“Se había muerto y nadie me dijo que tenía el virus”
La hija de una anciana fallecida en un asilo de Madrid cuenta que supo que su madre estaba infectada de coronavirus por el certificado de defunción
—¿Por qué no puedo entrar?
— Por orden de Sanidad no se puede acceder hasta dentro de unos días...
La que llama al telefonillo de la residencia de ancianos La Paz es Carolina, hija de la tercera víctima mortal de coronavirus en España. Este jueves por la tarde se acercó a buscar las pertenencias de su madre que falleció el martes a los 99 años en el hospital Gregorio Marañón. Sus familiares supieron del contagio por el certificado d...
—¿Por qué no puedo entrar?
— Por orden de Sanidad no se puede acceder hasta dentro de unos días...
La que llama al telefonillo de la residencia de ancianos La Paz es Carolina, hija de la tercera víctima mortal de coronavirus en España. Este jueves por la tarde se acercó a buscar las pertenencias de su madre que falleció el martes a los 99 años en el hospital Gregorio Marañón. Sus familiares supieron del contagio por el certificado de defunción. “Abajo, en pequeño, ponía que tenía coronavirus”, dice Carolina desconcertada. Lleva una mascarilla azul por iniciativa propia. Aún no le han hecho pruebas para saber si también está contagiada.
La madre de Carolina, que prefiere no dar su apellido, fue ingresada el domingo, tras varios días con fiebre. “Empecé a mosquearme y pedí a los de la residencia que llamaran a una ambulancia”. Dos días después recibía la noticia de su muerte, sin ninguna recomendación de prevención: “¡Claro que la besamos y la abrazamos! Se había muerto y nadie me dijo que tenía el virus. Hemos ido a visitarla, nos ha tosido encima, le hemos dado de comer... Nadie me dijo que me protegiera”, lamenta.
¿Tiene síntomas? “No lo sé. Tengo asma y no sé si la tos es de eso o no”. Le acompañan dos amigos “indignados”. “Estamos esperando a que nos hagan las pruebas a todos. Le dicen en el 112 que se tienen que dar muchos factores para que se contagie, pero es que hemos estado con su madre como si nada”, dice uno. El otro tiene los ojos empañados de preocupación, sufre hipertensión pulmonar y tiene “un nietillo de seis meses”. “Ahora no podemos entrar y antes sí, ¿no?”, se preguntan. Vinieron a buscar las pertenencias de la madre de Carolina, pero se van sin ellas. Y sin ninguna explicación.
No son los únicos desconcertados. A lo largo de la tarde, la residencia es un ir y venir de trabajadores y familiares que no quieren realizar declaraciones. Uno de los residentes no sabe qué es lo que está pasando. “Sé que vinieron unos inspectores ayer pero yo me encuentro bien”, cuenta antes de entrar. “No sabía que había habido infectados en la residencia”, dice. Hasta ahora, se han detectado una decena de positivos en esta residencia, que ya prevé cancelar las visitas.