La tuberculosis se transmite con la respiración como la covid-19 y otros nuevos hallazgos en salud global
La 52ª edición de la mayor conferencia mundial sobre salud pulmonar, The Union, presenta importantes avances en la lucha contra la enfermedad infecciosa más mortal del planeta, después del coronavirus, que solo en 2020 dejó 1,5 millones de muertos
Más de 150 años estudiando la enfermedad infecciosa más mortal del mundo hasta la aparición de la covid-19, y todavía hay sorpresas. Los expertos pensaban que la tuberculosis, causada por una bacteria que suele atacar los pulmones, se transmitía sobre todo por los aerosoles desprendidos al toser. Pero no hace falta tener tos. Una investigación ha concluido que la principal vía de contagio son las gotas microscópicas en suspensión que se producen incluso con la respiración normal. Este hallazgo se ha dado a conocer esta semana durante la conferencia anual de la Unión Internacional Contra la Tuberculosis y las Enfermedades Pulmonares (The Union), que en 2021 celebra su 52ª edición en formato virtual.
No ha sido el único avance exhibido estos días que podrá contribuir a mejorar la respuesta mundial a esta patología, que solo en 2020 dejó 1,5 millones de muertos. Entre otros, se han presentado nuevas formas de diagnóstico: una mediante un análisis de sangre por punción en el dedo que permite detectar el bacilo Mycobacterium tuberculosis en una hora; otra, con el estudio de las mascarillas que usamos para protegernos de la covid-19, pues se ha demostrado que con ellas se puede prevenir la infección entre los miembros de un mismo hogar. También se ha mostrado un nuevo estudio que utiliza la secuenciación del genoma para identificar las cepas que pueden volverse resistentes a los medicamentos y otro ensayo clínico de Médicos Sin Fronteras que demuestra el éxito de un tratamiento más corto para la variedad resistente a la rifampicina, uno de los fármacos de primera línea. Y estas son solo algunas novedades.
Una vía de contagio inesperada
Un paciente puede toser hasta 500 veces al día, pero exhala unas 22.000. “La respiración normal genera un 90% de las bacterias (M. tuberculosis) que se liberan al aire”, ha contado en rueda de prensa telemática Ryan Dinkele, investigador de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y responsable del estudio que ha demostrado la transmisión de la enfermedad a través de la respiración.
El hallazgo tiene dos implicaciones prácticas. Una es que hacer pruebas solo a quienes acuden al médico con síntomas (tos) sería insuficiente para reducir la transmisión. La otra es que los métodos para prevenir la covid-19 también pueden funcionar para la tuberculosis, que se propaga en lugares interiores y hacinados como cárceles.
La respiración normal genera un 90% de las bacterias (M. tuberculosis) que se liberan al aireRyan Dinkele, Universidad de Ciudad del Cabo
“Mascarillas, mejor ventilación y saneamiento del aire podrían ayudar a controlar de transmisión de la TB, como lo han hecho con la covid-19″, ha comentado el presidente de The Union, Guy Marks, aunque hace falta más investigación para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se decida a actualizar sus recomendaciones.
Encontrar el bacilo con un pinchazo
El año pasado, las muertes por tuberculosis aumentaron por primera vez en una década porque la covid-19 interrumpió servicios sanitarios esenciales. Hubo casi 10 millones de nuevas infecciones, pero muchos casos siguen sin diagnosticar y pueden estar transmitiendo la bacteria a un ritmo de 15 personas al año.
Detectar la infección es indispensable para tratarla y reducir el contagio, pero el método clásico de analizar el esputo tiene fallos importantes: aumenta el riesgo de transmisión y los niños pequeños y personas con VIH/Sida no siempre pueden producir la flema necesaria.
Esto podría estar a punto de cambiar gracias al primer test alternativo que cumple con los criterios de la OMS. “Sólo necesitamos un pinchazo en el dedo y unas gotas de sangre; al cabo de una hora sabemos si una infección respiratoria es tuberculosis o no”, ha explicado la investigadora Jayne Sutherland, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine (LHSTM).
