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Tabaski, un día para la religión y la moda en Senegal

Cada año, el país frena el ritmo del día a día para celebrar una de sus fiestas más importantes. A pesar del fuerte incremento de los precios, la cita es una ocasión para reunirse con la familia, realizar el sacrificio del cordero y, que las mujeres muestren diseños que han estado confeccionando durante meses

Una de las playas de Ndangane, zona turística en plena eclosión dentro del litoral senegalés. Esta comunidad, en el corazón de Senegal, celebró en el mes de junio una de las festividades más importantes del calendario musulmán: el Tabaski, conocido también como Aïd-al-Adha o Aïd-el-Kébir, que conmemora un episodio presente en el Corán y en el Antiguo Testamento cristiano: aquel en el que Dios ordenó a Ibrahim (Abraham) sacrificar a su primogénito, y en el que un ángel cambió al niño por un cordero. La comunidad musulmana celebra este día matando a este animal en agradecimiento a Dios por salvar la vida de Ismail, hijo del profeta Ibrahim.Borja Abargues
El Tabaski no solo tiene una profunda connotación religiosa, sino que también es un momento en el que las mujeres muestran su creatividad y elegancia a través de los vestidos. En la foto, una costurera del taller de confección en la ciudad de St. Louis termina los últimos modelos para la festividad de este año. “Realizamos muchísimos vestidos para la celebración de la fiesta. Creemos que es un momento muy especial para todas ellas”, explica Diop, gerente de dos sastrerías en las zonas de St. Louis y en Ndangane. Borja Abargues
A menudo no está bien visto repetir modelo, y por eso cada año las senegalesas estrenan vestido. "Somos conscientes de que el Tabaski es muy importante para la sociedad, ya que mueve una gran cantidad de dinero", apunta Diop, el joven sastre senegalés. "La compra de los mejores carneros [cuyo precio y tamaño repercute en el prestigio de la familia], los largos desplazamientos hasta las casas de los familiares o la compra de los vestidos más bonitos para las mujeres son gastos que asumen las familias para la celebración. Para nosotros también es una temporada trascendental, ya que supone el mayor ingreso del año para la empresa. De aquí salen los sueldos de mis trabajadoras y la comida de muchas familias”.Borja Abargues
Los precios han subido en Senegal en los últimos meses, al igual que en otros países africanos. El coste de la vida dificulta a algunas familias afrontar los gastos del Tabaski, pero sigue siendo un evento muy importante para la comunidad. Bineta Bop, de 23 años y natural de Ndangane, luce su diseño para la celebración de este año. “Para nosotras [el Tabaski] es uno de los momentos más esperados del año. Nos pasamos meses confeccionando las prendas que vamos a llevar. Algunas nos lo hacemos en casa con la ayuda de madres, hermanas y amigas. Otras prefieren acudir a un sastre. Es nuestra seña de identidad, y una manera de reivindicarnos”, explica Bop.Borja Abargues
M. Bop, de 22 años, fotografiada momentos antes de acudir a la casa familiar de Ndangane para celebrar la tradicional cena de esta festividad. En esta zona, y en gran parte de Senegal, el Tabaski representa un momento de unión familiar, donde se preparan fiestas en las que se comparte la carne del carnero sacrificado con familiares, amigos y personas necesitadas (tradicionalmente se divide un tercio para cada grupo). Más del 90% de la población de Senegal es musulmana y muchas personas viajan a sus pueblos de origen para compartir este banquete con sus parientes. Borja Abargues
De izquierda a derecha, Rocky Faye, Natou Fall, Doga Mak, Awa Ndong y Marie Bop posan sonrientes, minutos antes de comenzar la visita a familiares y amigos en la localidad de Ndangane. Cada año, estas calles se llenan de diseño y color, desde el tradicional 'boubou' (una túnica holgada y larga de colores vivos) hasta creaciones más contemporáneas. Borja Abargues
Marie Bop, de 23 años y nacida en el municipio de Mar Lothie, posa con su vestido azul al lado de su casa. “Creemos en las tradiciones e intentamos seguir la celebración como lo hacían nuestros familiares antiguamente, pero también queremos vestir modernas. Adoramos los colores llamativos y los complementos”, cuenta Bop. Borja Abargues
Doga Mack, en primer plano, junto al resto de sus amigas. “Sé el esfuerzo que supone cada año a mi familia. Un vestido nuevo puede costar unos 150.000 francos CFA (229 euros) y el sueldo medio ronda los 50.000 CFA Yo, en estos momentos no estoy trabajando y necesito la ayuda de mis padres para pagar la tela y la confección, pero nuestras familias entienden que la ocasión lo requiere”. Borja Abargues
Detalle del bolso de Rocky Faye, de 22 años. La joven luce un elegante vestido de tela azul y un bolso rojo para la ocasión. A pesar de que la economía familiar no pasa por su mejor momento, no ha querido dejar pasar la oportunidad de estrenar su nuevo modelo. Según datos del Fondo Monetario Internacional, el 54% de la población en Senegal tiene menos de 20 años y el 50% de los habitantes del país vive por debajo del umbral de la pobreza.Borja Abargues
Awa Ndong, de 22 años, en una de las calles de Ndangane, en el momento previo en que las jóvenes senegalesas se dirigirán a sus respectivas casas. Cuentan las horas que quedan por delante para poder salir y celebrar la fiesta junto al resto de amigas. Borja Abargues
Bineta, Marie y Prenda se dirigen a casa para cenar junto a sus familiares. El Tabaski es una celebración multifacética en la que se combina fe, comunidad y moda. Las mujeres senegalesas, a través de sus vestidos, no solo celebran la festividad religiosa, sino que reafirman su identidad y contribuyen al rico tapiz cultural de Senegal. Borja Abargues