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La difteria repunta en Argelia décadas después de su erradicación: “No queremos volver a oír hablar de una enfermedad del pasado”

La muerte de dos personas no vacunadas en el norte del país africano pone en evidencia brechas en el acceso a la inmunización

Un nuevo brote de difteria en el norte de Argelia ha llevado a Amira Mansouri, especialista en Salud Pública, y a un equipo de voluntarios y funcionarios del Ministerio de Sanidad hasta la zona montañosa de Ben Azzouz, en la provincia de Skikda. Allí, han recorrido puerta a puerta los hogares para tranquilizar a las madres y explicarles la importancia de vacunar a sus hijos contra esta enfermedad que se había erradicado de Argelia en los años noventa, pero que ha repuntado desde 2022. Esta vez, es fruto de la muerte de una niña de 12 años y un joven migrante de 25 años, que fallecieron en octubre Skikda debido a esta enfermedad. Ninguno estaba vacunado contra esta infección bacteriana.

El repunte de la difteria en Argelia ha alcanzado cifras récord. Según datos del anuario del Instituto Nacional de Salud de Argelia, en 2024 llegó a haber 1.124 casos. De estos, 163 fueron confirmados por el laboratorio de referencia del Instituto Pasteur de Argelia. Ese mismo laboratorio ha confirmado 86 casos en lo que va de 2025. Desde octubre, con los dos fallecidos y otros cinco casos adicionales de Skikda, las autoridades han activado una campaña de vacunación masiva. En los dos primeros días, atendieron a más de 500 personas. Los equipos médicos se desplegaron por las aldeas y los barrios montañosos y fueron de puerta en puerta para asegurarse de que todo el mundo tuviera su dosis.

“No faltan vacunas, sino que la gente sea consciente de la necesidad de cumplir los calendarios”, aclara Mansouri. “Algunas familias, sobre todo en los pueblos, posponen la vacunación por razones muy simples: la lejanía, el trabajo de los padres o incluso el miedo a los efectos secundarios”, detalla. Otros, agrega, no se acercan a los centros sanitarios porque no saben que la vacuna es gratuita. “Es impresionante que carecer de un dato como ese pueda abrir la puerta a una enfermedad mortal”, lamenta.

La difteria, que se transmite a través de las gotas que se expulsan al toser o estornudar, afecta primero la garganta y el sistema respiratorio. En los casos más graves, la potente toxina que produce la bacteria puede propagarse a través del torrente sanguíneo, dañar órganos vitales —en particular el corazón y los nervios— y desembocar en complicaciones como la inflamación del músculo cardíaco y la parálisis del sistema nervioso. La enfermedad es mortal en el 5% o 10% de los casos. Pero es, también, prevenible gracias a la vacuna DTP, que también protege contra el tétanos y la tosferina, en dosis que se aplican a los niños a los dos, cuatro y seis meses, con refuerzos posteriores.

En Argelia, la cobertura de vacunación es superior al 90 % para los niños menores de un año desde los años noventa, lo que hace que sea uno de los países con mejores cifras de inmunización de todo el norte de África. Sin embargo, los últimos informes indican que existen fallos de seguimiento en las aldeas de las montañas y el desierto, donde resulta difícil acudir a un centro de salud o donde las vacunas se posponen debido a la escasa conciencia sobre su importancia.

Mustapha Khiati, presidente de la Fundación nacional para la promoción de la salud y el desarrollo de la investigación, advierte que el exceso de confianza supone el mayor riesgo. “Es una enfermedad grave, no algo del pasado como algunos piensan. Mientras haya un solo niño sin vacunar, existe la posibilidad de que reaparezca”, dice el experto.

Es una enfermedad grave, no algo del pasado como algunos piensan. Mientras haya un solo niño sin vacunar, existe la posibilidad de que reaparezca
Mustapha Khiati, presidente de la Fundación nacional para la promoción de la salud y el desarrollo de la investigación

Según Mansouri, la rápida reacción ha dejado al descubierto problemas más de fondo. La escasez de personal en las zonas más remotas ha creado vacíos en las campañas de inmunización y algunas familias están menos concienciadas sobre los problemas sanitarios, por lo que pueden pensar que la vacunación es opcional y no esencial.

