Un hogar en Costa Rica para ocelotes con depresión y loros que no pueden volar

El centro de recuperación Jaguar Rescue Center, en la zona sur del Caribe, rescata entre 500 y 700 animales al año

Un perezoso en el Jaguar Rescue Center de Costa Rica.Gianmarco Di Costanzo

En el Jaguar Rescue Center vive un tucán que sufre de problemas psiquiátricos, un ocelote que padece depresión, algunos loros que no pueden volar, un ciervo que tiene la lengua paralizada... Algunos de los animales que llegan a este centro de Costa Rica, ubicado entre Playa Chiquita y Punta Cocles (en la provincia de Limón, en la costa sur del Caribe), son liberados tras un período de recuperación. Para otros, el santuario es su casa permanente: debido a su condición de salud precaria, no pueden volver a la naturaleza.

Más información
Fotogalería: Jaguar Rescue Center, rescate de animales salvajes en Costa Rica

Costa Rica es uno de los países con mayor biodiversidad en el mundo, equivalente a más del 5% del total del planeta, según datos gubernamentales. Alrededor del 25% del territorio está constituido por parques y reservas naturales, lo que lo convierte en uno de los países con la mayor superficie protegida en proporción al territorio nacional en el mundo. Muchos centros y asociaciones costarricenses tratan de salvaguardar esta biodiversidad con programas de conservación y protección en colaboración con el Gobierno y el Sistema Nacional de áreas de Conservación (SINAC). La tarea de salvar y cuidar a animales heridos, huérfanos y confiscados le corresponde a centros de recuperación como este.

Encar García fundó el Jaguar Rescue Center en 2008 con su marido, el herpetólogo (experto en reptiles) italiano Sandro Alviani, que murió en 2016. Encar, bióloga y primatóloga de Barcelona, trabajó durante años con primates y mamíferos.Gianmarco Di Costanzo
Bebé de mono aullador. En el centro abundan los monos huérfanos, ya que las madres a veces mueren por descargas de los cables eléctricos por los que trepan. Una vez encontrados, los bebés son llevados al centro, donde son cuidados y atendidos hasta que puedan volver a vivir en la naturaleza.Gianmarco Di Costanzo
El personal del centro mantiene a algunos animales bajo control constante, especialmente los más jóvenes, como este perezoso.Gianmarco Di Costanzo
En esta sala se vigila y se alimenta a los animales más jóvenes y en mayor riesgo. No todos pueden ser liberados debido a su estado de salud, por lo que algunos viven de forma permanente en el centro.Gianmarco Di Costanzo
El ocelote Kibhu se encuentra en el centro y no puede ser liberado debido a su depresión. El centro ha recuperado un promedio de 500-700 animales al año desde su fundación en 2008, liberando más del 40% de ellos en la naturaleza, según sus propias cifras.Gianmarco Di Costanzo
Una nutrición adecuada es esencial para los animales, especialmente para los más pequeños, como este bebé de loro, alimentado con una jeringuilla.Gianmarco Di Costanzo
Entre las tareas de los trabajadores y voluntarios del centro está la de preparar la comida a los animales. Estos siguen una dieta estricta.Gianmarco Di Costanzo
El Jaguar ofrece visitas guiadas en varios idiomas gracias a voluntarios de todo el mundo. Pueden contar las historias de los animales en inglés, español, francés o alemán.Gianmarco Di Costanzo
De media, el centro recibe entre 20 y 25 voluntarios cada mes, sobre todo de Europa y América del Norte. Hacen tareas variadas, ayudando a biólogos, veterinarios e investigadores. Uno de sus trabajos es mantener limpio el recinto.Gianmarco Di Costanzo
Veterinario y enfermeras examinan a un perezoso, hallado unos días antes con problemas en las patas, el ojo y la cabeza. En 2021, el Jaguar Rescue Center rescató 853 animales (443 mamíferos, 226 aves y 184 reptiles) de los cuales 348 fueron liberados, 97 permanecieron en el centro y 408 murieron.Gianmarco Di Costanzo
Este tucán tiene problemas psiquiátricos. El Jaguar Rescue Center acoge animales con problemas físicos permanentes, pero también problemas de tipo psicológico.Gianmarco Di Costanzo
Liberación de animales en el bosque. Para saber cuándo un animal está listo para ser liberado, los expertos analizan si está sano, si se alimenta solo y si se siente cómodo en su hábitat natural.Gianmarco Di Costanzo

El Jaguar Rescue Center fue fundado en 2008 por Encar García y su difunto esposo Sandro Alviani, una pareja que se conoció en 2001 en Costa Rica, cuando Sandro, herpetólogo o experto en reptiles, ya vivía en el país y ella, bióloga y primatóloga catalana que trabajó durante años en el zoológico de Barcelona, estaba de vacaciones. García decidió mudarse a Costa Rica en 2005. Al enterarse de que en la zona vivían dos expertos, los vecinos comenzaron a traer a su casa ejemplares heridos.

