Daga Voladora: “Al pueblo me llevé los instrumentos. Pensé que la naturaleza iba a influirme, pero soy una urbanita de mierda”

Tras ocho años de silencio, Cristina Plaza, cuyo nombre artístico es Daga Voladora, publica nuevo disco, ‘Los manantiales’ en el que demuestra cómo cristalizan en su música todas las fuentes de las que bebe

Daga VoladoraRICARDO RONCERO

Durante mucho tiempo he sido muy subterránea y de ahí el título Los manantiales, porque con este trabajo salgo a la superficie y he tenido la intención de dar un paso más con un sello discográfico que hiciera de altavoz “, explica Cristina Plaza, quien lleva toda la vida haciendo música, en su última etapa bajo el seudónimo de Daga Voladora. “En el colegio” recuerda, “era una de mis asignaturas favoritas. En mi casa, siempre se escuchaba música a todo trapo. ¡La quinta, de Mahler, a unos volúmenes! Luego estaba mi hermano mayor, que estudiaba clarinete y me torturaba con sus escalas...”.

Antes de Daga, Plaza fue Gran Aparato Eléctrico, un cuarto de Los Eterno y la mitad de Clovis, estas dos últimas formaciones junto a su pareja, el también músico Fino Oyonarte, conocido por ser parte de Los Enemigos y responsable, además, de la mezcla final de este último disco de Daga Voladora. “Me gusta hacer las cosas a mi manera por mucho que esto, a veces, me limite”. Es la trayectoria de Plaza un camino trazado de manera orgullosamente personal. “Siempre me he tomado muy en serio mis canciones. Hay grupos que no son constantes y yo los amo igual. No soy una persona constante. No siempre he tenido la fuerza para sentarme y ponerme. Voy a mi bola. Para alguien como yo, hacer canciones es por amor al oficio”. Y a pesar de los intervalos, las canciones de Plaza siempre son reconocibles. Quizás porque Daga Voladora es única.

Portada del disco 'Los manantiales' (Lovemonk).Erwin Feulner A

Los manantiales (Lovemonk) fue esbozado en el campo, pero se materializó en plena urbe. “Al pueblo me llevé los instrumentos y me puse a improvisar. Pensé que la naturaleza iba a influirme, pero soy una urbanita de mierda. Todo salió cuando estaba en un sótano con humedades y con un martillo pilón taladrándome el oído”. Un álbum en el que hay ecos de Stereolab, Galaxie 500, Lou Reed, Silver Apples o Nirvana… “Los manantiales viene de que yo trato de replicar la música que escucho y me gusta sin ningún pudor. ¿Por qué negar de dónde bebe una?”. En este disco, Plaza juega. A vidas imaginadas (Quise ser), a un posible musical (Cristinópolis) o a femme fatale (Me pasará contigo). Por el camino, Steinbeck, Kerouac, Gary Snyder, alguna frase robada a Virginia Woolf o a Sonic Youth… Semejante capricho musical, que lo será también para el oyente por su precisión y elegancia, se remata con la portada de Javier de Juan y diseño de Beatriz Lobo. Un lujo.

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