Candela Peña: “Tuve que adelgazar para hacer de Rosario Porto y la gente me lo celebraba. Sigue habiendo mucha gordofobia”

Pasó tantas horas sentada en el cine soñando vidas ajenas que, dice, le resulta mucho más fácil creerse la ficción que la realidad. Los personajes que interpreta se adueñan de ella como en una posesión

Candela Peña lleva abrigo de pelo y cinturón cadena, todo de GUCCI.Txema Yeste

Candela Peña (Gavá, 48 años) se toma tan en serio la interpretación que el día que empezó el rodaje de la serie sobre el caso Asunta, que Netflix estrenará en primavera y en la que interpreta a Rosario Porto (la madre condenada por el asesinato de su hija adoptiva junto a su pareja, Alfonso Basterra, que se suicidó antes de cumplir condena), estuvo seis horas vomitando hasta que llegó una ambulancia. “Sentí que salió toda Candela y ya podía entrar esa señora”. A pesar de su trayectoria y su indiscutible estatus dentro del cine español, no es frecuente verla en portadas de revistas femen...

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Candela Peña (Gavá, 48 años) se toma tan en serio la interpretación que el día que empezó el rodaje de la serie sobre el caso Asunta, que Netflix estrenará en primavera y en la que interpreta a Rosario Porto (la madre condenada por el asesinato de su hija adoptiva junto a su pareja, Alfonso Basterra, que se suicidó antes de cumplir condena), estuvo seis horas vomitando hasta que llegó una ambulancia. “Sentí que salió toda Candela y ya podía entrar esa señora”. A pesar de su trayectoria y su indiscutible estatus dentro del cine español, no es frecuente verla en portadas de revistas femeninas, cosa que lleva años reclamando. “No por una cuestión de vanidad, sino por lo que significa”. Y nadie explica mejor que esta actriz monumental, ganadora de tres Goyas, qué significa: “La belleza, como otras cosas, viene dada. Yo soy la primera a la que le encanta una mujer o un hombre hermosos. Pero hay que darle espacio al talento, al tesón, a la pelea, a las guerreras. ¿Qué pensará el hombre que le dijo en Got Talent a Rosalía: ‘Tú no vales’? El éxito te embellece, metafóricamente”.

Y sin metáforas, a un nivel físico, ¿también?

A mí me gustaría contarle a una señora de un entorno rural de Extremadura que sí, que Jennifer Lopez tiene cincuenta y pico años y está estupenda, pero es que se hace muchísimas cosas, muchísimas. Que si tú te las hicieras también serías la pera limonera.

¿No ha notado ningún cambio de planteamiento en las revistas?

Sigue habiendo muchísimo edadismo, muchísima gordofobia. Ahora he tenido que perder 12 kilos para interpretar a Rosario Porto y la gente no paraba de decirme: “Estás muchísimo mejor”. La gente celebra mucho la delgadez.

¿Y le molesta?

Cuando era más joven tenía más presente la mirada externa, pero ahora ya ni con los señores. O sea, no tengo energía para la seducción en el sentido de que quiera convencer al mundo de que soy muy interesante. Me sigue gustando mi profesión, por eso me dejo los huevos en mi trabajo, pero no quiero competir en nada.

¿Recuerda cuándo fue ese punto de inflexión?

Vas madurando y vas siendo más coherente contigo misma. Yo me hice madre soltera y mi guerra empezó a ser otra. Tengo que tener presente que un trabajo se acaba y hay que tener otro. Ha habido decepciones personales y laborales que me han llevado a decir: “Pues mira, chico, esto es lo que soy. Quien lo quiera, bien, y quien no, también. No quiero pedir más perdón”.

La actriz lleva chaqueta de piel de DIESEL, zapatos de tacón en piel y medias de MANGO y gafas de sol de Isabel Marant.Txema Yeste

¿La prensa ha generado la idea de que usted es problemática?

Pues la prensa y los productores. Estaba acostumbrada a hacer cine, que es un director, un guion, todo cerradito. Pero ahora, al entrar dentro de estos mamotretos que son las productoras de series, te das cuenta de que eres un vehículo muy pequeño. Tienes que decir sí a series de ocho capítulos leyéndote solo el primero. Lees Superman, firmas y cuando te lo vuelven a pasar ya no vuelas. Eres solo el feo con gafas de la redacción. Por eso yo pido ver los guiones. Y eso es lo que les parece un problema. Pero no por repetir una mentira muchas veces se va a convertir en verdad. Yo lo único que he hecho es pedir guiones.