El número de ejemplares que les llegaba creció cada vez más, y cuidarlos comenzó a convertirse en un trabajo a tiempo completo. Por esta razón decidieron comprar más tierra. El centro mide hoy aproximadamente 22.000 metros cuadrados y tiene capacidad de alojar permanentemente unos 160 animales. El nombre Jaguar Rescue Center proviene de una de las primeras llamadas recibidas, cuando un hombre confundió erróneamente a un ocelote envenenado por un jaguar. Desde entonces la gente de la zona los llama “la gente del Jaguar en Chiquita”, a pesar de que nunca han tenido uno en el centro.

Esta iniciativa ha rescatado entre 500 y 700 ejemplares al año desde su fundación, según sus propios datos, y liberado más del 40% de ellos en la naturaleza. En 2021 recuperó 853 (443 mamíferos, 226 aves y 184 reptiles) de los cuales 348 fueron liberados, 97 permanecieron en el centro y 408 murieron.

Liberación de animales en el bosque costarricense.Gianmarco Di Costanzo

Turistas para financiar el centro

Costa Rica, un país de cinco millones de habitantes, recibió 1,3 millones de visitantes en 2021, según el Instituto Costarricense de Turismo. Antes de la pandemia llegaba casi el doble, y la industria del turismo representaba casi el 8% del Producto Interno Bruto y generaba el 10% de los empleos. El Jaguar Rescue Center se autofinancia con donaciones, presenciales u online, y visitas guiadas. El Gobierno, afirman los responsables, ayuda con la recuperación de las especies, pero no ofrece otra financiación.

Entre los voluntarios que guían a los turistas abundan los extranjeros, principalmente de América del Norte y Europa, que quieren probar la experiencia de trabajar con animales salvajes. “Desde que el centro comenzó a ser más popular han comenzado a llegar muchos. Para nosotros fue fundamental porque cuidar de todos los que llegaban era muy complicado”, explica García. Hoy tienen entre 20 y 25 voluntarios cada mes, además de una docena de trabajadores permanentes.

Los voluntarios trabajan en varios ámbitos, ayudando a biólogos, médicos e investigadores. Limpian las jaulas, preparan la comida, dan de comer, trabajan en la oficina, hacen de guías turísticos en distintos idiomas... “Algunos se sienten inspirados para cambiar totalmente su camino de vida después de la experiencia, sienten la necesidad de ayudar a proteger la naturaleza y mejorar nuestro planeta”, dice García. El centro colabora con varias agencias de voluntariado extranjeras, pero también consigue reclutar a interesados gracias a redes sociales como Instagram.

Los médicos inspeccionan a un perezoso, hallado unos días antes con problemas en las patas, el ojo y la cabeza. Gianmarco Di Costanzo

La difícil decisión de cuándo liberar a un animal

Aquellos que son recién rescatados van a la clínica de Jaguar, muchos en condiciones precarias. El veterinario Roger Such decide entonces si necesitan cirugía, si pueden ser liberados tras un período de observación y tratamiento, o si es mejor dejarlos vivir en el centro permanentemente. Actualmente, hay unos 35 inquilinos en el hospital. Veterinarios, enfermeros y biólogos colaboran en su rehabilitación.

Algunos son rescatados cuando son bebés porque han quedado huérfanos. Sucede a menudo con monos cuyas madres mueren a causa de descargas eléctricas de los cables de la luz. “Los bebés permanecen como mínimo dos años y medio con nosotros, luego seguimos todos los protocolos para que estén listo para volver a la naturaleza”, explica García. “Los protocolos son diferentes para cada animal: un bebé de perezoso, por ejemplo, debe permanecer en la incubadora y ser alimentado cada dos o tres horas al día durante más de un mes, antes de comenzar a comer hojas. Cuando tiene alrededor de dos años, lo llevamos a una jaula grande en el bosque con otros perezosos durante aproximadamente un año, para que pueda acostumbrarse a los sonidos del bosque y a la naturaleza”, prosigue.

Visita guiada de turisas al Jaguar Rescue Center.Gianmarco Di Costanzo

No es fácil saber cuándo un animal está listo para volver al bosque. Algunos criterios, detalla la bióloga, son que esté sano, que pueda conseguir comida por sí mismo y se sienta cómodo en su hábitat natural. Cuando se puede, son liberados en la Ceiba o en los Parques Nacionales de Cahuita y Manzanillo en colaboración con el Gobierno, después un período de rehabilitación y tratamiento. Cualquier persona que se encuentre con un ejemplar herido puede ponerse en contacto con el SINAC o directamente con el centro.

Encar García sigue trabajando duro después de la muerte de su marido, en 2016. “Para hacer este trabajo hace falta pasión y amor. El centro nació gracias al amor, amor por la naturaleza, por la vida salvaje, y amor entre una bióloga catalana y un herpetólogo italiano”, reflexiona.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.

Archivado En