Ammy Drammeh, la maquilladora de Chanel que nació en Sabadell
Creció imaginando mundos a los que evadirse y hoy recurre a esa herencia de fantasía para idear el maquillaje de la marca francesa. Concretamente a los parterres de extrarradio del barrio de su infancia, una zona generalmente olvidada como fuente de inspiración. En estas imágenes reinterpretamos su mirada
“Nací en Sabadell y en mi barrio había un bulevar entre bloques de pisos con grandes arbustos y árboles que iban creciendo naturalmente a lo largo de los años, todo muy salvaje, pero de alguna manera bonito; lo llamaban ‘la selva”, recuerda Ammy Drammeh (38 años), socia creativa global de maquillaje de Chanel y miembro de Cometes Collective junto a Cécile Paravina y Valentina Li. El trío de maquilladoras se encarga de aportar distintas miradas al color, para dar forma a una propuesta diversa. La de Drammeh se plasma ahora en Jardin Imaginaire, una colección que evoca sus memorias en el extrarradio. “Cuando el ayuntamiento se deshizo de aquella naturaleza, me quedé con todas las flores que mi abuela tenía en su balcón. Pasé muchas horas en ese jardín imaginario, fantaseando con otros mundos”.
Otro de esos universos a los que escapaba la creativa era el de la música: “Nací en los ochenta. Mi padre había migrado de Gambia en los setenta, conoció a mi madre y tuvieron tres hijos. Hoy las cosas han cambiado, pero entonces no había nadie que se pareciera a nosotros. La música fue mi forma externa, más allá de mi familia, de encontrar representación y aceptación, sobre todo a través de vídeos musicales. Creo que mi estética todavía se está desarrollando y seguirá evolucionando, pero en esencia aún resuena con los tonos metálicos y la mezcla de colores vibrantes de aquellos videoclips”. Nada presagiaba que acabaría dedicándose al mundo del maquillaje, hasta que un día, en el patio del colegio, descubrió que podía ser una profesión: “A una amiga le regalaron el libro de Kevyn Aucoin Making Faces, se lo llevó a clase y me lo dejó una semana. Al salir recreábamos los looks del libro con los pocos productos que tenía mi madre, aprendí lo divertido que podía ser el maquillaje y me abrí a un mundo posibilidades”.
Hoy las cosas han cambiado, pero entonces no había nadie que se pareciera a nosotros. La música fue mi forma externa, más allá de mi familia, de encontrar representación y aceptación, sobre todo a través de vídeos musicales
En ese volumen de 1997, el legendario maquillador escribe lo que parece una profecía dirigida a Drammeh: “Aparecen por todas partes expertos con dictados estrictos que asustan a la gente a creer que solo hay una manera de hacer las cosas: una aceptable y una no aceptable de llevar maquillaje. La policía de la cosmética. En un mundo en constante cambio, con diferentes etnias mezclándose, creo que el objetivo debería ser expandir la definición de lo que consideramos aceptable, normal y bello. El futuro pertenecerá a los que sean capaces de aceptar la belleza en todas sus formas”. Una visión precoz de la misma que encaja más en los códigos actuales que en los que prevalecían en los años noventa. Una consigna que está en la forma de entender el color de la catalana.
Miembro del colectivo de la marca francesa desde hace dos años, se mudó a Londres en 2010 para evolucionar su carrera como maquilladora. Allí ha trabajado con fotógrafos como Tim Walker, Mikael Jansson o Campbell Addy. Ahora, en el desarrollo de su colección para Chanel, ha querido encapsular todas sus referencias para fusionarlas con el sello de la casa de la camelia: “El maquillaje de Chanel tiene una variedad de tonos increíblemente versátiles que son neutros, atemporales, gustan a todos. Quería crear una colección que sirviera como el accesorio perfecto para ellos, para utilizarla como se usaría una bonita pieza de joyería sobre un vestido negro. Tonos vibrantes que están diseñados para ser divertidos y para aplicarse de maneras diferentes. Quería una textura y unos formatos fáciles de emplear, por lo que Stylo Ombre et Contour fue la respuesta perfecta a mis deseos”. El lápiz estrella de la maison se tiñe del verde de los brotes tiernos, del azul de las dalias o del celeste del cielo sobre los jardines de los recuerdos de Drammeh.