Marruecos cierra sus mezquitas para combatir el coronavirus
La medida se suma a la clausura de los vuelos internacionales, la prohibición de concentraciones públicas de más de 50 personas, el cierre de los lugares de ocio y la suspensión de audiencias judiciales
Marruecos aprende a gran velocidad de sus errores y de los de sus vecinos en la lucha contra la pandemia del coronavirus. El jueves suspendió las conexiones aéreas y portuarias con España, pero dejó abiertas las de Francia. El viernes canceló estas últimas. Y el domingo ya suspendió todos los vuelos internacionales. Pero el Estado permitió hasta hoy que decenas de miles de fieles se dieran cita en las mezquitas. De forma paradójica,...
Marruecos aprende a gran velocidad de sus errores y de los de sus vecinos en la lucha contra la pandemia del coronavirus. El jueves suspendió las conexiones aéreas y portuarias con España, pero dejó abiertas las de Francia. El viernes canceló estas últimas. Y el domingo ya suspendió todos los vuelos internacionales. Pero el Estado permitió hasta hoy que decenas de miles de fieles se dieran cita en las mezquitas. De forma paradójica, el pasado viernes, día de afluencias masivas, los imanes aleccionaron a los feligreses sobre la forma de combatir el coronavirus.
Finalmente, el rey Mohamed VI, como Comendador de Creyentes, máximo líder espiritual, difundió este lunes 16 de marzo una fetua por la que recomienda al Consejo Superior de Ulemas que cierren las mezquitas para el rezo de las cinco oraciones diarias y para la oración de los viernes. Y así se hará hasta que la situación sanitaria vuelva a la normalidad.
El Consejo Superior de Ulemas ha publicado un comunicado donde se indica que el miedo a la pandemia anula la serenidad, “condición indispensable para el rezo en las mezquitas”. En un país de gran fervor religioso como Marruecos, donde la emisora pública más escuchada es la Radio Mohamed VI del Santo Corán, había serias dudas de que el Estado no afrontara esta decisión. Pero la puesta en práctica de esta medida da idea de la seriedad con que el Estado marroquí afronta el combate contra la pandemia. Las cifra oficial de personas atendidas en los hospitales por coronavirus es de 29 casos.
Además del cierre de las mezquitas, el ministerio del Interior ha prohibido a partir de este lunes las concentraciones públicas de más de 50 personas. También quedan clausurados los cines, museos, cafés y restaurantes. Por su parte, el ministerio de Justicia, la Fiscalía y el Consejo del Poder Judicial, anunciaron en la tarde del lunes que quedan suspendidas hasta nueva orden las audiencias en “diferentes tribunales” del país.
Otra medida que afectará a millones de marroquíes tiene que ver con los transportes públicos. Pero ahí, la lucha contra la pandemia puede resultar más complicada. El paisaje urbano de Marruecos está repleto de los llamados Grand Taxis, viejos, desvencijados y resistentes Mercedes 240, donde suelen apiñarse hasta seis pasajeros: cuatro atrás y dos en el asiento delantero, además del conductor. A partir de este lunes, solo podrán viajar tres pasajeros. Pero la medida tal vez resulte insuficiente para combatir el virus.
A pesar de que las autoridades están emitiendo constantemente mensajes en los que aseguran que no habrá problemas de abastecimiento de alimentos, que el pescado y las hortalizas están garantizadas, miles de personas se apresuraron a comprar esta mañana en los principales mercados de Rabat y Salé, la ciudad vecina. Algunas iban con mascarillas, otras con guantes. Pero los mercados y la medina continuaban repletos de gente.
A pesar de que el Gobierno decretó el viernes el cierre de los centros de educación, las calles de Rabat continuaban el lunes por la tarde repletas de vehículos, como cualquier día laborable.
El Gobierno de Unidad de Libia, con sede en Trípoli, también ha cerrado sus mezquitas. Túnez ya lo hizo el pasado viernes. En cuanto a Argelia, allí el gran debate está en la calle. El llamado Hirak, movimiento de protestas que inunda las calles de manifestantes cada viernes, se está planteando estos días suspender durante un mes las movilizaciones. Hasta ahora, los manifestantes se mantuvieron en las calles durante el ramadán y durante los tórridos meses de verano. Pero ahora hay quienes abogan por garantizar la salud de la gente para continuar después con la lucha pacífica.
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