Almudena Amor: “No hay que tenerle miedo al error”
Hace menos de tres años que debutó en el cine, pero Almudena Amor ya es un nombre consolidado que apunta lejos. Estrena ‘La mujer dormida’ y acaba de rodar con James McAvoy
Empezó por todo lo alto. Bien arriba. En el otoño de 2021, Almudena Amor (Madrid, 30 años) estrenó El buen patrón, de Fernando León de Aranoa, como becaria del personaje que interpretaba Javier Bardem; seguida por La abuela, como protagonista del thriller de Paco Plaza. Las dos películas pasaron con éxito por festivales, acumularon una buena taquilla y gracias a la primera consiguió su nominación como mejor actriz revelación en los Premios Goya. Empezó arriba. Y, desde ahí, tenía que volver a poner los pies en el suelo sin dejar de soñar con las alturas. Una situación que podría generar ansiedad o incluso miedo, pero la debutante actriz la afrontó con una calma inspiradora. “Cada vez más gente me lo dice, que transmito mucha calma. Y pienso: ‘Qué bonito’. Porque ha sido un esfuerzo, lo he perseguido; soy muy nerviosa, y conociéndote, con terapia, perdonándote, va llegando esa calma”, expone.
A las preguntas lógicas de “a ver qué viene después”, “y ahora qué”, Almudena solo se respondía con entusiasmo: “Da igual, lo importante es que eso está hecho”. Como toda buena película, lo importante también es tener un buen comienzo y ella ya lo tenía. “Aquellas dos películas y la nominación fueron el refuerzo que necesitaba para decir: ‘Puedo dedicarme a esto, soy actriz”, expone. “Tengo bastante suerte, creo que me llegan propuestas chulas, estoy contenta con las películas que he ido haciendo. Confío mucho en mi intuición, en sentir si ese personaje es para mí o no soy la persona idónea. Aunque ahí también te puedes equivocar. Esto es como la vida, ¿no?”, reflexiona. “En estos años he aprendido a darme cuenta de que soy humana y de que, a veces, voy a cometer errores. No hay que tenerle tanto miedo al error y ser compasiva con una misma. Nadie lo quiere hacer mal, ¿sabes? He aprendido a confiar más en la intención, antes a lo mejor pesaba más el resultado, me fijaba más en lo externo, y cada vez veo que lo interno tiene más valor”.
Sus reflexiones parecen de alguien que llevara mucho en esta industria y este oficio y, sin embargo, hace solo ocho años, cuando tenía 22, que Almudena Amor decidió que al menos tenía que intentar ser actriz. Había hecho teatro de adolescente, pero abandonó su sueño y se decantó por estudiar Publicidad, compaginándolo con trabajos esporádicos de modelo que no le gustaban. “Vivimos en un mundo capitalista en el que, por todas las presiones, muchas veces no nos damos el espacio para decidir qué quieres hacer. Yo no tenía a nadie en mi entorno que se dedicara a algo artístico, para mí esto era algo impensable. Y a veces tampoco tienes las posibilidades de dejarlo todo e intentarlo; yo, en ese sentido, también he sido una privilegiada y mi familia me ha podido apoyar y pagar unos estudios de interpretación”.
Su intuición y, como admite, haber empezado con Paco Plaza —con quien ya lleva cuatro proyectos, el último de los cuales ha sido la serie de próximo estreno La suerte—, la han dirigido con frecuencia hacia el thriller y en ese camino se ha cruzado La mujer dormida, de Laura Alvea, la película que estrena el 31 de mayo, junto a Javier Rey. “Te asocian al género, sí, pero a mí me gusta mucho porque tiene algo muy físico y de tener que usar el doble de tu imaginación”, dice. En este caso concreto, además, “no es solo un thriller con punto clásico, toca un tema social” del que no se puede revelar mucho. “El otro día leía que cuanto menos puedes hablar de una peli de suspense, mejor será”, sonríe. También le apetecía trabajar por fin con una directora. “En este caso, creo que era muy guay que fuera una mujer porque se habla de una relación entre mujeres, hay una sensibilidad y un punto de vista particulares que sí he notado”, explica. “No sé si hay diferencias entre trabajar con hombres o mujeres, va con cada persona y su experiencia, pero sí es importante que las mujeres tengan voz y tengan poder, que les den buenos presupuestos, buenos guiones. Es algo casi único, por ejemplo, que Laura esté haciendo género, normalmente muy vinculado a los hombres”.
“No tengas miedo” fue el consejo que le dio Paco Plaza antes de empezar La abuela, en el que era su primer rodaje. “Irónico que te diga eso antes de hacer una de miedo”, se ríe la actriz. Pero le resultó útil en el set y lo sigue teniendo presente en esta vida que va muy rápido. “Sí, sí, porque los miedos se transforman y siempre aparecen con nuevos disfraces”, dice. “Yo tengo la suerte de que la gente a la que quiero ahora está bien, yo estoy bien, pero el miedo me viene de lo social, de la crueldad y la falta de empatía en el mundo, eso me genera auténtico terror… Si no empezamos a empatizar, a conectar, a volver a lo humano…”.
Ella le da mucha importancia a esas pequeñas cosas. Ahora, que está entre rodajes, se dedica a sus plantas, a pintar en un estudio compartido con amigos para prepararse para un futuro papel, a sus clases de danza, yoga… “Como rico, salgo con amigas”, enumera. Y estudia idiomas. En Duolingo, ahora se está volcando en aprender francés. “Sí, este año es el de los idiomas”, afirma. Amor, que ya conoció mundo como modelo (la única parte que le gustó de aquel trabajo), quiere viajar como actriz. La primera salida fuera de España ya la ha vivido: en Turn Up The Sun!, dirigida por el británico Jamie Adams, comparte cartel con James McAvoy. “Ha sido un sueño, hago de una bailarina de Moulin Rouge, y era todo improvisado, como muy experimental”, resume. Llegó hasta ahí gracias a El buen patrón. “El director la vio y me llamó”, cuenta. Y lo mismo pasó con el siguiente proyecto que rodará fuera —en esta ocasión en Australia—, como protagonista de una comedia romántica. “Soy como soñadora. Pienso que si puedes currar en España y también en el mundo entero, mejor”. Todo novedades, todo nuevas aventuras, todo seguir muy arriba.