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Experiencias ‘queer’ en Indonesia: perseguidos por la ley, ocultos ante la familia

La comunidad LGTBIQ+ del país con mayor población musulmana del mundo relata su compleja relación con sus parientes y con la religión, en un país que en 2022 aprobó una ley que condena las relaciones extramatrimoniales y la convivencia entre parejas no casadas

Virginia Helzainka, de 23 años, se mudó de Yakarta a Bali en 2013 para estudiar. Hoy trabaja allí para una plataforma tecnológica y organiza eventos de poesía. “Mi madre me dice que Bali está llena de gente homosexual y que tenga cuidado”, reconoce. Helzainka se define como 'queer' (persona que prefiere no ser clasificada por sus prácticas sexuales o su género), pero su regla con la familia es 'Don't ask, don't tell' (no preguntes, no cuentes). La homosexualidad no es ilegal según la ley indonesia, pero el Parlamento indonesio aprobó en 2022 un nuevo código penal que condena la cohabitación de cualquier persona (con seis meses de prisión) y el sexo fuera del matrimonio (con un año de cárcel), lo que ilegaliza, 'de facto', también las relaciones no heterosexuales. La norma entrará en vigor, previsiblemente, en 2025.Claudia Bellante
El futuro código penal establece que solo el padre, la madre, el cónyuge o los hijos de los presuntos infractores pueden denunciar las relaciones extramatrimoniales, que en el caso de las personas LGTBI son todas. Esto complica aún más las relaciones familiares en una sociedad marcada por la idea del honor. Fadiyah Alaidrus es una joven escritora y periodista independiente, interesada en cobertura de género y cuenta de que esos temas son tabú, vistos con recelo en todos los ámbitos de la sociedad, incluso en el trabajo. "Como periodista en Indonesia, cuando hablas de corrupción o contaminación, los peligros para tu seguridad pueden venir del exterior, pero cuando se trata de cuestiones de género, los riesgos pueden surgir dentro de la misma redacción”.Claudia Bellante
La librería BawaBuku en Yogyakarta (isla de Java) se ha convertido en un punto de referencia de la comunidad LGBTI de la ciudad. Ofrece una amplia selección de textos en indonesio que tratan sobre género, sexualidad, feminismo y otros temas todavía considerados un tabú por muchas editoriales del país, en un contexto en el que el futuro de los derechos LGTBIQ es incierto: disposiciones como las del nuevo código penal indonesio "violan gravemente el derecho y las normas internacionales de derechos humanos", entre ellos, los de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB), ha denunciado Human Rights Watch. Claudia Bellante
Inun es la fundadora de la librería BawaBuku, inaugurada en 2021, un lugar acogedor con jardín y cócteles sin alcohol a pocos pasos de atracciones históricas de Yogyakarta como el Castillo de Agua Taman Sari y de la mezquita Soko Tunggal. Antes de las elecciones presidenciales de febrero, Inun decidió no organizar presentaciones de libros en el local que tratasen temas de género, para evitar conflictos. En los comicios se proclamó vencedor el general Prabowo Subianto, acusado de abusos de derechos humanos.Claudia Bellante
Rully Mallay (en primer plano con el hiyab) es la líder comunitaria transgénero que siempre ha estado al lado de la activista Shinta Ratri, fallecida en febrero de 2023 y fundadora de la única escuela coránica creada por y para mujeres trans, llamada Pondok Pesantren Waria al Fatah. Mallay cree firmemente que la comunidad LGBTQ+ debe luchar unida por el reconocimiento de sus derechos, independientemente de si profesan una religión o no. “Somos parte de la sociedad y queremos mantener nuestra espiritualidad. Me gustaría mucho que los jóvenes se acercaran a nosotras y que la batalla fuera verdaderamente colectiva”. Claudia Bellante
Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo, con más de 275 millones de habitantes, de los cuales el 90% son musulmanes. La comunidad LGBTQ suele ser víctima de persecución, especialmente en momentos de tensión política como las elecciones. La investigadora Masthuriyah Sadan (a la izquierda) ha dedicado tres libros y buena parte de su vida a la comunidad transgénero de Yogyakarta. “Me acerqué a ellas en 2016, cuando sufrieron ataques y amenazas por los grupos islamistas más radicales. No puedo soportar que no sean consideradas criaturas de Dios como todas las demás. Para mí, excluirlas y rechazarlas va en contra del Islam verdadero”, opina. Claudia Bellante
Además de la escuela coránica, Mallay lidera otros proyectos, como la Fundación Kebaya, un refugio para personas que viven con VIH en la provincia de Yogyakarta, o el Centro de Crisis Waria (WCC), fundado en 2021 para ofrecer hogar y atención a mujeres trans ancianas y enfermas. Una de las dificultades que enfrentan algunas personas LGBTQ+ es la imposibilidad de conseguir un documento de identidad cuando son rechazados por sus parientes, pues en Indonesia solamente se expide uno previa presentación de un certificado de familia. Sin identificación, quedan excluidos del acceso a los servicios sociales y sanitarios.Claudia Bellante
Nacida en una familia de origen chino y que no profesa la religión islámica en el país con mayor población musulmana del mundo, la cantante Kai Mata, de 26 años, admite que a menudo soporta una doble discriminación debido a su origen étnico y su identidad sexual, que prefiere no desvelar. “Cuando era pequeña me preguntaba si sería mejor esconderme para siempre o abrirme, arriesgándome a quedarme sola”, reflexiona. Cuando salió del armario a los 19 años su familia no la rechazó, un "privilegio" en Indonesia. El investigador de Ciencias Sociales de la Universidad de Nottingham Diego García Rodríguez escribe en 'Género, sexualidad e islam en Indonesia' (2023): "La mayoría de las decisiones que toman [las personas LGTBIQ] pasan por la reflexión sobre cuáles serían las consecuencias para sus padres. En varias ocasiones he oído que 'salir del armario' o presentar a una pareja del mismo sexo podría empeorar la situación de salud de un padre enfermo o de una madre que se recupera de una cirugía”. Claudia Bellante
El escritor Nuril Basri nació en una comunidad agrícola profundamente religiosa en la aldea de Palasari, en la parte oeste de la isla de Java. “Mi relación con mi familia es muy ambigua. Nunca hemos hablado de ello ni he salido del armario. Me pidieron que me casara muchas veces, pero les dije que no se involucraran”, resume. A los 13 años, Nuril abandonó su casa porque no se sentía a gusto y vivió en internados religiosos masculinos hasta que cumplió la mayoría de edad. Su experiencia inspiró su primer libro, 'Not a Virgin' (2013), en el que cuenta la historia de un estudiante de escuela coránica que trabaja en un bar gay por las noches. “En la escuela coránica viví momentos hermosos, incluidas mis primeras relaciones sexuales", relata. "Comparto [el islam] cuando predica la belleza, la bondad, la compasión y cómo debemos ayudarnos unos a otros. No rezo mucho, pero hablo con Dios, especialmente cuando me siento muy solo y no tengo a dónde huir. Todavía encuentro consuelo en eso. Ser musulmán siempre será parte de mi identidad”.Claudia Bellante
En su informe de 2023 sobre Indonesia, la organización Human Rights Watch recogía que "los grupos desfavorecidos –en particular las minorías religiosas, las mujeres y las niñas, y las personas LGBT– enfrentaron restricciones continuas o crecientes a los derechos a la libertad de expresión, creencias, religión y movimiento". Pese a esta persecución de las autoridades, para Bonnie Rambatan lo más complejo de vivir libremente su identidad de género es el juicio de su familia. Vive en Yakarta y es directora editorial de 'New Naratif', una plataforma de periodismo independiente sobre el Sudeste asiático. Durante la pandemia empezó a usar ropa y complementos considerados femeninos. "Cuando terminó el encierro me presenté así ante mis amigos y todos lo aceptaron; me protegieron y acompañaron, respetando mis tiempos y mis miedos, por ejemplo, de mostrarme en espacios públicos o frecuentando los baños de mujeres”. Pero hoy, cuando visita a su familia, vuelve a usar sus antiguas ropas. Nunca ha hablado de su identidad de género con sus padres. Claudia Bellante