La adicción al amor existe y se puede evitar

Diversos estudios avalan que con el enamoramiento se activan las mismas áreas del cerebro que con las drogas y una respuesta a los estímulos que puede resultar adictiva

Ben Affleck y Jennifer Lopez el pasado marzo en Nueva YorkMEGA (GC Images)

Los tabloides estadounidenses llevan semanas especulando sobre los motivos de la posible ruptura entre JLo y Ben Affleck y entre las explicaciones más extrañas ofrecidas está la de la “adicción al amor” de ella. En el canal TMZ se han tomado tan en serio esta posible explicación que incluso han contactado con expertos en psicología y neurolóogos para comprobar no si ese el motivo de la potencial desavenencia en la pareja sino si existe tal adicción. Y a respuesta es sí. Los compuestos químicos que el cuerpo segrega ante el enamoramiento pueden ser más adictivos que una droga. Así lo sostiene por ejemplo la reputada antropóloga Helen Fisher, que lleva décadas investigando el amor y que asegura que entre 12 y 15 meses después de haberse iniciado el enamoramiento, ese torrente de hormonas decae. “El amor romántico, en el mejor de los casos, es una maravillosa adicción. En el peor de los casos, conduce a la depresión, al suicidio e incluso al asesinato. De hecho, nuestros estudios de escaneo cerebral muestran que cuando una persona se enamora, se activan las mismas áreas cerebrales que a los adictos a la droga”.

Sin embargo, hay quienes se enganchan a ese “chute” inicial y hacen todo lo posible para regresar a ese estado de euforia. Esas personas son quienes son adictas al amor. “Es posible llegar a tener “mono” de alguien, dado que al estar con esa persona, se liberan hormonas como la dopamina, la serotonina o las endorfinas, que hacen que el cerebro quiera más. Esta bomba química genera una sensación placentera que puede crear una gran necesidad de estar cerca de esa persona, buscando constantemente esa recompensa”, explica Ana Pérez, autora de ‘Cuídate para crecer’ (Montena, 2024).

Cómo se diferencia la dependencia emocional de la adicción al amor

Aunque es habitual vincular la adicción al amor con la dependencia emocional, Lara G Ferreiro, autora del ensayo ‘Adicta a un gilipollas’ (Grijalbo, 2023), quiere recalcar que en realidad, esa la dependencia no es necesariamente tóxica, cuando la adicción sí. “No es nocivo depender emocionalmente de la gente a la que queremos. La interdependencia entre adultos desde una perspectiva sana es maravillosa. La dependencia significa vinculación, pero el problema llega cuando entra en juego la adicción emocional, que es el enganche”, asegura la psicóloga.

“Es una adicción positiva cuando el amor de uno es recíproco, no tóxico y apropiado (es decir, cuando ninguno de los dos está casado con otra persona ni tiene otros problemas de estilo de vida inapropiados), y una adicción negativa cuando los sentimientos de amor romántico son inapropiados, tóxicos, no correspondidos y/o formalmente rechazados”, dice Fisher, que cree que el amor romántico debe ser tratado como una adicción. Señala que este tipo de amor no es sólo una adicción muy fuerte, sino un anhelo universal, pues casi todos los seres humanos lo experimentan en algún momento, algo que no se aplica a otras adicciones, como la ludopatía o el abuso de sustancias.

En su libro, Lara G. Ferreiro incluye un test para descubrir si el lector es adicto al amor. En el caso de que se sienta identificado con alguno de los siete puntos que la psicóloga enumera, las alarmas pueden activarse. Quien siempre termina dolido, triste y frustrado por sus relaciones sentimentales, quien ha permitido comportamientos tóxicos a sus parejas del pasado, quien se siente enganchado a su pareja como si fuera su droga emocional, aquella persona que lo aguanta todo con tal de que el otro le quiera, quien repite incesantemente el patrón propio de relaciones de pareja tóxicas y quienes no tengan suficiente autoestima, podrían tener una adicción amorosa. “La adicción emocional se caracteriza por un estado mental obsesivo, la necesidad irresistible de estar con la pareja, la pérdida del control sobre los impulsos, centrar la vida en otra persona y experimentar intensos deseos de consumir esa droga emocional, que no es otra que la pareja”, explica.

