Esta imagen no se mueve pero puede provocar cambios en tu pupila
Un grupo de investigadores recoge los cambios que sufre el cuerpo al mostrar unas ilusiones ópticas de distintos colores
La imagen superior no se mueve. El agujero no se hace más grande, no se expande, ni hay mayor oscuridad de repente. Se trata de una ilusión óptica, y es una de las protagonistas de una investigación publicada recientemente en la revista Fronteirs in human neuroscience. El experimento ha consistido en mostrar esta imagen y otras del mismo estilo, pero con colores diferentes, y las reacciones ante estos estímulos muestran que, aunque no son imágenes reales, sino que se tratan de imágen...
La imagen superior no se mueve. El agujero no se hace más grande, no se expande, ni hay mayor oscuridad de repente. Se trata de una ilusión óptica, y es una de las protagonistas de una investigación publicada recientemente en la revista Fronteirs in human neuroscience. El experimento ha consistido en mostrar esta imagen y otras del mismo estilo, pero con colores diferentes, y las reacciones ante estos estímulos muestran que, aunque no son imágenes reales, sino que se tratan de imágenes ilusorias, el cuerpo del ser humano reacciona ante ellas. En este caso, y a través de un rastreador ocular, los científicos han demostrado cómo las pupilas cambian al observar estas imágenes ilusorias. Cuando el agujero es negro, lo que evoca una mayor oscuridad, las pupilas se dilatan, al igual que al entrar en una habitación a oscuras. En cambio, cuando el agujero central es de color, incluyendo el blanco, que sugieren una expansión de la luz, las pupilas de las personas se contraían. En el primer caso, la dilatación se dio de manera monótona, mientras que con los agujeros de colores las pupilas se contrajeron inicialmente con el contacto con la imagen, pero luego mostraron menos cambios. Además, las expansiones subjetivas eran más débiles en comparación con los agujeros negros.
Bruno Laeng, profesor de Neuropsicología Cognitiva en la Universidad de Oslo y uno de los autores de la investigación, defiende que esta adaptación es algo “útil”, como una forma de preparación para algo que va a suceder muy pronto. De esta manera se “está listo para actuar en el mundo”. Otra de las conclusiones que han obtenido estos científicos es que la realidad de las personas no es idéntica al mundo físico. “Tenemos que darnos cuenta de que no sabemos lo que hay ahí fuera. No tenemos una imagen perfecta del mundo físico. Nuestra mente nos da una versión de ello. Y hace todo lo posible para hacer una versión que funcione, que sea un éxito al interactuar con el mundo”, explica.
El experimento en el que se basa esta investigación consistía en mostrar 26 patrones estáticos con una región central elíptica en un fondo con puntos, creados por Akiyoshi Kitaoka, otro de los investigadores. La muestra estaba compuesta por 50 participantes con una visión normal de la Universidad de Oslo. Pero no toda la población experimenta estos movimientos ilusorios. En el trabajo también quedó reflejado: el 20% de los participantes apenas veía expansión o veía muy poca. Laeng explica que esto ocurre todo el tiempo en las ilusiones porque no todo el mundo interpreta, en este caso, las imágenes de la misma manera. “Una posibilidad es que, para que las ilusiones te afecten y la pupila se dilate, tienes que ver esta imagen bidimensional como si fuera una imagen tridimensional representada”. Para explicarlo recurre al ejemplo de las videollamadas en las que, a pesar de verse una imagen bidimensional, se sabe que realmente detrás hay una imagen tridimensional. “Si la gente hace lo mismo con nuestras ilusiones, entonces crea este movimiento, este efecto de animación. Sospecho que las personas que no experimentan eso lo interpretan como una imagen bidimensional y, por lo tanto, no hay razón para alarmarse y cambiar algo”.
Ignacio Morgado Bernal, catedrático emérito de Psicobiología en el Instituto de Neurociencias y en la facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, va más allá y defiende que incluso una misma persona, según el momento o la iluminación, puede ver estas ilusiones o no. “Probablemente, hace falta una determinada posición del ojo para verla y, sobre todo, hace falta una predisposición”, detalla.
Laeng explica que un ejemplo muy claro de las distintas maneras de interpretar una imagen fue la fotografía de un vestido que se hizo viral a principios de 2015. La sociedad se dividió entre los que creían que era azul y negro, mientras que el resto insistía en que era blanco y dorado. “Este es otro ejemplo que muestra que depende de cómo comiences a interpretar una imagen: descubres las características de la escena y, basándote en eso, concluyes algo. Aunque todos miran lo mismo, el cerebro construirá cosas completamente diferentes”. Esta imagen fue analizada y los resultados se publicaron en Current Biology. Los autores sugieren que estas diferencias en la percepción del color pueden tener su origen en la acción de mecanismos visuales que se utilizan para estabilizar los colores.
Las ilusiones ópticas llevan años intentando ser descifradas por los científicos. Este término se define como ilusiones caracterizadas por imágenes percibidas visualmente que difieren de la realidad objetiva, explica una investigación de 2011 publicada en la publicación japonesa Neuro-Ophthalmology. “El problema de las ilusiones ópticas, que son muchas, es que rara vez conocemos el mecanismo neurocientífico que lo hace posible”, explica Morgado Bernal. Estas pueden basarse, según detalla, en fenómenos que ocurren en la propia retina, es decir, dentro del ojo o en el cerebro, donde hay mucha más complicación.
Pero no solo son los humanos los capaces de ver estas ilusiones ópticas. Animales como los macacos rhesus, gatos, o leones, entre otros, también tienen la percepción de ilusiones en movimiento, según recoge un estudio publicado en Nature hace unos meses.
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