CENA CON... CHANN VUTHY, ‘TITI’

“Ya no me callo, que me maten si quieren”

Este exmilitar de élite en Camboya, colgó el uniforme y se hizo chef

Titi, el primer camboyano que hace queso en el país.ZIGOR ALDAMA

“Recuerdo perfectamente cómo se llevaron a mi madre. Tenía yo nueve años, y poco después me enviaron a un campo de trabajo”. Habían llegado los Jemeres Rojos de Pol Pot y nada volvería a ser igual para Chann Vuthy, Titi. “Meses después la vi en la carretera y grité ¡mamá! Los soldados me hicieron callar a golpes, y me dijeron que mi madre era el Gobierno”. Tres años y 24 días estuvo Titi comiendo su ración de una patata y un plátano al día, trabajando 16 horas diarias en el arrozal, dando esquinazo a la muerte. “La gente cocía hasta la corteza de los árboles para sobrevivir. Y todos los días m...

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“Recuerdo perfectamente cómo se llevaron a mi madre. Tenía yo nueve años, y poco después me enviaron a un campo de trabajo”. Habían llegado los Jemeres Rojos de Pol Pot y nada volvería a ser igual para Chann Vuthy, Titi. “Meses después la vi en la carretera y grité ¡mamá! Los soldados me hicieron callar a golpes, y me dijeron que mi madre era el Gobierno”. Tres años y 24 días estuvo Titi comiendo su ración de una patata y un plátano al día, trabajando 16 horas diarias en el arrozal, dando esquinazo a la muerte. “La gente cocía hasta la corteza de los árboles para sobrevivir. Y todos los días mataban a alguien. Muchas veces éramos los niños quienes decidíamos quién vivía y quién moría”.

A pesar de su complexión amenazante y su desgarradora historia personal, Titi desborda un cariño tan raro en Camboya como el olor a queso gorgonzola que le persigue. Mece la mano del recién llegado entre las suyas, y no abandona ni un segundo su sonrisa paternal. También le acompaña siempre un delantal que sobre sus músculos resulta ridículo. Sin duda, nadie diría que el chef de L’oasi, el mejor restaurante italiano de la ciudad de los templos de Angkor, es en realidad un hombre de guerra que guarda muchos secretos.

Porque la liberación a cargo del Ejército vietnamita, en 1979, no acabó con su pesadilla. Con 12 años pisó por primera vez una escuela, y quería ir a la universidad. Pero ni siquiera limpiando fosas sépticas consiguió el dinero suficiente. “Después de arruinarme, en los exámenes de acceso quedé el número 20 entre los 24 alumnos de clase. Pensé en suicidarme, pero decidí hacer algo por mi familia”. Se alistó en el Ejército. Y tuvo suerte de que lo formaran en una universidad militar. Ascendió hasta el rango de capitán, y accedió a las fuerzas especiales.

“Me enviaron a Vietnam y a Malasia para el entrenamiento, una experiencia asombrosa para alguien, como yo, que quería ver mundo”. Pero el resultado no fue el esperado. “Yo quería servir a mi país, y me pusieron de guardaespaldas del hermano de Hun Sen [el eterno primer ministro camboyano]”. Allí descubrió que no iba a servir a la patria, sino a los intereses de la familia.

L’oasi Siem Reap. Angkor

Ensalada caprese: 6,5 dólares.

Risotto ai funghi porcini: 7,5.

Osobuco: 12.

Total con descuento del 20%: 20,8 dólares

(16 euros).

Su trabajo consistía, entre otras cosas, en liquidar a enemigos políticos del Partido del Pueblo de Camboya. “Los Jemeres Rojos fueron terrible, pero lo que vino después ha sido peor”, sentencia. “Lo llaman democracia, pero es tiranía”. La conciencia le obligó a abandonar el Ejército, y, ahora, 15 años después, confirma las sospechas sobre los turbios negocios del líder político. “Ya no me callo, que me maten si quieren”.

Es consciente de que su reputación y su recién adquirida fama le protegen. “Un día vi cómo hacían queso en un programa de cocina, y decidí que quería dedicarme a eso”. Quería paz, y la ha encontrado. En 2004 conoció a Roberto, un italiano con el que abrió L’oasi. Y desde 2009 es el primer camboyano que produce queso. “Al principio ni siquiera había leche en el mercado”. Ahora le compran sus productos los mejores hoteles del país, y sueña con creaciones inéditas como quesos con chili o con limón. Después de muchas vueltas, Titi regresa a la tradición familiar, porque antes de que Pol Pot arrasara el país, su padre cocinaba para el rey.

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