Vacuna contra el odio en las aulas

El Gobierno vasco retoma los encuentros entre estudiantes y víctimas del terrorismo Solo ocho centros aceptaron acoger las citas y el actual Ejecutivo quiere promocionar el plan

De derecha a izquierda, Julen Mendoza, alcalde de Rentería (Bildu) junto al portavoz del PP, José Manuel Herzog; Rosa Rodero, viuda del asesinado sargento de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea, y Javier Asla, tío del niño Fabio Moreno, que murió en un atentado de ETA.javier etxezarreta (EFE)

Las víctimas de ETA, de los GAL y de los abusos policiales entrarán en las ikastolas (educación integral en euskera), los centros públicos y los concertados para que los jóvenes estudiantes vascos, de 4º de ESO y de Bachiller, se empapen del conocimiento de los derechos humanos y el sufrimiento de las víctimas del terrorismo en una comunidad que ha padecido el azote de la violencia terrorista du...

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Las víctimas de ETA, de los GAL y de los abusos policiales entrarán en las ikastolas (educación integral en euskera), los centros públicos y los concertados para que los jóvenes estudiantes vascos, de 4º de ESO y de Bachiller, se empapen del conocimiento de los derechos humanos y el sufrimiento de las víctimas del terrorismo en una comunidad que ha padecido el azote de la violencia terrorista durante décadas. La Secretaría de Paz y Convivencia del Gobierno vasco pretende dar un impulso a este plan preventivo contra la violencia, que retoma otro diseñado en la etapa de Gobierno del socialista Patxi López: “Es toda una lección de derechos humanos y de empatía con las víctimas y de vacuna contra el odio”.

La primera sorpresa es que el plan de la anterior legislatura se realizó solo en ocho de los centenares de centros educativos de Euskadi. Y entre esos ocho solo había una ikastola y un colegio público. Por lo que, más que del desarrollo de un plan, puede hablarse de una experiencia-piloto.

Algunos docentes reconocen que el magro alcance del plan fueron las reticencias de muchos profesores hacia el Gobierno socialista apoyado por el PP, así como el temor a que los encuentros en las aulas entre víctimas y estudiantes se desbordaran y acabaran en conflicto. “No hay que olvidar que en las aulas del País Vasco puede haber estudiantes que tienen familiares o personas próximas que han sido víctimas de ETA y otros alumnos que son próximos a víctimas de grupos parapoliciales o de torturados en un cuartelillo”, señala un profesor.

Las víctimas de abusos policiales, a debate

a decisión de la Secretaria de Paz y Convivencia vasca de introducir a las víctimas de los abusos policiales, junto a las de ETA y de los grupos parapoliciales, en los encuentros en las aulas vascas ha levantado los recelos del PP y del PSE. La Fundación Fernando Buesa, próxima al PSE, no se opone a la presencia de víctimas de los abusos policiales, pero teme que se mezclen las causas de la victimación porque “es totalmente diferente el objetivo político de ETA —destruir el Estado de derecho e imponer un proyecto totalitario y excluyente— que la muerte en un control de carretera o los abusos en una comisaría por parte de funcionarios públicos en el ejercicio ilegítimo de sus funciones”, señalan.

Jonan Fernández, de la Secretaría de Paz y Convivencia del Gobierno vasco, no ve motivo para los recelos. Asegura que decidió incluir a las víctimas de los abusos policiales en coherencia con la decisión del anterior Gobierno vasco de reconocer por decreto a dichas víctimas de modo oficial.

Otros docentes ponen el acento en que los responsables del plan de encuentros de la etapa anterior mantuvieron un tono de reproche por su “escaso compromiso” en el rechazo del terrorismo. Pero, pese al pobre resultado del plan, el Gobierno vasco va a impulsarlo. Jonan Fernández, titular de la Secretaría de Paz y Convivencia, cree muy importante este programa por “lo que tiene de rechazo a la violencia frente a la convivencia” en una comunidad que la ha sufrido tantos años.

Lo que diferencia a la juventud de Euskadi de la de otros lugares es que ha vivido la violencia. Si no se trabaja educativamente, puede reaparecer de otro modo, según señala Fernández. Y, como ejemplo, apunta lo sucedido en El Salvador, en donde tras la guerra civil surgieron, posteriormente, las maras (pandillas).

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Además, con el cese definitivo de la violencia de ETA, se dan condiciones más favorables. A la par, mantiene otro argumento pragmático: “En los centros en los que se han dado encuentros entre víctimas y estudiantes, los resultados han sido muy buenos en el objetivo de rechazo del odio y de favorecer la convivencia”.

Fueron 15 las víctimas del terrorismo que se prestaron en la anterior legislatura a comparecer en las aulas a explicar sus vivencias y se decidieron a hacerlo tras pasar por un curso de preparación a cargo de especialistas elegidos por el Gobierno vasco.

Algunos docentes admiten sus recelos por el temor a conflictos

Solo una de las víctimas lo fue de un grupo parapolicial, del Batallón Vasco Español (BVE). Pero la mayoría lo fueron de ETA, el grupo terrorista predominante en el País Vasco en las últimas decenas de años. Ahora se ampliará a las víctimas de abusos policiales sufridos antes de la promulgación de la Constitución de 1978.

También continuará una de las figuras clave en la organización de los encuentros, Galo Bilbao, doctor en Teología por la Universidad de Deusto. Y se mantendrán los tres formatos: encuentros personales; emisión de grabaciones de víctimas y representaciones teatrales.

Los testimonios han estado desprovistos de politización. Han consistido en un relato en primera persona del drama vivido; del cambio que había supuesto en su vida la tragedia familiar que, en el País Vasco de los años setenta y ochenta se traducía, en numerosos casos, en abandono y oprobio social. Y, finalmente, en cómo afrontar la salida. El mensaje de las víctimas coincide en animar a la recuperación de la autoestima para vivir con normalidad; en superar la situación de victimismo y en la creencia de que toda persona puede evolucionar.

Precisamente, lo que ha estimulado al Gobierno vasco es el impacto tan favorable para la convivencia en los estudiantes: empatía con las víctimas del terrorismo; la vivencia de lo que supone la vulneración de los derechos humanos, a través de un relato vivo, y el mensaje de la superación del trauma sin olvidar lo sucedido.

Para las víctimas que han participado en los encuentros, el reto se presentaba muy duro. Pero, al final, resultaron “muy reconfortantes” y mantienen relación con los alumnos a través de cartas.

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