (81 por cada 100.000 habitantes) a trabajar con la única misión de “identificar meticulosamente a cada caso y sus contactos”.

El estudio también destaca que Estados como el de Massachusetts contratarán 1.000 profesionales con esa misión. Con siete millones de habitantes, esto son 15 rastreadores de contactos por cada 100.000 habitantes. “Insuficiente”, considera la Johns Hopkins, que insta al Gobierno de Estados Unidos a doblarla y contratar a 100.000 personas “debido al gran número de casos registrados [más de 750.000 el pasado lunes] y a que el virus está circulando ampliamente por el país desde hace semanas”.

Con la ratio propuesta por la Johns Hopkins, España necesitaría unas 14.100 personas dedicadas a estas funciones, aunque la comparación no es tan fácil. Antoni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del hospital Clínic de Barcelona y uno de los asesores del Gobierno frente a la epidemia, recuerda que EE UU “no cuenta con una red de atención primaria como la española, que ya dispone de mucha información sobre los pacientes en la historia clínica” y que ahora podría ser de ayuda.

Una enfermera en el hotel Princess, utilizado por el Hospital del Mar de Barcelona, el 8 de abrilAlbert Garcia (EL PAÍS)

En este sentido, debe interpretarse la recomendación hecha por el presidente del Gobierno a las comunidades autónomas el domingo para que “refuercen” sus redes de atención primaria. El Ministerio de Sanidad y las comunidades aseguran que “grupos de expertos están trabajando” en este sentido, aunque no aportan más detalles.

Las fuentes consultadas alertan sin embargo de que España —que ya fue incapaz de hacer frente al primer embate de la epidemia por falta de pruebas— necesita dotar de más medios a los centros de salud si quiere que asuman la responsabilidad con éxito.

“Va a ser un reto importante, porque la atención primaria todavía no se había recuperado de los recortes”, admite Joan Ramon Villalbí, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria. Sin embargo, sí ve factible que sus profesionales “puedan participar en la investigación de contactos en coordinación con los dispositivos de vigilancia epidemiológica en función de la realidad de cada equipo”.

Una red sin músculo

Los estudios de contactos son habitualmente realizados por los servicios de salud pública de las comunidades que, coordinadas con el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, forman la red de vigilancia epidemiológica. Son los servicios que intervienen, por ejemplo, ante un caso de meningitis en un colegio o un brote de tuberculosis. Pero esta red, con menos de 500 profesionales activos, “no tiene el músculo necesario para rastrear todos los casos de coronavirus que van a producirse”, explica un alto cargo autonómico.

Para Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, será necesario “formar y coordinar a los médicos de primaria”. “Un estudio de contactos suele empezar con una entrevista a un enfermo, de la que hay que obtener la información relevante. Luego hay que organizarla para cerrar todo el entramado de contactos. No es algo fácil”, explica. Y avisa de que “será necesario reforzar los servicios de vigilancia epidemiológica para que puedan desarrollar estas funciones de supervisión de forma adecuada”.

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José Luis Llisterri, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, considera que “antes de sobrecargar más la red de primaria es imprescindible dotarla de medios, sobre todo humanos”. “Y lo primero es hacer los test al personal sanitario. Sin un mapa de la inmunidad en los centros, pocos pasos adelante podremos dar”, defiende. Según esta sociedad, la red está formada por 90.000 profesionales

Hasta 13 horas de trabajo por cada positivo

El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha publicado en el último mes y medio cuatro documentos (incluyendo actualizaciones) sobre cómo los países deberían utilizar esta herramienta. En uno de ellos, del 3 de marzo, detalla el laborioso trabajo que supone reconstruir la vida del paciente para seguir el recorrido del virus. El proceso empieza cuando un profesional sanitario entrevista al paciente hasta dos horas. Los siguientes pasos del plan contemplan “la creación de la lista de contactos”, la clasificación de estos entre de “alto” y “bajo” riesgo, la validación de la información y su introducción en los sistemas de información, entre otros.

El ECDC prevé que estas funciones puedan requerir hasta 13 horas de trabajo y la intervención de tres personas. La última parte consiste en la entrevista de cada uno de los contactos (45 minutos cada una) para valorar con él el nivel de exposición y la necesidad de adoptar medidas como la realización de pruebas.

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