Amaia: “Me encanta ser famosita, pero no famosa. Creo que no tendría la capacidad de sobrellevar mucha más popularidad”
La cantante, flamante embajadora de Tous, querría detener el tiempo. “Estoy en un momento perfecto”, dice. No exagera. Comenzará 2026 con una nueva gira, convierte en hits canciones antitemazos y no necesita apellidos. Si abrimos los ojos, Amaia es muy real
España ha vivido tres apagones este año. El eléctrico del 28 de abril. El que tuvo lugar el 7 de noviembre a las 17 horas, cuando Rosalía sacó el vídeo de Berghain. Y el 23 de febrero, cuando en el madrileño recinto Movistar Arena, Amaia logró que las 15.000 personas presentes permanecieran en silencio al comenzar a cantar Tengo un pensamiento. “Decidimos hacer las cosas al revés y comenzar la gira a lo grande. Estaba aterrada porque podía pasar cualquier cosa; estaba en un recinto inmenso mostrando a tantísima gente Si abro los ojos no es real, un disco lleno de canciones muy personales”, explica la cantante después de comer, inquieta por si tiene entre los dientes alguno traicionero trozo de comida. No los tiene. Filtros tampoco, pero sí una contagiosa ingenuidad y una naturalidad complicada de preservar siendo una mujer que con tan solo 26 años y tres álbumes a sus espaldas, ha revolucionado la historia de la televisión al sorprender en plena entrevista de La revuelta marcándose un directo en plano secuencia —inspirado en una entrevista en el telediario de Anne-Claire Coudray al cantante Stromae— con el que pasó del sofá a una calle aledaña a la Gran Vía junto a una banda y un coro. Curiosamente, cuando Rosalía protagonizó otro apagón (al final han sido cuatro) lo hizo también en el corazón de la capital, que paralizó y convirtió en la antesala de la presentación de Lux. “El disco de Rosalía se siente como algo histórico, la he admirado desde el principio”, dice la cantante, que es amiga de la catalana con la que comparte la virtuosa capacidad de cambiar las reglas del juego. “Para sorprender hay que tener la intención de hacerlo, pero lo que hagas tiene que ser sincero y ha de conectar de verdad contigo”.
Pregunta. Precisamente el vídeo de Aralar es una conexión con sus raíces y con el folclore vasco.
Respuesta. Aunque la canción se llama así, la sierra de Aralar es solamente una inspiración para esta canción, que sirve para construir todo ese universo imaginario, tanto sonoro como visual. Siempre tengo Pamplona y Navarra muy presentes, siento mucha vinculación y cariño. El videoclip fue gracias a Daniel 2000 y a Olimpic, que es un estudio de animación y 3D que hace cosas increíbles. Me siento muy privilegiada de haber podido colaborar con ellos. Creo que es mi mejor videoclip.
P. Tan importante es su tierra que arranca su gira el 3 de enero en Pamplona, y la cierra el 20 de diciembre en su actual hogar, Barcelona.
R. Me hace mucha ilusión arrancar en mi ciudad. Cuando visualizo ese concierto, me emociono. Desde pequeña he soñado despierta cuando ponía una canción e imaginaba que la cantaba en alto delante de todo el colegio, ante todos los alumnos, el chico que te gusta… Ese sueño se ha hecho realidad.
P. Cuando la gente se quedó sin habla durante el comienzo de Tengo un pensamiento, demostró ser un público maravilloso que maneja además el humor, porque le hace muchos memes que usted integra en sus actuaciones.
R. Es gente muy respetuosa: cuando hay que callarse, se calla y cuando hay que animarse, se anima. Cada vez que empiezo Despedida, que es una canción que dedico a mi abuela, me gusta dar un pequeño discurso. Y el otro día, en un concierto antes de cantarla, me vino a la cabeza el meme que inmortaliza el momento en el que alguien gritó “¡Amaia, una alegre!” y lo comenté. A la gente le hizo muchísima gracia. En el escenario me gusta pensar que estoy con una amiga.
P. Con ese adiós ya ha vivido su primera muerte cercana. También ha experimentado su primer gran amor y desamor… ¿Le ayuda la música a asimilar lo vivido?
R. A veces es mi terapia y otras, no. En ocasiones, un día random, conectas con una emoción pasada. Todavía no he descubierto qué es lo que me inspira, pero cuando siento ese impulso de componer, la música sí es terapéutica, porque te das cuenta de que esa emoción no la estabas asimilando y al convertirla en canción, asumes y superas de alguna manera lo que tenías dentro. Eso es precioso. Otras veces no sale y se queda ahí esa emoción… ¡Pero ya saldrá!
P. Tengo un pensamiento no tiene madera de hit habitual. ¿Por qué ha llegado a tanta gente?
R. Salió poco antes de Navidad y cuadró en ese marco en el que la gente está más sensible. No es un villancico, pero en ese momento funcionó como tal. Es una canción muy sincera, de las que te salen un día aleatorio. La primera estrofa me salió del tirón; fue mágico.
P. Se ha debatido mucho sobre si Aitana es un producto, algo que jamás ha ocurrido con usted. ¿Siempre lo ha tenido todo tan claro?