¿Le ha salido caro decir lo que piensa?

Mucho. Me han echado de dos series por pedir textos. Una, en concreto, con gente que con la que había estado a muerte y les había respondido en trabajos anteriores. Pero parece que nunca haces acopio para lo siguiente. Siempre tienes que empezar de cero y es muy complicado, sobre todo si te pilla en un mal momento.

¿Y qué le ayudó a remontar?

Cuando me quedé sin esas dos series estaba muy enfadada, porque tengo derecho a estar enfadada. Monté una función de teatro con Pilar Castro que se titula Contracciones y va precisamente de esto. Es una crítica de lo que el sistema te puede llegar a hacer tragar para conseguir trabajo. Luego, cuando me llamaron para la serie sobre el caso Asunta, fue para darme un papel de policía y pregunté: “¿Quién va a hacer de Rosario Porto?”.

¿Cómo los convenció de que Porto tenía que ser usted?

Pues como convenzo yo, con mi única herramienta: mi trabajo. Les pedí que me dieran tres semanas para prepararme la prueba.

¿Teme la reacción del público cuando vean a su Rosario Porto?

Yo he sido fiel a lo que ella dice, a sus textos, a sus cartas, a una mujer que se suicidó en la pandemia creyéndose inocente. Yo he construido a una mujer que se creía inocente y ahora el público que vea y decida. Cuando terminé de rodar subí una foto caracterizada como el personaje y recibí millones de mensajes insultándome. También ahí veo que hay machismo y misoginia. Porque con los villanos padres no pasa nada, los villanos hombres hasta generan una especie de admiración morbosa: piensa en Hannibal Lecter… Aquí de pronto también he notado mucho rencor social porque era una tía culta, de buena familia. Yo he hecho mi viaje, he construido a mi Rosario Porto como si yo fuera una Thermomix.

La actriz lleva abrigo de lana y bodi de punto y cuello alto, todo de Alaïa.Txema Yeste


¿Le da miedo tomar partido por ella injustamente?

Sí, pero es que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario y en este caso no pudieron demostrar lo contrario. Los condenaron, sí, pero por indicios, no por evidencias. Por eso lo que me interesaba era crear los espacios de privacidad, de intimidad, que tú no sabes lo que ahí sucedió. Ahí está mi creación. Eso sí, yo no he visto el montaje final.

La insultaban por las calles de Santiago, ¿no?

Mucho, cuando iba con la peluca: “¡Que estés ganando dinero con ese personaje asesino!”.

¿Y qué les decía?

Desde Rosario he sido una mujer completamente educada que no levanta la voz, porque yo he construido a una mujer enferma.

Porque una vez se ponía la peluca de Rosario, ¿Candela desaparecía?

Sí. Habrá gente que diga: esta es una pirada. Pero cada una encara la profesión como quiere. A mí no me metió nadie en esta industria, tengo vocación. Yo soy la hija de los del bar de Gavá, que cuando molestaba iba al cine. Creo mucho más en la mentira y en la fantasía que en la realidad.

Candela lleva jersey de cuello alto de Zara, pantalón de piel biker con bota de Balenciaga y gafas de sol de Ray-Ban. Txema Yeste

Cuando está dentro de una madre, ¿piensa en su propia maternidad?

No, pero sí veo qué personas son. La madre de Maricón perdido era una madre que enferma a su hijo, que lo esclerotiza. Rosario Porto el gran tomate lo tiene con su pareja y con su herida interna, que tiene que ver con haber dejado de ser la elegida de su padre. Yo vengo de un hogar donde no ha habido mucho apego. Mis padres cogieron un negocio pronto y a los tres meses me dejaron en casa de mi abuela. Eso, claro, ha hecho también que yo sea quien soy.

¿Ha llegado a hablar con su propia madre de esto?

Sí, lo que pasa es que a veces son procesos que hacen que acabes diciendo a los 40 lo que tenías que haber dicho a los 20. Yo entiendo ahora la herida de mi madre. Es una hija de 14 hermanos cocineros entre los que tampoco fue muy vista, con una madre machista que la obligaba a lavarles ropa y plancharles esos gorros imposibles. A mi madre le han enseñado a amar de una manera peculiar, ella me lo ha trasladado a mí y yo pues tampoco soy la perfecta amadora.