Algunas familias, sobre todo en los pueblos, posponen la vacunación por razones muy simples: la lejanía, el trabajo de los padres o incluso el miedo a los efectos secundarios
Amira Mansouri, especialista en salud pública

Khiati, por su parte, añade que los padres de esta generación, que no han vivido las enfermedades epidémicas, pueden restar importancia a la vacunación. Para el experto, es clave no solo garantizar que haya vacunas disponibles, sino también recuperar la fe de la gente en el sistema sanitario.

Islam Khalfaoui, epidemiólogo y virólogo del hospital público de la ciudad, sostiene que la situación actual no es equivalente a una epidemia. Subraya que el número de casos sigue siendo limitado, pero es un recordatorio de que los fallos de vacunación pueden hacer que reaparezcan enfermedades que ya estaban controladas.

“Desde 2022 hemos observado una disminución de las vacunaciones por la pandemia de covid 19 en todo el mundo, sobre todo en los países en desarrollo. Algunos programas se interrumpieron o se pospusieron y, por tanto, era previsible que en cualquier momento pudieran aparecer casos de este tipo. Lo importante es reaccionar con rapidez, como se ha hecho aquí, en Skikda”, dice.

Aunque Skikda ha acaparado la mayor parte de la atención pública, las autoridades sanitarias señalan que algunas regiones del sur y fronterizas, en particular Guezzam y la zona de Bordj Badji Mokhtar, siguen registrando un número elevado de casos sospechosos de difteria. Los expertos estiman que se han producido entre 50 y 100 casos sospechosos en estas zonas escasamente pobladas, donde la movilidad de la población y los flujos migratorios procedentes del Sahel complican la vigilancia y el seguimiento.

La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja ya había alertado hace un año la situación crítica en el sur de Argelia. En julio de 2024, cerca de 6.000 personas cruzaron la frontera de Malí hacia Argelia huyendo de los enfrentamientos entre el Ejército y grupos rebeldes, según un informe publicado por la organización. “Como resultado del desplazamiento masivo de población, las wilayas meridionales de Argelia, se han visto desbordadas y la crisis de salud pública en estas zonas se ha agravado rápidamente. A finales de septiembre, se habían registrado 115 casos de difteria y 28 muertos”, dice el documento. El mayor desafío era la “cobertura de vacunación insuficiente” en las poblaciones desplazadas.

Skikda se protege

En las calles de Skikda, se ven pocos síntomas de crisis. El paseo marítimo está repleto de gente, los vendedores exhiben dátiles otoñales y los estudiantes se dirigen a la universidad. Ahora bien, dentro de las pequeñas clínicas, los médicos exhaustos y las madres preocupadas tienen otra perspectiva.

En una sala de vacunación del municipio de Ain Cherchar, Lamia, de 30 años, sostiene a su hijo pequeño en brazos mientras espera junto a otras 10 mujeres con sus hijos. “Vino una enfermera a casa a vacunar a mi hijo. Me alegré mucho, llevábamos meses esperando”, explica a EL PAÍS. “No queremos volver a oír hablar de una enfermedad del pasado. Cuando me enteré de que había habido dos muertes, me asusté mucho, pero ahora me siento a salvo. Lo importante es que no se han olvidado de nosotros”.

En la dirección provincial de salud, el subdirector, que pide permanecer en el anonimato porque no está autorizado a hablar con la prensa, señala un mapa mural lleno de círculos rojos que indican los puntos de vigilancia de la enfermedad.

“La situación está completamente controlada. Hemos contenido todos los casos y conocemos su origen. Hay vacunas disponibles en todos los centros y las campañas continúan de forma rutinaria”, asegura, añadiendo que los funcionarios supervisan a diario todos los casos sospechosos sobre el terreno y que existe una comunicación constante con el Ministerio de Sanidad. “Preferimos pasarnos de precavidos que encontrarnos con una sorpresa”.

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