Marcelo Ndong, artista ecuatoguineano: “Los cuentos fang eran nuestra escuela”
El nuevo espectáculo del acróbata, maestro y creador recoge las historias orales que le contaban de niño, pero cantadas por su compatriota Nchama Edu, para dar a conocer la cultura bantú tanto al público español como africano
Marcelo Ndong nació en Guinea Ecuatorial a mitad del siglo pasado, en 1955. Dice que se convirtió en un nacionalista español en los trópicos, parte de una generación que soñaba con estudiar en España, que tarareaba el himno español y que aprendía a leer en castellano, incorporando a su paisaje mental ríos, ciudades e historias ibéricas. Siendo un adolescente, con 14, entró en la Escuela de Circo de la Ciudad de los Muchachos en Ourense y, por fin, arribó a ese lugar deseado y perfecto del que tanto le habían hablado. “Llegas aquí, a España, y resulta que nadie conoce Guinea”, se ríe al contarlo. “Eso es lo primero que te extraña cuando llegas, porque es como si vinieras a tu casa”.
Ndong se integró, a partir de 1971, en la compañía oficial de circo Los Muchachos, donde ejerció de acróbata, malabarista, payaso y cómico. Giró con ellos por cinco continentes antes de matricularse en la Universidad de Santiago de Compostela, compaginando estudios de medicina y enfermería con espectáculos callejeros y en locales por España, Francia, Alemania e Italia. Regresó a su país natal en 1990, vinculándose al Centro Cultural Español y ejerciendo como profesor de teatro, fundador y director de la escuela de circo de Malabo. Su trayectoria vital y profesional siguió un vaivén entre tierra española y guineana, en alas de las palabras, el arte y sus muchas inquietudes, entre las que se cuentan también la salud y la agricultura. Lleva tres décadas enseñando y plantando semillas imaginarias.
El acróbata y maestro es además especialista en las manifestaciones de su cultura, la fang, que abarca seis millones de almas repartidas entre Camerún, Gabón, República del Congo, República Centroafricana y Guinea Ecuatorial. Precisamente los cuentos fang son el centro de su último espectáculo, Cuentos cantados de los fang, presentado en la XI edición del festival cultural Villar de los Mundos (en Villar de los Barrios, León) este verano, en compañía de la voz cantante de Nchama Edu. El maridaje de historias y músicas fang embelesó al público, pero ambos pretenden convertir el proyecto en una propuesta de largo aliento, que les lleve de aquí para allá. De hecho, Marcelo Ndong estará en Lanzarote, en un festival de cuentos, del 10 al 15 de octubre.
Cuando volví a Guinea, encontré gente que tenía grandes voces por naturaleza
“Es como recuperar un poco las raíces, nuestra filosofía, nuestra cosmología, que está en los cuentos y los refranes”, explica Ndong por teléfono, arrastrando su poquito de acento gallego. “Y es algo que está oculto hasta para nosotros mismos, los colonizados”. Su tarea de recuperación de cuentos va, sin embargo, más allá de las palabras dichas. “Sobre todo, recuperamos los cuentos más bonitos, los cantados”, precisa. “Aparte del cuento en sí, también trae consigo la música, diferentes tipos de ritmo, la enseñanza del bailar, el cantar. El cuento era todo eso”.
Entre Madrid y Malabo
Con la música, aterrizó en el proyecto Nchama. “Cuando volví a Guinea, encontré gente que tenía grandes voces por naturaleza”, explica él y menciona a las Hijas del Sol o Yolanda Eyama y diferentes proyectos gestados entre Madrid y Malabo. Uno de ellos, un disco de la productora La Nube Negra, dio la oportunidad a Nchama de ser seleccionada para venirse a España, donde acabó radicándose por circunstancias de la vida. “Ella canta muy bien, tiene una voz excepcional y, sobre todo, conoce los ritmos tradicionales fang que vienen en los cuentos”, apunta Ndong. “Nos pareció buena idea intentar hacer una prueba y a nosotros nos está gustando mucho, mucho, mucho”.
Marcelo Ndong señala que, en las culturas que fueron ágrafas, como las africanas, “el cuento era la escuela”.“Las historias te preparaban para que supieras andar en la selva o tratar a los demás. Y se hacía a nuestro estilo. No te decían que algo no se hace, sino que alguien lo hizo y le salió mal, para que tú mismo fueras sacando tus conclusiones. Eso es lo que me gusta de la enseñanza africana: que era sobre la experiencia real. Todo lo que te enseñaban, lo podías experimentar”.
El artista subraya que desea transmitir su cultura bantú —en la que se incluye la fang— al castellano, porque los colonos no se enteraron siquiera de que existiera. Además, Ndong opina que su labor es importante para los jóvenes ecuatoguineanos y africanos, porque tampoco conocen esa cultura apenas. “Los valores para poder vivir en el trozo del lugar que nos toca en suerte”, defiende. Y cita el respeto a los mayores, el espíritu de colaboración o la solidaridad, como imprescindibles para sobrevivir en el ambiente donde nacieron esos cuentos. “No vamos a volver a la tribu”, matiza, consciente de que África está conformada por naciones y ciudades hoy. Pero Ndong defiende que el rescate de la tradición es una labor necesaria. “Para conocernos”.
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