Sin embargo, nunca le dijeron lo que tenía que hacer

En absoluto. Creo que como a mi madre nunca le dieron espacio para hablar, ella me lo dio a mí. Y si en mi casa he podido hablar, en mi casa, que es lo sagrado, ¿por qué yo no voy a poder hablar en el mundo? Por eso quizá digo mis opiniones con total libertad, para ser vista.

En estas dos imágenes, la actriz lleva jersey y pantalón de cuero, ambos de FENDI, medias de MANGO y zapatos de LE SILLA.

¿Para hacer honor a su frase de Princesas: “Existimos porque alguien piensa en nosotros”?

No. Yo no hablo de hacerme notar. Hablo de que puedan ver cómo soy en toda mi dimensión.

¿Usted qué tipo de madre es?

Desde que me quedé embarazada tuve muy claro que quería estar muy pegada a mi hijo, pero no me pongo ninguna medalla. O sea, todas las madres podemos ser unas manipuladoras de mierda y como soy madre monomarental hago terapia para no joderle la vida a mi hijo porque quiero criar a una persona libre, sana y respetuosa.

¿Tampoco tiene ganas de seducir en una relación sentimental?

Yo no puedo contar más veces que yo soy la Pili del bar Frankfurt de Gavá. O sea, la gente va a ver lo que quiera ver. Si quieres pararte a verme, perfecto. Si no, pues es que no tengo energía de crear un personaje como cuando era joven, que me reinventaba para agradar al otro.

¿Y qué tal funciona?

Mal, claro. Mal, porque la gente prefiere a su prejuicio la idea que cada uno tiene a realmente ver lo que hay detrás y a tomarse la molestia, porque da pereza también.

La actriz luce un abrigo de pelo de ZARA y un vestido ajustado de Y/PROJECT.

Usted que viene de una familia tan trabajadora. ¿Se considera obrera?

Yo soy muy curranta, pero la maternidad sí me ha cambiado en eso. Antes iba de Isabelle Huppert por la vida: esperando a que llegase mi grandísimo papel. Hasta que Isabel Coixet, que es amiga, me dijo: “Es mejor hacer malas películas que no hacer películas. No te quedes en casa”. La Maura también me dijo: “De las malas películas no se acuerda nadie. Eres cómica y tienes buen pelo, así que tendrás carrera toda la vida”. Me encantó.

En la actualidad hay muchas niñas actrices que además de a la tiranía de los castings están sometidas a la de las redes sociales…

Esa guerra yo me la he saltado. Ester Expósito el otro día hizo un discurso que me gustó mucho y pensé, pues mira, ole sus huevos. Me pareció arte puro. Pero pienso que dentro de ella, pues tendrá su herida, su viaje, su tomatón. Imagínate.

¿Ha tenido ya la conversación del porno con su hijo?

Yo quiero que tenga una sexualidad sanísima por él y por las mujeres que vengan o los hombres o los elles, lo que él decida. Pero en su casa va a haber libertad y que sea consciente de que su cuerpo le va a dar alegrías al resto de su vida. Esto empieza hoy y no acaba.

Ahora que la serie se va a estrenar en 190 países, ¿fantasea con una carrera internacional?

Porque admiro muchísimo a ciertos actores argentinos, he fantaseado con poder trabajar en Argentina; pero lo de la carrera fuera es una mentalidad catetona, y más ahora con las plataformas. Yo lo que quiero son buenos personajes, donde me los den. Las alfombras rojas... no me flipo ya con eso. Ni con eso, ni con nada.

Candela Peña con chaqueta y pantalón de lana, todo de Isabel Marant.Txema Yeste

Créditos

Fotografía Txema Yeste
Dirección de Moda Juan Cebrián
Maquillaje y peluquería Natalia Belda (Mr. Perez) para Armani Beauty y Sebastian Professional
Manicura Lucero Hurtado
Diseño de set Virginia Sancho
Producción Cristina Serrano
Asistentes de fotografía Daniel Gallar y Daniel Carretero
Asistente digital Jessica Rodríguez
Asistente de estilismo Paula Alcalde

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