Miren Ibarguren: “Si se jode tu trabajo porque estás en contra de un genocidio, bendito sea”
La actriz se adentra en el drama con ‘El refugio atómico’, la serie española de Netflix que aspira a ser global. “En mi primer día me pregunté: ¿Voy a poder yo con esto?”, recuerda la actriz donostiarra, que charla sobre edadismo, maternidad y la urgencia de alzar la voz por Palestina
La tarde de nuestra entrevista, Miren Ibarguren (San Sebastián, 45 años) confiesa que tiene, “como media España”, el corazón en la boca: su hijo de tres años acaba de empezar el colegio y ella vive su primer día con tanta ilusión como nervios. “Ha sido intenso, pero se ha quedado muy contento. A ver qué tal el primer mes…”, dice con una sonrisa. La escena parece un reflejo de su propio momento vital: tras más de dos décadas de carrera, la actriz donostiarra comienza también una nueva etapa vertiginosa. Rostro imprescindible de la comedia televisiva gracias a éxitos como Aída o La que se avecina, Ibarguren se adentra ahora en el drama con El refugio atómico, la nueva gran superproducción de Netflix firmada por Álex Pina y Esther Martínez Lobato (La casa de papel). La serie sitúa a un grupo de multimillonarios en un búnker de lujo construido para sobrevivir a un inminente colapso global, pero lo que en apariencia es un santuario para privilegiados pronto se convierte en un espacio claustrofóbico. Allí, Ibarguren interpreta a Minerva, el personaje que puede marcar un antes y un después en su larga trayectoria.
¿Cómo se consigue un papel tan clave en una serie que hasta Netflix denomina como “la más ambiciosa de la historia de España”?
Me llamaron Eva (Leira) y Yolanda (Serrano), las directoras de casting, para hacer una audición. No supe mucho más hasta que llegué allí, hice mis separatas y ellas me contaron de qué iba la serie. Me parecía increíble, me preguntaba si todo eso era real, si de verdad iban a construir el búnker físicamente. Recuerdo el primer día de forma cristalina y la inmensidad de esos platós que ya no se hacen. De repente te sientes pequeñita y te preguntas: “¿Voy a poder yo con esto?”. Pues mira, entre todos, con esos guiones de Alex y Esther, que dan su alma a todos los personajes, y ese pedazo de equipo que tienen, hemos podido.
“Si alguien me pregunta si odio a los ricos, la respuesta es sí. Con toda mi alma”, afirma tu personaje. ¿Estás de acuerdo con ella en que el ascensor social se ha averiado?
Sí. Somos hijos del capitalismo y nos venden un trabajo extremo con unos resultados que parece que nunca llegan. Hay un millón de cosas que no están funcionando para la gente, que no hace más que trabajar, cada vez más y más horas, y la sensación es que no se llega a ninguna parte. Y según dónde nazcas en el mapa, un centímetro más arriba o más abajo, la vida que te toca puede ser muy injusta. Y si hay para todos, ¿por qué unos tienen 80 y otros un 20? Esto es lo que no entiende Minerva, es una mujer que tiene la necesidad imperiosa de tomarse la justicia por su mano. El espectador dirá si es buena o mala, porque nos gusta mucho encasillar, pero tiene un recorrido muy interesante. Es un personaje muy heavy.
Como hija de una charcutera, muy alejada de los nepo babies que pueblan esta industria, ¿siempre has tenido conciencia de clase?
No, yo no soy ni nepo baby ni me apadrinaron ni nada. Pero mi sensación es que nadie lo tiene fácil. Ni para el ‘hijo de’, porque al final van a por él, ni para quién hace muchísimos méritos para llegar a un sitio. Hay mucho ofuscamiento, no se sabe cuál es el camino a seguir. Quiero confiar en que al final el talento se abre paso y ya está.
Y si el mundo realmente llegara a su final, ¿cuál sería tu último plan perfecto en la superficie?
Me pondría muy guapa y cocinaría algo rico. Si se acaba a medianoche, a las nueve reuniría a todos los míos en el salón, guapísimos para la cena. No sé si tendría valor para esperar el meteorito y aguantar la pedrada, igual me quito del medio antes. Y si luego falla, al menos me he ido mona.
El concepto de búnker en la serie también es una metáfora sobre la deriva social. ¿Estamos más cerca de aislarnos en refugios individuales que de apostar por lo colectivo?
El mundo está peor que nunca. Con toda la historia que tenemos escrita, grabada y contada, parece que no hemos aprendido nada. Cualquier agujero es pequeño para querer esconderse, como el genocidio vigente que vivimos. Es verdad que hay que luchar más que nunca para detener las cosas que están pasando, pero no me extraña que la gente se quiera esconder porque como raza humana damos bastante vergüenza. Tenemos unos dirigentes políticos que no están acordes con el tiempo que vivimos y entiendo que el miedo esté ahí porque en cualquier momento puede haber un ataque. Comprendo perfectamente que la gente se haga un búnker en su casa.
Tras todo lo que hemos visto en los últimos años, ¿es más difícil hacer una ciencia-ficción que de verdad nos sorprenda?
Sí. ¿Cuántas veces has oído a la gente decir: “¿Estás viendo eso? Parece Black Mirror?”. Eso es lo que da miedo, que hay cosas que parecían impensables y de repente están pasando y siendo filmadas en 4K sin que nadie vaya a ayudar. Parece mentira que estemos peor que hace muchísimos años con toda la información que hay. Esta serie tiene mucho sentido porque hay cosas que si las extrapolas a hoy en día ya no te suenan tan raras.
