Sánchez confiesa su inspiración en el proyecto moderno y europeo de Costa

Los presidentes socialistas de España y Portugal refuerzan su visión "ibérica" en Europa sobre inmigración, el euro y las conexiones energéticas

Antonio Costa junto a Pedro Sánchez.Vídeo: ANTONIO COTRIM (EFE) / EFE

Pedro Sánchez pudo cumplir al fin su deseo de expresarle en persona al primer ministro portugués, el también socialista Antonio Costa, que ha sido una fuente de inspiración para él por su manera de encarar el proyecto "progresista, modernizador y europeísta" que tiene para su país. El presidente español anhela esa misma visión para España. Y defiende que algunas políticas e iniciativas que se esgrimen por Costa desde Portugal, como la lucha contra la precariedad laboral, los acuerdos sociales y la redistribución de la riqueza, las quiere hacer suyas en España. A Sánchez no solo le agradan las ...

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Pedro Sánchez pudo cumplir al fin su deseo de expresarle en persona al primer ministro portugués, el también socialista Antonio Costa, que ha sido una fuente de inspiración para él por su manera de encarar el proyecto "progresista, modernizador y europeísta" que tiene para su país. El presidente español anhela esa misma visión para España. Y defiende que algunas políticas e iniciativas que se esgrimen por Costa desde Portugal, como la lucha contra la precariedad laboral, los acuerdos sociales y la redistribución de la riqueza, las quiere hacer suyas en España. A Sánchez no solo le agradan las orientaciones políticas de Costa sino especialmente sus formas y su talante. Costa gobierna en Portugal con un partido similar a Podemos y Sánchez aprovechó para argumentar que le gustaría impulsar en España más acciones políticas con la formación que lidera Pablo Iglesias.

Era una visita esperada y pendiente, que Sánchez intentó en el pasado varias veces y que se frustró por diversos motivos. Los jefes de gobierno ahora de España y Portugal ya habían coincidido en el pasado en actos de los socialistas europeos, en Bruselas, y la semana pasada en la cumbre comunitaria. Aquella fue una sesión larga e intensa que sirvió para comprobar que junto a los intereses comunes en varios ámbitos podría fructificar, además, alguna estrategia conjunta.

Costa, para empezar, se adhirió a la alianza que tejieron el español Sánchez y el presidente francés, Enmanuel Macron, en París, para encarar soluciones conjuntas y europeas a la actual crisis migratoria. Costa abogó también por la necesidad de dotar a la Unión Europea de "una nueva vitalidad, más fuerte y más unida, para enfrentar esos grandes retos" y con un espíritu solidario. Fueron palabras muy similares a las utilizadas estas semanas atrás por Sánchez.

El jefe del ejecutivo español agradeció a Costa su respuesta, su actitud y su proyección al "lanzar ese mensaje de compromiso ibérico con un país y un gobierno hermano". Fue ahí cuando alabó las políticas de Costa, "su tono y sus buenos deseos". Y cuando reconoció que para su labor se ha "inspirado mucho" en sus actuaciones y en su "proyecto progresista, modernizador y europeísta, que es el que queremos para España". El líder del PSOE defendió que ambos países, gobiernos y partidos "tienen muchos puntos en común" y mencionó expresamente la respuesta al fenómeno de la inmigración. Portugal va a organizar al respecto una cumbre euroafricana el próximo10 de julio y aunque Sánchez no acudirá España sí enviará representación.

En la cita en la que Pedro Sánchez sí estará será la prevista para el 27 de julio, en Lisboa, con Francia, para abordar el tema recurrente de las conexiones energéticas entre la península ibérica y el territorio francés. El presidente español reveló que Costa fue el primer mandatario extranjero que le llamó a La Moncloa en cuanto triunfó en España la moción de censura que le llevó al poder y ya le anticipó entonces la necesidad de que se desplazase a esa cumbre enérgética con Macron. El presidente francés aprovechará el viaje para pararse el día anterior, el 26 de julio, en Madrid y cumplimentar a Sánchez con una visita oficial en La Moncloa.

Sánchez quiere cuidar al máximo una relación privilegiada ahora con Macron, especialmente en este momento de debilidad de la Unión Europea y de crisis interna de la canciller alemana Angela Merkel, y ese eje pretende alargarlo hasta Lisboa, sobre todo para contar en algunas ocasiones con el apoyo de otro dirigente socialista en Europa. España organizará en el segundo semestre de 2018 la cumbre bilateral con Portugal, que estaba pendiente.

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Los piropos entre Sánchez y Costa fueron variados. Es verdad que en el pasado Costa también engarzó una relación muy especial y particular con el expresidente conservador español Mariano Rajoy, del PP. El propio líder del PSOE aceptó que los lazos entre los dos países trascienden lo partidista e ideológico. Eso sí, no se privó de subrayar: "De mi amigo Antonio aprendo todos los días". El jefe del ejecutivo portugués también confesó que esa relación especial se ha cimentado desde la transición democrática en España y luego tras su entrada conjunta en la UE, en el euro y sigue vigente ahora en muchas citas de la Comisión y el Consejo Europeo. Pero Costa sí quiso dejar constancia de un aviso hacia las corrientes nacionalistas y populistas que están frenando ahora el proyecto europeo: "Hay más ambición que presupuesto y tenemos que tener un proyecto común a la ambición de Europa".

Pedro Sánchez, incitado por esa idea, intentó insuflar algo de optimismo frente a los escépticos que solo destacan ahora los problemas de esta Europa en crisis. El presidente español sostiene que "Europa tiene más resiliencia de lo que parece ante la opinión pública y de lo que algunos desearían" aunque, eso sí, alertó de que "con los egoísmos nacionales y las respuestas unilaterales no se puede progresar porque somos demasiado pequeños para los desafíos globales". Frente a los que han cuestionado que Sánchez ha sido demasiado complaciente y buenista en su estreno en las cumbres europeas, y en particular por los acuerdos que suscribió con Alemania para acoger algunos refugiados procedentes de ese país, el líder español ratificó su "actitud constructiva y leal de decir claramente las cosas" pero no "aquiescente con la Unión Europea".

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