La máquina que reta al hombre para debatir

IBM presenta una inteligencia artificial todavía en desarrollo, Project Debater, programada para construir un discurso con argumentos en favor y en contra sobre asuntos complejos y polémicos

El primer ministro soviético, Nikita Jrushchov, se dirige a las Naciones Unidas el 12 de octubre de 1960.Getty Images

La competición entre inteligencia artificial y seres humanos lleva décadas encima de la mesa. El hombre contra la máquina. Tanto Deep Blue, que venció en una partida de ajedrez a Gary Kasparov, como Watson, convertida en concursante en el programa de televisión Jeopardy, fueron de los primeros proyectos en retar públicamente a la sociedad. Más allá de atemorizar a algunas personas con una posible rebelión de robots, la tecnología demostró cómo un ordenador procesaba en poco tiempo una cantidad ingente de información. Sin embargo, ...

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La competición entre inteligencia artificial y seres humanos lleva décadas encima de la mesa. El hombre contra la máquina. Tanto Deep Blue, que venció en una partida de ajedrez a Gary Kasparov, como Watson, convertida en concursante en el programa de televisión Jeopardy, fueron de los primeros proyectos en retar públicamente a la sociedad. Más allá de atemorizar a algunas personas con una posible rebelión de robots, la tecnología demostró cómo un ordenador procesaba en poco tiempo una cantidad ingente de información. Sin embargo, la comprensión del lenguaje no estaba entre sus virtudes. Mucho menos expresarse con complejidad. El proyecto de IBM Project Debater pretende echar esto por tierra y ya ha lanzado el guante a los humanos. 

Lo que les espera a las dos personas que debatirán con Project Debater es una máquina negra parecida a un tótem, de metro y medio de altura y con tres círculos que se juntan para emular una boca. Los temas planteados: subsidiar la carrera espacial y fomentar la telemedicina. En esta ocasión, la inteligencia artificial se mostrará a favor en ambos casos; aunque podía haber argumentado justo lo contrario. “Se trata de enseñar las dos caras de la moneda para que cada uno tome su propia decisión. No es ni blanco ni negro, como muchas cosas con las que nos topamos en la vida. Queremos que este sistema viva en esa zona ambigua y subjetiva”, explica Ranit Aharonov, directora del proyecto.

Aunque todavía sigue en fase de desarrollo desde que IBM comenzara hace seis años con el desarrollo, el dominio del lenguaje durante el debate es casi impecable. Construye una argumentación con frases complejas, aporta datos –trabaja con 300 millones de artículos científicos y de prensa– y se atreve a anticipar los argumentos del oponente. Hasta suelta algún chiste apto para tecnólogos como que tenía que respirar para quitarse los nervios, pero que no puede porque es una máquina. “Es fascinante. Coger fragmentos de diferentes fuentes y unirlos en una estructura coherente y fluida es un logro más que significante”, razona Chris Reed, profesor de la Universidad de Dundee y experto en inteligencia artificial desde hace más de 20 años.

Inteligencia artificial para conversaciones telefónicas

La comprensión del lenguaje y la interacción más o menos real con los seres humanos ha sido uno de los mayores retos para la inteligencia artificial. Google, con su sistema Duplex, consiguió mostrar cómo ha avanzado este campo a pasos agigantados. La máquina reservó una cita en una peluquería sin que la encargada, en ningún momento, se percatara de que era un robot lo que tenía al otro lado del teléfono. De todas formas, hay que tener en cuenta que esta herramienta está solo pensada para reservas de servicios, lo que acota el contexto de preguntas y respuestas para hacer todo el proceso más manejable.

El debate dista de un intercambio dialéctico constante. Pese a que replica a su oponente argumentando con total naturalidad, Project Debater necesita un par de minutos para procesar las respuestas que provienen del otro atril, las intervenciones hay que establecerlas y dejar que cada uno exponga su postura en forma de monólogo. Aunque, como afirma Aharonov, la idea de este sistema no es construir un paquete para debatir en el que la máquina esté incluida. “Pretendemos que tenga relación con los procesos de toma de decisiones. Que muestre las ventajas e inconvenientes sobre asuntos en los que no existe una respuesta clara”, añade.

¿Un robot en el Consejo de Ministros?

Puestos a imaginar, cabe la posibilidad de que a largo plazo Project Debater aparezca en medio de un Consejo de Ministros para debatir con los políticos. O como un tercer candidato en los debates presidenciales de Estados Unidos. Tal y como sugiere Reed, más que fijarnos en las capacidades retóricas que ha adquirido, que son bastante limitadas, la clave radica en pensar cómo utilizarla para mejorar la argumentación. “Tiene una gran aplicación potencial en situaciones en las que un equipo humano puede tomar decisiones basadas en diferentes alternativas. Esta inteligencia artificial puede tener peso en departamentos legales, gabinetes médicos y consejos directivos por ejemplo”, comenta. 

Garry Kasparov (izquierda) se sujeta la cabeza mientras el científico de IBM, Joseph Hoane, mueve una ficha al dictado de la computadora de IBM Deep Blue en la sexta y última partida de su enfrentamiento el 11 de mayo de 1997 en Nueva York. Kasparov se rindió tras 19 movimientos y Deep Blue ganó 2,5 frente a 3.5.
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Las posibilidades abiertas por esta inteligencia artificial no deben entenderse como una tecnología que suplante la toma de decisiones por parte de los seres humanos. Al menos así lo sugiere Aharonov. Se trata más de una herramienta capaz de manejar un lenguaje complejo y de apoyo para cuando existe un debate sobre asuntos en los que se requiere mayor información. Para evitar cualquier intoxicación en el rastreo de documentos y llegar a conclusiones alejadas de la realidad, Project Debater cuenta con cierta protección ante las fake news. “Está programada para que sepa quiénes están defendiendo una postura y quiénes están detrás de estos argumentos”, expone la directora del proyecto.

El futuro que le espera a este sistema es mejorar sus habilidades comunicativas, interactuar con mayor naturalidad con sus oponentes y seguir formándose acerca de más temas sobre los que debatir –si no tiene suficientes datos, avisa de que no está preparado–. El salto mostrado con la capacidad de comprensión resulta innegable. Esta inteligencia artificial va más lejos de pedir una canción, cambiar de canal o saber el tiempo. “En nuestro presente, donde todo es absolutamente colaborativo, si quieres una interacción más compleja y sofisticada, Project Debater es un buen camino sobre el que construir”, concluye Chris Reed.

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