Cambio de destino
Innovar en un centro educativo es un ejercicio de humildad y a la vez de tenacidad, ilusión y construcción de equipo. En los primeros momentos de un nuevo curso escolar se abre una ventana de oportunidad para la reinvención profesional
Quien tenga una dilatada experiencia en esto de la docencia sabe que cada nuevo destino exige reinventarse. “Coexistir” con ciertas singularidades, sean éstas en forma de nuevas leyes educativas (en España somos especialmente propensos) o de asentadas rutinas institucionales que rigen con increíble eficacia la vida de los centros.
Podrían contarse un sinfín de vivencias sobre el poder de estas rutinas, habitualmente “sobrentendidas”, a la hora de adoptar decisiones de aspectos esenciales de la vida de los centros,...
Quien tenga una dilatada experiencia en esto de la docencia sabe que cada nuevo destino exige reinventarse. “Coexistir” con ciertas singularidades, sean éstas en forma de nuevas leyes educativas (en España somos especialmente propensos) o de asentadas rutinas institucionales que rigen con increíble eficacia la vida de los centros.
Podrían contarse un sinfín de vivencias sobre el poder de estas rutinas, habitualmente “sobrentendidas”, a la hora de adoptar decisiones de aspectos esenciales de la vida de los centros, como las relaciones entre colegas, con las familias y el entorno, las respuestas a propuestas externas, la relevancia de ciertas concepciones de enseñanza, la preeminencia y prestigio de algunas materias, los estilos de dirección...
Nos encontramos en los primeros momentos de un nuevo curso escolar. Se abre una ventana de oportunidad para la reinvención profesional que el docente tiene que afrontar en cada nuevo destino. Si el enseñante “sobrevenido” es, además, portador de alguna propuesta innovadora esa reinvención será de mucho más calado. Los más “asentados” tenderán a considerarla una amenaza al status-quo.
Manuel Pérez es profesor de educación secundaria de la especialidad de Dibujo con una larga trayectoria de trabajo colectivo en proyectos de innovación y un sugerente recorrido de destinos docentes. Sus comentarios ilustran el poder ejercido por algunas rutinas institucionales en la definición y sostenibilidad de iniciativas innovadoras, así como el papel que juegan las decisiones administrativas, instauradas en una lógica racionalista-burocrática, de fe absoluta en el control “técnico” de la realidad social.
— Pérez: Cada centro es un ecosistema específico de relaciones, creencias, rituales... Necesitas conocerlos, entenderlos... y repensar tu tarea. A veces, es costoso mantener el ánimo y no perder la ilusión por mejorar día a día. Son muchas las tradiciones académicas y las rutinas de relación que frenan cualquier nuevo proyecto. Innovar en un centro es un ejercicio de humildad y a la vez de tenacidad, ilusión y construcción de equipo.
Un centro de “difícil desempeño”...
Uno de los primeros destinos de Pérez fue el IES Antonio Domínguez Ortiz. Respondía a la etiqueta de difícil desempeño. “Aquellos centros que están en las ‘listas negras’ de las preferencias docentes y cuyas vacantes se cubren con profesionales de corta experiencia y que no cuenten con otras opciones”.
— Pérez: Casi nada del bagaje y experiencia que traía de mi anterior centro me servía. No me podía valer del montón de rutinas e ideas aprendidas sobre la enseñanza. De nada valían los cuadernos de ejercicios, ni una docencia tradicional apoyada en el libro de texto y los exámenes. Mi nuevo destino era un escenario difícil que me exigía cambiar, darlo todo. El alumnado sufría carencias educativas, sociales, económicas y afectivas y curso tras curso sobrevolaba, algo realmente nuevo para mí, ‘El fantasma del absentismo y las dificultades de integración del alumnado en peligro de exclusión social’.
Fue necesario el transcurso de siete años de duro trabajo de muchos colegas para conseguir formar un reducido equipo docente con los que reinventar otra concepción de la enseñanza. De aislada, fragmentada, especializada y centrada en las materias, a focalizada en el estudiante y desarrollada en colaboración entre ellos y con los colectivos y las agrupaciones locales: la comunidad gitana del barrio, agentes socio-culturales, etc.
... otro de enseñanza a distancia...
Cuando ya casi se había habituado a trabajar en este difícil contexto social, surge otro cambio radical de destino docente. Pérez presentó un proyecto para una plaza en el IEDA, el recién creado Instituto de Enseñanzas a Distancia de Andalucía. Su aceptación, le hizo acometer la tarea, pionera en su momento, de crear junto a otros docentes el primer Bachillerato de Artes a distancia. La propia naturaleza online de estas enseñanzas le obligaba a repensar su tarea docente, a reinventarse profesionalmente.
En su blog “La Despensa de Leonardo” documentó las singularidades de esta experiencia de trabajo.
En este caso, la cultura organizativa de partida era diferente. La confianza, el respeto, la ayuda y la cooperación caracterizaban el clima relacional. Se daban continuas muestras de sensibilidad con la diferencia. Algo que fácilmente puede observarse consultando sus materiales, disponibles en abierto.
... un tercero presencial en zona residencial
El nuevo y actual destino de Pérez es el IES V Centenario de Sevilla como profesor de Dibujo y Artes Plásticas. Un instituto con modalidad de enseñanza presencial.
La reinvención profesional, en este nuevo escenario, subió otro peldaño. “Caía como en paracaídas”. Tuvo que abandonar la docencia a distancia. Dejaba atrás ilusiones y proyectos que no había podido completar. Se daba cuenta de que tenía que empezar, de nuevo, desde el principio.
Una vez en el centro y, a medida que iba siendo presentado a las compañeras y los compañeros, se sentía “en otro planeta educativo”. Aunque, de vez en cuando, encontrada muestras evidentes del viejo ecosistema escolar, el de siempre.
El edificio, en su interior, mantenía la típica forma cuasi cuartelaria de la mayoría de los centros educativos de dos plantas. Varios patios de luces, un piso superior con barandillas alrededor y pasillos que daban entrada a las aulas. Según el experto, la única diferencia eran las barandillas, de un intenso color amarillo, lo que le daba, al menos, un aspecto más alegre o liviano a la estructura.
Las sensaciones de Pérez no hubieran sido quizá tan desconcertantes si en los ocho años anteriores no se hubiera reinventado en un centro innovador de educación a distancia, con peculiaridades que lo hacían único en Andalucía y buena parte de España.
Por decisión administrativa, acorde con esa ficción de racionalidad ‘técnica’, en este curso 2021-22, el IEDA ha sido desmantelado, sin diálogo con la comunidad educativa y sin atender a la disconformidad manifestada por sindicatos docentes, profesionales y los propios estudiantes. Una ficción que enmascara los muchos intereses en juego, a juicio de los implicados, no precisamente de mejora de los servicios públicos.
Aun así y en este contexto tan complicado para el desarrollo de iniciativas innovadoras, Manuel se reinventa nuevamente, “había que intentarlo”. Inicia, con su compañera de departamento, un proyecto de innovación, en la materia de Educación Plástica, Visual y Audiovisual, al que llaman “Cortina de Mujeres que dan color a mi vida”. Lo contaremos en el próximo post.