Ante la pregunta de por qué hay quienes viven el enganche amoroso de una forma mucho más peligrosa y tóxica, la psicóloga Ana Pérez señala que el desarrollo de una adicción es multifactorial, y que intervienen diferentes variables que pueden influir tanto en su aparición, como en su mantenimiento. Durante la primera fase de enamoramiento, la presencia de la dopamina (hormona del placer y bienestar) juega un papel importante, y Pérez indica que es a partir de entonces cuando entran en juego otros factores como la historia personal, las vivencias, la autoestima, los problemas de salud mental e incluso el apego. “El conjunto de estos factores determinará en gran medida la forma de este primer enganche, su intensidad, las decisiones que la persona tome y la forma en la que experimentará estas sensaciones. Por ejemplo, si una persona ha desarrollado apego inseguro en la infancia, esto puede afectar a su manera de relacionarse con su pareja. Si ha sufrido algún trastorno de ansiedad, depresión u otros problemas relacionados con la salud mental, puede ser más propensa a desarrollar este tipo de dependencia”, asegura. Si una persona siente que su validación depende de la aprobación de los demás debido a un bajo nivel de autoestima, puede ser más propensa a vincularse de forma patológica con su pareja. “Además, a nivel genético, hay personas que pueden estar predispuestas a desarrollar comportamientos adictivos”, añade.

Cómo superar una adicción amorosa

El tema ‘Can’t Get Enough’, de Jennifer Lopez, es en sí mismo una autoparodia de su adicción amorosa y de su incesante búsqueda para dar con el amor verdadero, esa que le ha hecho pasar por cuatro matrimonios. “Jennifer López se burla de su adicción al amor en Can’t ‘Get Enough’: ¿Qué piensa Ben Affleck?”, se pregunta la revista ‘People’. Al parecer, a la tercera no va la vencida, y depende de cada cual tirar la toalla o no…

Lo normal en este tipo de relaciones es que pese a que haya intentos de abandonar, el miedo y el malestar que genera la mera idea de romper haga que el adicto al amor se vea incapaz de salir de ahí, llegando a permitir abusos y humillaciones con tal de no perder el vínculo. Pero, ¿hay forma de salir de esta adicción? Ro Jiménez, autora de ‘Por qué duele tanto (Somos B, 2024), considera esencial que esa persona trabaje sus creencias y estructuras para re-aprender una nueva forma de relacionarse y sostener vínculos saludables a largo plazo. “Soy partidaria, sobre todo cuando trabajo con mujeres, de trabajar desde un enfoque que aborde la culpa por ‘no poder salir’, ya que ojalá fuera tan fácil, pero lamentablemente, hay todo un sistema social montado para que nos sintamos y seamos así, por lo que no es tarea sencilla!, advierte.

Ana Pérez asegura que es posible superar todas las adicciones, pero requiere trabajo y esfuerzo por parte de la persona que desea liberarse de ellas. “Para empezar, es fundamental que la persona acepte que tiene un problema; este reconocimiento es crucial para iniciar el cambio, ya que no se puede trabajar en algo que no se reconoce como un problema. La persona debe querer salir de esta situación y mantener una fuerte motivación durante el proceso”, explica.

Subraya la importancia de contar con un buen círculo de apoyo. “Es vital tener personas cercanas que le puedan ayudar, escuchar y sostener en momentos de crisis. Una red de apoyo significativa, que cuente amigos y/o familiares que entiendan lo que está ocurriendo y sean conscientes del estado en que se encuentra la persona, puede ser de gran ayuda. No es necesario pasar por este proceso en soledad. Recurrir a la ayuda de familiares, amigos o un profesional de la salud mental puede ser clave para el éxito en la recuperación”, aclara.

Indica que al ser habitual que quienes se enganchan al amor sufran una pérdida de identidad y autoestima, es esencial que trabajen su autonomía, enfrentándose a pasar tiempo consigo mismos y con otras personas, así como recuperando hobbies y actividades que solían disfrutar. Como es habitual que los adictos al amor enlacen relaciones sin solución alguna de continuidad, entrando entonces el denominado síndrome liana, es importante, matiza Pérez, que hagan un trabajo de introspección para saber dónde quieren llegar y quiénes quieren ser al superar la adicción, pues la dependencia amorosa puede conducir a la pérdida de identidad y autoestima.

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