R. Cuando salí de OT no tenía una idea tan definida. No sé bien cómo lo hice, pero la cosas fueron saliendo así de manera genuina. Sabía lo que no quería. Es vital, cuando sales de programas así, estar rodeada de gente a la que le importas. Te ves a ti misma en una situación para la que necesitarías tener años de experiencia y de la noche a la mañana te enfrentas a la industria, a contratos, a discográficas… Es como si de repente te pusieran a operar sin tener la carrera de Medicina. Es esencial tener a gente que te mantenga en la tierra… Tuve la suerte de tener a mi hermano, que es mi mánager, y a mi tío Joaquín, que es gerente de la universidad y me ayudó con los contratos. Estoy agradecida porque por parte tanto de la discográfica como del público me he sentido muy respetada y me han dado la libertad necesaria para dejarme hacer. Se han fiado de mi criterio.
P. ¿Piensa qué habría sido de usted de no haber pasado por OT?
R. Mucho. Hubiese entrado al conservatorio. Soy una persona digamos… ¿Vaga? A mi psicóloga le comento que tengo la sensación de que todo me ha venido un poco dado, como si no me hubiera tenido que esforzar. Suena algo frío, pero soy consciente de la suerte que he tenido. A veces me planteo que si no hubiese entrado a OT quizás no hubiese tenido la capacidad de luchar. Lo fácil sería decir que estoy segura de que me habría puesto las pilas, pero quizás estaría viviendo con mis padres.
P. Sube poco contenido a sus redes, pero cuando lo hace son casi superproducciones.
R. Ahora está de moda ser un poco más misteriosa y subir menos cosas. Siempre he tenido mi forma de utilizar las redes y me gusta que las cosas que hago sean genuinas, que no sean una obligación. Eso se debe a mi director creativo, Daniel 2000. Es la primera persona con la que he sentido una conexión a nivel creativo completamente genuina. Se le ocurren cosas increíbles y con mi hermano, hemos construido una pirámide increíble. Desde su llegada, siento que todo ha tomado una nueva dimensión.
P. Usted no quiere ser famosísima, puede andar por la calle con tranquilidad. ¿Cómo viviría un fenómeno fan arrollador?
R. Me encanta ser “famosita”, pero no famosa. Amo mi estado actual y no me gustaría crecer mucho más a nivel de popularidad. Creo que no tendría la capacidad de sobrellevar un nivel de fama muy alto.
P. Escoge muy bien sus colaboraciones con marcas. Ahora es embajadora de Tous.
R. Me encanta ser embajadora porque de adolescente llevaba piezas de Tous. Siempre llevaba un osito dorado que me regaló un inglés que vino de intercambio con mi hermano mayor. Se llamaba David y me parecía muy mono. Yo tendría ocho o nueve años. Nos hizo un regalo a cada miembro de la familia y me regaló un colgante de Tous. También tenía anillos de la marca, por lo que ha estado siempre presente en mi vida.
P. Precisamente en la fiesta del 40 aniversario del oso de Tous versionó Como yo te amo. Podría decirse que usted es algo ‘viejoven’ musicalmente hablando; domina lo vanguardista y el pasado. ¿Cómo definiría su estilo?
R. Siempre me cuesta hacerlo pero indudablemente mi forma de cantar es un poco antigua, algo que me encanta. Diría que mi estilo musical es pop español con algún giro electrónico. No lo tengo claro. Usted, ¿cómo lo definiría?
P. Veamos qué dice ChatGPT.
R. Dice: “La música de Amaia es difícil de encasillar y precisamente ahí está parte de su encanto. Mezcla inocencia, sofisticación, nostalgia, modernidad, es clásica y contemporánea a la vez”. ¡Lo ha hecho muy bien! A veces le pregunto por mí y se equivoca…
P. Esto nos lleva a su tema M.A.P.S., que arranca con “No busques Amaia en internet”. ¿Qué es lo más loco que ha encontrado al buscarse?
R. Hace algunos años me buscaba cada día, era algo casi enfermizo. Ahora me busco si he hecho alguna cosa concreta para ver el feedback, si me he hecho unas fotos de guapa para ver si se está comentando o para ver si han puesto en la que salgo con el ojo cerrado. Solo me busco cuando ha salido una canción o he hecho una actuación. No es cada día, ni siquiera cada semana. Nunca he leído nada demasiado loco sobre mí, porque no tengo mucho hate.
P. ¿Acaso no es agotador, cayendo bien a todo el mundo, tener que ser siempre la maja de todas las fiestas?
R. Me gusta esta pregunta y de hecho es algo que me pasa más en el día a día en mi vida personal. Cada vez que conozco a alguien me agobio porque tengo un poco de ansiedad social y si un día estoy más seria o más introspectiva me cuesta mostrarlo para que no piensen que soy una estirada. Fuerzo un poco esa simpatía porque me encanta caer bien y me gusta causar una buena impresión. A veces me pongo muy tensa por eso.
P. En unos días comienza el nuevo año, ¿qué planes tiene por delante?
R. Estoy haciendo nueva música y quiero que no pare la máquina. Me gustaría mantenerme en el momento en el que estoy. Hacer algo como actriz porque disfruté mucho en La Mesías; querría hacer algo que sea especial y que realmente me encaje. No diría sí a cualquier cosa que me propongan.
P. ¿Cómo lleva las inseguridades estando tan expuesta?
R. Depende de la época. En verano siempre hay menos inseguridades porque siempre estás más morena [ríe]. Pero confieso que tengo muchas inseguridades, y con las redes sociales es inevitable compararse. Intento verlo todo desde fuera, desde un punto de vista más objetivo en el que comprendo que esto nos pasa absolutamente a todos. Hay días en los que pienso: “Joder, ¡estoy buenísima!”. Y otros, en cambio…