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Quien no llora no mama: batallas (legales) desiguales

No se pueden dar las cosas por perdidas desde el inicio. Uno no debería desistir de hacer valer sus derechos, sin intentarlo siquiera, por el mero hecho de considerar que su contrincante tiene una mayor envergadura.

Andoni Monforte, a la izquierda, fundador de Món Orxata, con Salvador Martínez, responsable de redes sociales de la empresa, en su sede de Alboraia. José Jordán

La historia de la humanidad está llena de batallas desiguales. Desde la famosa narración bíblica de David contra Goliat (Samuel I.17), hasta las más desconocidas campañas bélicas como la audaz estrategia de defensa de Galicia en 1809 contra la invasión de las tropas napoleónicas. La expresión artística y literaria también refleja esta empatía del ser humano por las batallas desproporcionadas. A muchos nos puede venir a la mente el cuadro David y Goliat de Tiziano (1477-1576) o, sin ir tan lejos, los cóm...

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La historia de la humanidad está llena de batallas desiguales. Desde la famosa narración bíblica de David contra Goliat (Samuel I.17), hasta las más desconocidas campañas bélicas como la audaz estrategia de defensa de Galicia en 1809 contra la invasión de las tropas napoleónicas. La expresión artística y literaria también refleja esta empatía del ser humano por las batallas desproporcionadas. A muchos nos puede venir a la mente el cuadro David y Goliat de Tiziano (1477-1576) o, sin ir tan lejos, los cómics de Astérix y Obélix o la oscarizada película de Braveheart.

Tradicionalmente, la reina de las cruzadas desiguales es -y en cierto modo lo sigue siendo- la disputa contra el Estado. Un enfrentamiento judicial contra la Administración Pública puede suponer un largo, desbastador y, lo peor de todo, incierto proceso. Hoy en día, el mundo ha cambiado e iniciar una contienda contra una gran corporación es, en parte, aventurarse en una viaje judicial más duro si cabe que enfrentarse al Estado.

En este sentido, estos días ha sido noticia la demanda interpuesta por una empresa valenciana, Món Orxata, contra Facebook. Esta valiente empresa ha demandado al gigante tecnológico por clausurar su cuenta en la red social sin un aparente motivo para ello. El procedimiento sigue en marcha, pero la empresa Món Orxata ha conseguido, que no es poco, que el juicio tenga lugar en España y no en California (EE UU), tal y como establecen los términos y condiciones de uso de la red social americana.

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Esta victoria, aunque inicial, es alentadora porque, igual que sucede en las narraciones bíblicas, demuestra que es posible vencer al grande.

Otro reciente ejemplo del que la prensa española se ha hecho eco es el de la victoria de una modesta productora holandesa, MC&F, contra el gigante europeo de la comunicación y el entretenimiento, Mediaset, por los derechos de propiedad intelectual del programa televisivo Pasapalabra. Esperemos, no obstante, que el programa vuelva pronto.

En enero de 2019, incluso la mismísima McDonald's, perdió la controversia por el uso de la marca Big Mac con motivo del procedimiento seguido ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (o EUIPO por sus siglas en inglés) contra una pequeña cadena irlandesa de comida rápida, Supermac's.

En cualquier caso, y al margen de casos excepcionales o especiales como los planteados, es justo indicar que, con la revolución digital, las grandes multinacionales han implementado canales de resolución de controversias y solución de problemas con unas tasas de eficacia altísimas. Por ello, no hemos de pensar que toda reclamación que se inicie contra una multinacional acabará en tribunales como la de la empresa horchatera de Valencia, sino que muchas veces, la propia empresa puede brindarnos la solución.

En definitiva, el propósito de este artículo no es otro que recordar al lector que no se pueden dar las cosas por perdidas desde el inicio, pues uno no debería desistir de hacer valer sus derechos, sin intentarlo siquiera, por el mero hecho de considerar que su contrincante tiene una mayor envergadura. De hecho, un conflicto puede suponer una oportunidad de negocio para todas las partes si se encauza correctamente (el win win), pero esto ya sería tema para otra lectura.

Sergio de Juan-Creix es abogado experto en derecho digital y profesor-colaborador de la UOC 

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