Consejos y recomendaciones desde alta mar contra el aislamiento por el coronavirus

Varios profesionales de la mar comparten sus experiencias para ayudarnos a llevar mejor el confinamiento: mantener una rutina, tener la cabeza ocupada y hablar con los familiares

Madrid -
Un marinero observa el horizonte en la mar a través de un ojo de buey. GETTY

El Congreso ratificó este miércoles de madrugada la prórroga del decreto que el Gobierno aprobó el 14 de marzo, con lo que el estado de alarma se prolongará en España al menos hasta el 12 de abril. Con la mayoría de la población confinada y sin apenas actividad, EL PAÍS recoge algunos de los consejos y recomendaciones de varios profesionales relaciona...

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El Congreso ratificó este miércoles de madrugada la prórroga del decreto que el Gobierno aprobó el 14 de marzo, con lo que el estado de alarma se prolongará en España al menos hasta el 12 de abril. Con la mayoría de la población confinada y sin apenas actividad, EL PAÍS recoge algunos de los consejos y recomendaciones de varios profesionales relacionados con la mar —uno de los colectivos más acostumbrados a pasar largos periodos de tiempo aislados—, que pueden ser útiles para llevar mejor el encierro al que los ciudadanos están obligados a permanecer para frenar el contagio del coronavirus.

“Tengo experiencia en eso de no poder salir. Soy marino y una de las características que tiene mi trabajo es precisamente esa, que nos pasamos muchos meses sin poder salir de nuestro centro de trabajo. Es muy parecido a lo que ahora os pasa a todos, y os voy a dar unos consejos”. Así comenzaba el hilo de Andoni, jefe de máquinas en un macicero —un tipo de buque especializado en la prestación de servicios a la flota atunera—, que se encontraba embarcado hace una semana, cuando subió a Twitter este mensaje.

Horas después, el mensaje se viralizó. Para Andoni, de 52 años, que este miércoles cumplía cuatro meses embarcado, lo primero y más importante es buscar cosas que hacer. Trabajar, estudiar, hacer deporte (que se puede hacer mucho sin salir), leer, etcétera. Hacer algo, lo que sea. “Mientras estás haciendo algo, no tienes a la mente haciendo trastadas y comiéndote el coco”, señala.

Borja Rodríguez, patrón del Albacora15, un pesquero con 30 tripulantes que acaba de llegar al puerto de Abiyán, en Costa de Marfil, después de cuatro meses faenando en el Atlántico, suscribe todos y cada uno de los consejos y recomendaciones que su colega apunta en el tuit. Para él también es interesante salir del plano de las cuatro paredes en el que ahora estamos obligados a permanecer —mamparitis, como se denomina en el argot marinero el hecho de estar mucho tiempo entre cuatro mamparos, los tabiques de los barcos—. Hay que abrir las ventanas, tomar aire y respirar.

Profesionales de la Marina Mercante, de la Armada, de la pesca de altura o regatistas que practican la navegación oceánica permanecen semanas, incluso meses, aislados en sus embarcaciones. Así que, para ellos, la crisis del coronavirus va resultar diferente, explicaba por teléfono desde Gijón a la Cadena SER el capitán de la Marina Mercante Rodrigo Tuero. “Debe de ser la primera vez en la historia que los marinos tenemos cierta ventaja”, señalaba.

Los tres marinos coinciden en el interés de mantener una planificación y una rutina. “En un barco todo está protocolizado en manuales y documentos: no se deja nada al azar”, responde Tuero. Es difícil extrapolarlo a una vivienda familiar, pero lo que hay que hacer, ante todo, es planificar las tareas y seguir una rutina, ya que proporciona un enfoque y una razón para comenzar el día.

Otro aspecto significativo es la convivencia. Compartir espacio 24 horas al día y siete días a la semana es una circunstancia desconocida para muchos de nosotros y será un desafío para las personas que comparten su día a día con otros. Respetar el espacio y la opinión de los demás es esencial. Y, como señala Andoni en su tuit, si surge un problema, que surgirá, no lo evites, intenta soluciónalo. Si el problema verdaderamente no tiene solución, hay que pasar al plan b: déjalo estar. Y si la cosa, después del aislamiento, no va, siempre quedan otras opciones.

Solos pero no aislados

La británica Dee Caffari, de 47 años, y el barcelonés Dídac Costa, de 41, son dos navegantes oceánicos que han dado vuelta al mundo a vela en solitario en más de una ocasión. Ellos también están acostumbrados al aislamiento bajo duras condiciones de vida. Por supuesto que su aislamiento es una elección individual y por razones muy diferentes a la situación actual.

Ambos coinciden en lo valioso que es mantener la comunicación para no aislarse completamente. “Es un estímulo moral saber que a la gente le importas, pero es igual de fundamental que tus amigos y familiares sepan que estás bien. Una conversación de cinco minutos puede levantar el ánimo a cualquiera”, señala Caffari. Esto mismo ocurre ahora en muchos hogares. Si vives solo en casa, habla con los tuyos, por teléfono, por Whatsapp, por Skype o por cualquier otro medio. Mantén un contacto permanente. Es mucho más importante de lo que parece.

Caffari, que se hizo famosa internacionalmente después de convertirse en 2006 en la primera mujer en dar la vuelta al mundo a vela sin escalas, ha querido compartir en su blog algunas de sus experiencias. Para ella, es primordial adaptarse y aceptar el nuevo entorno en el que vivimos. “Como navegante oceánica, estoy acostumbrada a que mi entorno cambie muy rápidamente y tenga que adaptarme a fuerzas que están fuera de mi control”, señala. En las próximas semanas y meses las restricciones en nuestras vidas y los efectos de este virus “sin duda nos harán sentir enojados, molestos, preocupados y asustados. Estas son emociones naturales”, apunta. Aceptar la situación te permite pensar de manera más clara y tranquila.

El catalán Dídac Costa, que está preparando para el próximo mes de noviembre su segunda participación en la Vendée Globe (una vuelta al mundo en solitario, sin ayudas y sin escalas), considera una cuestión básica intentar no pensar en lo que queda para llegar al final. Es mejor ir día a día y fijarse metas cercanas que se puedan alcanzar a corto plazo, en uno, dos o tres días.

Por último, todos ellos coinciden en no poner fechas. Y si lo haces, plantearse que vas a volver a la normalidad en más tiempo del previsto. Si te mentalizas en que todo acaba el 12 de abril, y luego se alarga al 15, esos 4 días son un infierno.

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