El litio que sale de Zimbabue alimenta las baterías de los coches eléctricos chinos e indigna a la población local

Los antiguos habitantes de la aldea de Muwasi, donde ahora se ubica la mina de Sabi, denuncian que fueron reubicados a tierras menos fértiles y que no llega el desarrollo local prometido

Imagen aérea de la mina de litio de Sabi Star, en el distrito de Buhera (centro de Zimbabue), propiedad de la empresa china Chengxin.CHENGXIN LITHIUM
Gadzi Simango Ray Mwareya
Bikita (Zimbabue) / Beira (Mozambique) -

Luke Dhambuza, de 54 años, escupe el polvo que levanta a su paso un camión que transporta toneladas de concentrado de litio y que acaba de salir de la mina de Sabi Star, en el distrito de Buhera, en el centro de Zimbabue. El vehículo va camino del puerto de Beira, en Mozambique, a 500 kilómetros, con rumbo a China. Hasta hace unos años, Dhambuza y varias generaciones de su familia vivían y criaban ganado en la aldea de Mukwasi, en Buhera, uno de los distritos rurales más secos del país, hasta que la mina de Sabi, propiedad de la empresa china Chengxin Lithium, empezó a funcionar en 2023. BYD, el fabricante chino de automóviles eléctricos que ha vendido más que Tesla, es el segundo mayor accionista del gigante químico Chengxin, con un 5,1% de las acciones ordinarias.

Dhambuza y decenas de aldeanos más relatan que tuvieron que abandonar sus hogares cuando la empresa Chengxin invirtió 45 millones de dólares (43,86 millones de euros) y construyó la mina de litio de Sabi en Zimbabue, que posee uno de los mayores yacimientos subterráneos de este mineral del mundo. Los puestos de trabajo en el sector que prometieron a los lugareños han sido escasos y los empleos técnicos más lucrativos han ido a parar a trabajadores traídos de China, afirman. Mientras tanto, decenas de camiones cargados de litio en bruto salen en tropel de la aldea de Buhera.

“Me indigna”, manifiesta Dhambuza a EL PAÍS, hablando de lo que ha sido su vida desde la llegada de las minas de litio. Los chinos, cuenta, envían todo tipo de cosas desde China a Zimbabue: motoniveladoras, generadores eléctricos, azulejos para las paredes de las cocinas, incluso cascos.

Zimbabue, con 310.000 toneladas, es el octavo país del mundo con mayores reservas comprobadas de litio. En la última década, el empobrecido país se ha lanzado a la conquista de este mineral, esencial para la fabricación de chips, baterías o refrigeradores para la próxima generación de coches eléctricos. Con una renta per cápita media de 1.400 dólares en 2023, aspira a convertirse en una economía de “clase media” de aquí a 2030, impulsada por su litio de calidad industrial y otros minerales, según el presidente del país, Emmerson Mnangagwa.

Aunque volviéramos, las fuentes de agua potable están ahora contaminadas por los residuos mineros
Kirenji Banga, agrícola

Las minas en Zimbabue, en su mayoría de propiedad china, han tenido un efecto positivo, replica Caio Lubao, consejero económico de la embajada china en el país africano, durante una entrevista con este diario. Miles de camiones de transporte propiedad de zimbabuenses —con conductores, mecánicos y agentes de transporte nacionales— están siendo contratados para transportar el litio en bruto al puerto de Beira, en la vecina Mozambique, añade. Según explica, las empresas chinas, haciendo alarde de responsabilidad social, arreglan las escuelas, los hospitales y los campos de deportes de las aldeas en las que se hallan las minas.

Desplazados de su hogar

Pero para Dhambuza, esta no es toda la historia. En lugares como Mukwasi, su antigua aldea, los habitantes desplazados han sido reubicados en nuevas zonas con climas duros y secos, donde es difícil encontrar agua para las vacas y las cabras. “Tenía 15 vacas antes de que me desalojaran para construir la mina. Las vendí todas porque mi nuevo pueblo es demasiado seco para el ganado”, explica.

Con él coincide Kirenji Banga, de 56 años, extensionista agrícola jubilado que también ha sido expulsado de Mukwasi para dejar paso a la ampliación de la mina de litio de Sabi. Las nuevas casas que les construyó la empresa minera china son demasiado pequeñas y están hechas con materiales baratos. “Tienen solo dos habitaciones y una cocina para cada familia, cuando antes teníamos casas amplias de cinco habitaciones. Están hechas con baldosas chinas baratas que se desprenden en cinco años”, explica.

Es una verdad a medias que el litio ha propiciado la creación de una gran clase empresarial de zimbabuenses autóctonos propietarios de camiones de transporte
Ephraim, camionero

Banga afirma que decenas de familias han dejado atrás tierras de pastoreo fértiles que la mina de litio está devorando a medida que se expande para aumentar la producción. “Aunque volviéramos, las fuentes de agua potable están ahora contaminadas por los residuos mineros. En las pocas casas que quedan, sus habitantes dicen que no pueden disfrutar de una vida de calidad debido al ruido que produce el paso incesante de camiones y al polvo, que resulta insoportable”, describe.

Chengxin rechaza todas las acusaciones de explotación y de perjuicios a la población local. Amos Paw, portavoz de la empresa, afirma que la mina de Sabi ha contribuido positivamente al empleo, las infraestructuras, los impuestos, la sanidad y los ingresos familiares en Zimbabue. Y asegura: “Todos los lugareños reubicados son tratados con respeto, reciben una compensación justa y sus derechos se respetan plenamente”.

Al otro lado de la frontera, en el puerto de Beira, desde donde se envía a China la mayor parte del litio procedente de Zimbabue, el camionero Ephraim (nombre ficticio para proteger su identidad) se seca el sudor de la frente. Llevando litio en bruto al puerto en los últimos cuatro años, asegura que ha visto de todo. El mineral no se declara en su totalidad cuando sale de las fronteras africanas, afirma, por la connivencia de algunos agentes fronterizos poco fiables con los exportadores. “Es una verdad a medias que el litio ha propiciado la creación de una gran clase empresarial de zimbabuenses autóctonos propietarios de camiones de transporte. Los chinos lo monopolizan todo, no solo la minería y la exportación. Sé de un minero chino que posee 150 camiones de transporte. No es justo”, se lamenta.

Sobre el papel, Zimbabue ha prohibido la exportación de litio en bruto sin procesar, pero en realidad, el contrabando desenfrenado está ahora en pleno apogeo. En un informe oficial de la Asociación de Abogados Medioambientales de Zimbabue se advertía recientemente: “Los chinos están muy implicados en el comercio ilícito de litio” porque el país africano carece de organismos policiales sólidos para frenar el contrabando.

Shumai Dhoro, profesor jubilado de Geografía de Buhera, cerca de la mina sostiene que la explotación “es un escándalo que tiene lugar ante nuestros propios ojos”, se queja. El hombre lamenta que China esté almacenando reservas de litio en bruto de Zimbabue para potenciar su red de suministro de vehículos eléctricos y, sin embargo, apenas hay vehículos eléctricos disponibles en su país.

Se repite así una historia conocida de “extracción de recursos y desplazamiento colonial agresivo” en puestos avanzados rurales invisibles como Buhera. “Europa lo hizo a lo largo de los últimos 100 años. Ahora es el turno de China, y en los mismos países africanos inestables como Zimbabue”, remacha Dhoro.

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