La banca pide a Merkel que reconozca las reformas

“Los mercados no las valoran”, alega Francisco González, presidente del BBVA. Cándido Méndez: "Diría que la reunión no ha servido para suavizar la posición de Merkel"

“Le pido que reconozca las reformas emprendidas en España que los mercados no reconocen”, le dijo Francisco González, presidente del BBVA, a Angela Merkel en el turno de preguntas que concluía la cumbre empresarial hispanoalemana celebrada ayer en La Moncloa. González había sido elegido, junto a Ignacio Sánchez Galán (presidente de Iberdrola) y Alfredo Sáenz (vicepresidente del banco Santander) para intervenir en el debate junto a tres empresarios alemanes tras los discursos de la canciller y del presidente del ...

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“Le pido que reconozca las reformas emprendidas en España que los mercados no reconocen”, le dijo Francisco González, presidente del BBVA, a Angela Merkel en el turno de preguntas que concluía la cumbre empresarial hispanoalemana celebrada ayer en La Moncloa. González había sido elegido, junto a Ignacio Sánchez Galán (presidente de Iberdrola) y Alfredo Sáenz (vicepresidente del banco Santander) para intervenir en el debate junto a tres empresarios alemanes tras los discursos de la canciller y del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.

González, además, agradeció el apoyo mostrado en la cumbre por las empresas alemanas, para destacar después que el modelo de banca que han creado en España funciona y, “sin apoyos de nadie, son líderes”, tras mencionar que los problemas del sector provienen de la gestión de las cajas. Previamente, Sáenz, que recordó que el Santander es el cuarto banco en Alemania, había insistido en la necesidad de que se acelere la creación del supervisor único, de un fondo de garantía y de resolución comunes para la banca, también como avance en la integración europea.

Sánchez Galán, que fue el primero de los españoles en intervenir, advirtió de que “se está produciendo una fuga de inversores de las compañías eléctricas de la zona euro para entrar en las de Estados Unidos, Reino Unido o países emergentes” porque los inversores no perciben la estabilidad regulatoria necesaria. En ese sentido, pidió más convergencia en el mercado energético, al que considera un “eslabón fundamental de la construcción europea”.

Las tres intervenciones de los representantes alemanes corrieron a cargo de los presidentes de Volkswagen, Martin Winterkorn; de Siemens, Peter Löscher, y de Daimler, Dieter Zetsche. “Es decir, por España grupos de servicios; por Alemania, tres industriales puros. Hasta en esas cosas se nota la diferencia”, comentaba un empresario español. “Pero es lo que hay”, añadía. Uno tras otro mostraron confianza en el potencial de España, alabaron las medidas y las reformas emprendidas, defendieron la permanencia en el euro y aseguraron que siguen dispuestos a invertir en España. Esa circunstancia se vio reflejada en un comunicado de VW difundido al acabar la cumbre que subrayaba el compromiso del grupo automovilístico con su filial española, Seat.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y la canciller alemana, Angela Merkel, habían llegado a la hora fijada al Salón de Tapices del Palacio de La Moncloa, donde los asistentes a la cumbre empresarial ya habían terminado el almuerzo. El encuentro estaba minuciosamente pautado, con un comienzo tempranero, más a la alemana que a la española; cuatro mesas redondas sucesivas, la comida y los discursos de los dos líderes de 10 minutos cada uno para luego entrar en un debate en el que hasta las seis intervenciones citadas también estaban programadas.

Rajoy y Merkel cumplieron en el discurso; pero el tiempo se les fue en el debate más de media de hora, lo que provocó que la canciller advirtiera dos veces sobre esa circunstancia y que el presidente se mostrara ostensiblemente nervioso. El retraso provocó que Merkel tuviera que suspender una reunión que tenía prevista con los secretarios generales de UGT y CC OO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo respectivamente, presentes en la cumbre, y con los que estrechó relaciones en una entrevista conjunta en Berlín el pasado julio.

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El comedor se dispuso con una mesa imperial, presidida por el ministro de Industria, José Manuel Soria, y en la que se sentaron los intervinientes, los representantes de las patronales organizadoras del evento y los líderes sindicales de uno y otro país. Alrededor, una decena de mesas redondas de 10 miembros, en las que se distribuyó la centena de asistentes (25 empresas españolas, otras tantas alemanas y representantes de los Gobiernos y las organizaciones empresariales). La comida duró una hora, tras la que el presidente de la patronal española, Juan Rosell, y de la alemana, Peter Keitel, leyeron las conclusiones cada uno en su idioma y ya con la presencia de Merkel y Rajoy, acompañados por la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría.

Merkel pudo extraer dos conclusiones, y en ello coinciden los sindicatos y los empresarios consultados: que la economía real española está mejor de lo que dicen los mercados, y los empresarios alemanes lo saben; y que, si se desnudan las intervenciones de los halagos a las reformas emprendidas por Rajoy y otras lindezas que se han desgranado en el encuentro, se entiende que lo que están pidiendo es más inversión en general, y en concreto en I+D+i, más formación (se alabó reiteradamente la formación dual alemana que permite que los estudiantes puedan trabajar al mismo tiempo) y mejorar la financiación. Méndez, al respecto, incidió: “Si se me pregunta si ha servido para suavizar la posición del Gobierno alemán con España, yo diría que no”.

Y es que Merkel se mostró ambigua en sus respuestas sobre la postura futura con España y en los temas centrales, como el posible rescate. No obstante, dejó clara su postura cuando dijo que el BCE debe centrarse en su función; es decir, el control de los precios y de la estabilidad financiera. A su juicio, un cambio tendría profundas consecuencias y supondría la inclusión de nuevas funciones y la contratación de más de 1.500 funcionarios. Quizá algo que no quería oír Rajoy.

Asimismo, reconoció los cambios iniciados en España y que es el camino, pero insistió en que eso no significa que hay que dejar de apretar “para resolver el futuro a las nuevas generaciones” y que hay que incidir en mejorar la competitividad. Al fin y al cabo, a Merkel le interesa que España, donde las empresas alemanas tienen invertido 31.000 millones en capital, vaya bien. Como ejemplo, el presidente de Bayer Hispania, Rainer Kraus, dijo ayer que su fábrica de Asturias hace el principio básico de los 200 millones de aspirinas que el grupo vende al día en el mundo.

Lo importante para Rajoy, en todo caso, es que los empresarios alemanes subrayaron ante Merkel que les interesa España y que van a seguir invirtiendo. “Al presidente le ha salido bien la cumbre. Este tipo de encuentros corren el peligro de convertirse en una paletada; pero hay que reconocer que el paso de los principales grupos alemanes le ha dado mucho valor”, concluía otro empresario.

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