Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

La ‘naturación’ urbana, una herramienta para vivir mejor

Paisajismo, amortiguación de la contaminación y el ruido, reducción de la isla de calor... La creación de infraestructuras verdes son parte de la recuperación de ciudades de hormigón y cemento

Una de las terrazas verdes de Lausana, Suiza.Isabel de Felipe

El reto de lograr un bienestar social de forma viable, siguiendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tiene como punto de partida las soluciones basadas en la naturaleza, siendo la naturación una de las facetas más relevantes. Naturar es la acción de incorporar los ecosistemas en nuestro entorno, tanto la flora como la fauna. Como toda acción humana, los proyectos de infraestructuras verdes, derivados de esta, están sometidos a éxitos y errores.

Los urbanitas buscamos mejorar nuestro entorno a través de unos objetivos políticos, socioeconómicos y medioambientales a corto, medio y largo plazo. En los últimos tiempos, estamos reconociendo el interés de las infraestructuras verdes, pasando así de la admiración por los entornos grises de hormigón, hierro y cristal, como exponentes de la modernidad, a la fiebre verde.

El concepto de verde supera la mera noción de color. El paisaje verde es inclusivo y puede abarcar los horizontes marrones o amarillos de nuestros campos manchegos. Se califica de energías verdes a las no contaminantes, pero en las que, recientemente, se incluye la nuclear. Además de la fiebre popular por lo verde y su imagen positiva –que ya incluyen muchas políticas empresariales– subyace el interés económico como herramienta para captar ciertos flujos financieros.

Son numerosos los proyectos urbanos fallidos, por diversos motivos, que aparecen como muestras esqueléticas en el paisaje ciudadano. Tenemos ejemplos en el escenario español de construcciones abandonadas que no han llegado a inaugurarse o que han quedado fuera de uso, como el caso de fábricas u oficinas. La naturación urbana puede ser un instrumento para su recuperación, transformándolas en hábitats saludables a costes asequibles. Ciudades como Detroit, en Estados Unidos, han visto el resurgir de la agricultura urbana sobre los restos de una ciudad fantasma, antigua meca de la industria automovilística.

En el sector público, la Administración –especialmente la local– comete errores por acción o inhibición en la planificación y ejecución de zonas verdes. Por ejemplo, en la falta de adjudicación, control y seguimiento de los recursos económicos. El desajuste entre objetivos y medios facilitados y la corrupción en la asignación de proyectos son prácticas habituales en ciertas sociedades.

Los proveedores de materias primas para la construcción también están sujetos a errores en cuanto al tipo de planta o substrato que se ha de emplear. Para evitarlos, la multifuncionalidad de la naturación urbana favorece la selección correcta de materiales en función de los objetivos: de paisajismo, amortiguación de la contaminación, reducción del ruido o de fomento de la biodiversidad, entre otros.

El error de los diseñadores es guiarse más por la vistosidad u originalidad que por la eficiencia o habitabilidad

Por otro lado, las condiciones agroclimáticas son serias condicionantes de la supervivencia de las infraestructuras verdes. El uso de plantas foráneas y exóticas, por ejemplo, es más arriesgado que utilizar la flora autóctona. En cuanto a la gestión de la flora, buenas prácticas como la extracción previa del aire en las raíces antes de la plantación evita problemas en el sistema de riego y mantenimiento.

Un error de los urbanistas y diseñadores urbanos es guiarse más por la vistosidad u originalidad que por la eficiencia o la habitabilidad. Eventos como la pandemia, que han fomentado el teletrabajo, están llevándonos hacia un nuevo modelo de vivienda oficina-hogar donde los espacios verdes deben ser un instrumento esencial para el bienestar familiar y el ambiente laboral.

Para ello, es imprescindible aprovechar los equipamientos disponibles, como jardineras en los balcones, terrazas y azoteas para enverdecer su entorno. Las comunidades de vecinos, en muchos casos, no realizan inversiones ni mantenimiento en naturación, ya que no lo consideran atractivo. Es aquí donde la administración local puede jugar un papel clave informando sobre los beneficios de la naturación urbana y facilitando ayudas para adquirir plantas, sustratos, así como cursos de formación y asesoramiento.

Nuevas reflexiones

La nueva andadura urbana requiere unas reflexiones en la búsqueda de un modelo de bienestar sostenible.

Un análisis comparativo a nivel internacional nos permite conocer los errores cometidos para evitar repetirlos. También podemos aprender de las buenas prácticas, como en el caso de los Países Bajos, donde los municipios facilitan plantas y sustratos a los vecinos, diferenciando los colores por barrios y comprometiéndose a su mantenimiento.

En la Habana (Cuba), las comunidades facilitan semillas y asesoramiento para los huertos organopónicos, suponiendo un elevado nivel en el abastecimiento hortícola. En China, hay ciudades que cultivan árboles frutales diferentes según en la calle que estén, y estas llevan el nombre de la especie plantada. Incluso ciudades como Berlín tienen la famosa Avenida de los Tilos, que lleva a la Puerta de Brandemburgo.

En las regulaciones administrativas, muchos municipios obligan a incorporar espacios verdes en las nuevas construcciones, a veces en combinación con placas solares; Toronto (Canadá) es una de las pioneras en este campo. Otra de las medidas es la simplificación de los trámites burocráticos para aquellos proyectos que incorporen infraestructuras verdes.

En esencia, existe todo un abanico de oportunidades para mejorar el hábitat urbano a través de la naturación, y el punto de partida es formar a los ciudadanos de los beneficios obtenidos, considerando que nunca es tarde para aprender y corregir.

Finalmente, llamamos la atención sobre los posibles fallos que pueden cometerse por los actores intervinientes y que desvirtúan la buena intencionalidad inicial, aunque coincidimos plenamente en que el nuevo impulso sobre la naturación, propugnado por los movimientos sociales, puede tener unos efectos muy positivos.

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