En tu cuenta de Instagram has compartido publicaciones sobre la situación que se vive en Palestina. En este dilema al que os enfrentáis los personajes públicos, ¿te preocupa que posicionarte políticamente pueda perjudicar tu carrera?
Cuando comparto cosas en Instagram no estoy pensando en mi carrera como actriz, yo escribo como madre y como ser humano. Pronunciarte contra lo que está pasando es lo mínimo que puedes hacer, sería ya increíble no poder colgar nada en Instagram por el miedo al qué dirán. Si se jode tu trabajo porque estás en contra de un genocidio, bendito sea. Mejor que esas personas no te llamen.
¿Qué has hecho bien para que no te haya afectado el edadismo que atañe a muchas de tus compañeras en los últimos años?
Respecto al edadismo creo que las cosas están cambiando a pasos agigantados. Si te remontas diez años atrás no había papeles protagonistas en series para mujeres y ahora los hay a raudales. Toda la industria ha hecho por evolucionar y mejorar en ese sentido. No sé qué he hecho bien porque aquí siempre te eligen ellos… Por eso no quiero pensar en el futuro, porque si un día te dejan de llamar tampoco vas a saber los motivos. Todo esto es medio mágico.
Tras tantos años haciendo comedia, te pasas al drama con El refugio atómico y Los sin nombre. ¿Notas que de repente la industria te mira de otra manera, que el drama dota de un halo de prestigio?
No lo sé, pero hace poco un familiar me dijo: “Uy, te he visto en Los sin nombre, pues mira que eres buena actriz…”. Lo que te puedo decir es que no estoy muy pendiente de lo que digan. No suelo leer los comentarios en mi cuenta de Instagram porque me da pánico encontrarme algo malo. Entonces, por quitarme eso, también me pierdo lo bueno. La gente se ha llevado una sorpresa conmigo porque si haces mucha comedia piensan que no puedes hacer drama cuando la realidad es que, si eres actriz, puedes hacer de árbol, de tiburón o de lo que te echen. Se supone que estamos preparadas para todo. A mí me ha costado 25 años de carrera tener un papel más dramático y me han salido ahora dos de golpe muy potentes. Estoy agradecida a las dos series porque me han dado la oportunidad de trabajar desde otro sitio, me encanta hacer cosas nuevas.
¿De verdad tras décadas de carrera te puede afectar un comentario malo en redes?
Claro que te afecta, eso no se pasa nunca. A mis 45 años me gustaría tener la fortaleza para que me diera igual, pero la verdad es que si alguien por la calle me mira medio mal ya me preocupo un poco. Siempre afecta porque todos queremos gustar.
¿Hay relevo en el terreno de la comedia? ¿Las actrices jóvenes también quieren ser Miren Ibarguren, Alexandra Jiménez o Silvia Abril?
Hay relevo, colorido y variedad. Además, las generaciones jóvenes vienen mucho más completas que las nuestras. A nosotras la cámara nos imponía un montón, teníamos una cámara JVC con la que te grababan el día de tu comunión y nunca más. Ellas han crecido al foco del móvil, saben cómo responder ante una pantalla y eso es quitarse mucho. También han visto mucha ficción. Cuando éramos pequeños nosotros teníamos menos variedad, había dos canales y lo que pillaras en el videoclub. Ellos tienen muchos referentes, vienen muy preparados y con unos instintos buenísimos. Flipo con lo bien que lo hacen los jóvenes de El refugio atómico, están hechos de otra pasta… Yo a su edad no sé si hubiera podido hacer ese trabajo tan bien.
Aunque has vivido grandes éxitos de audiencia como Aída o La que se avecina, no sé si te intimida que con esta serie pueda llegarte una avalancha de popularidad tan fuerte como la de La casa de papel.
Tengo un poco de experiencia, pero hasta que no vives algo así no puedes hablar. Como ya he pasado por mucho, creo que estoy preparada para todo y para nada, vivo el momento. La serie se merece ser un éxito porque hay mucho trabajo detrás, hay mucha gente que le ha puesto ilusión. Como Rambo, voy día a día.
Cuando fuiste madre en 2022 hablaste sobre lo difícil que era conciliar la maternidad con tu trabajo y el de tu pareja. ¿Habéis encontrado una fórmula que os sirva?
El problema es que poco puedo hacer si me toca rodar una serie seis meses en Barcelona y con jornadas de 14 horas. Si es pequeño me lo puedo llevar, pero cuando está en el colegio es imposible. Estoy segura de que todos los padres y madres querrían conciliar mejor, que el país estuviera mejor preparado, pero ahora es muy difícil. Quedarte en casa tampoco es una opción porque te gusta tu oficio y tienes que trabajar porque luego hay que pagar un montón de cosas. Es muy complicado. No sé cuál es la fórmula.
¿Él sabe ya que su madre es actriz?
Intento llevarle a plató todas las veces que puedo, aunque sean solo unos minutos, para que entienda en qué trabaja su madre. Me vio el otro día en la televisión por primera vez y se quedó un poco flasheado, creo que no entendió mucho. Intento llevarle a mi lugar de trabajo para que entienda dónde estoy cuando falto diez horas de casa.
Y si tuvieras que refugiarte en un búnker a 275 metros de profundidad, ¿qué entretenimiento te llevarías contigo para pasar el encierro?
Algo tipo Friends o La que se avecina. Una serie para echar unas risas y que tenga muchas temporadas.