Sutherland ha compartido resultados preliminares de un estudio realizado en Gambia, Uganda, Sudáfrica y Vietnam. “Confiamos en que las conclusiones se confirmen y podamos utilizar la prueba para diagnosticar casos en las comunidades”.
Un tratamiento más corto para la tuberculosis resistente
Las formas más resistentes de la enfermedad son un problema mayor: alrededor de 500.000 personas cada año desarrollan tuberculosis que no responde a la rifampicina, y la tasa de curación está en torno al 57%. Esta, de producirse, es muy larga y penosa: los pacientes deben tomar una combinación de más de 20 pastillas diarias entre nueve meses y dos años que producen desagradables efectos secundarios y frecuentemente disuaden al paciente de terminar toda la terapia, con la consecuente recaída y empeoramiento de su pronóstico.
Alrededor de 500.000 personas cada año desarrollan tuberculosis que no responde a la rifampicina, y la tasa de curación está en torno al 57%
En este contexto, un ensayo clínico dirigido por MSF y financiado por Unitaid ha dado con un tratamiento más corto, eficaz y seguro. Se llama TB-PRACTECAL y consiste en un régimen de fármacos para estos pacientes con un diagnóstico tan complicado. El ensayo comparó la combinación de fármacos de bedaquilina, pretomanida, linezolid y moxifloxacina (BPaLM) durante seis meses con el tratamiento estándar actual en 552 pacientes de siete lugares de Bielorrusia, Sudáfrica y Uzbekistán. El 89% de los incluidos en el grupo BPaLM se curaron, en comparación con el 52% en el otro grupo.
Los resultados, que estarán disponibles en 2023, serán relevantes para cientos de miles de pacientes que conviven con esta forma tan cruel de la enfermedad debido a la diversidad de la población de estudio, que se compuso de personas con orígenes raciales y étnicos distintos, así como por afectados por otras morbilidades como VIH, hepatitis C o diabetes. “Las personas con estas afecciones a menudo son excluidas de los ensayos clíicos, lo que dificulta a los médicos saber cuál es la mejor manera de tratarlos”, ha agregado la doctora Carole Mitnick, profesora de Salud Global en la Facultad de Medicina de Harvard, y co-investigadora principal. Este hallazgo que puede revolucionar la calidad de vida de los pacientes transita por la misma vía que otro ensayo clínico similar, ZeNix, cuyos resultados se presentaron el pasado julio en la 11ª Conferencia Mundial contra el Sida.
Adivinar la resistencia a fármacos antes de que ocurra
En el segundo día de la conferencia también se presentaron datos de un estudio que ha utilizado la secuenciación del genoma para predecir con éxito qué cepas probablemente desarrollarían resistencia a los medicamentos. En este trabajo científico, los autores observaron bacterias susceptibles a los fármacos y se propusieron identificar mutaciones que podrían aumentar la probabilidad de que una bacteria se vuelva resistente en el futuro. “No hay duda de que identificar las cepas que tienen más probabilidades de volverse resistentes a los medicamentos en el futuro podría ser importante para la forma en que tratamos la infección”, ha indicado Guy Marks.
Las mascarillas, aliadas
Además de detectar la bacteria, es importante saber qué pacientes son más infecciosos para reducir el contagio. Y en esto la mascarilla puede ser una aliada. Una investigación de la Universidad de Leicester, Reino Unido, muestra la correlación entre la cantidad de bacterias atrapadas en el tejido y el número de infecciones entre los contactos del paciente. “Con este método también podríamos detectar la covid-19 y otros patógenos respiratorios”, explicó la científica Caroline Williams.
Mejoras para niños y adolescentes
En los países con alta carga de tuberculosis, es común que los niños con neumonía severa la acaben desarrollando, pero solo se considera esta posibilidad cuando el pequeño tiene un historial de síntomas prolongados o no responde al tratamiento con antibióticos. Y esto, a su vez, resulta en casos no diagnosticados o en diagnósticos tardíos.
Olivier Marcy, del Centro de Investigación de Salud de la Población de Burdeos de la Universidad de Burdeos, en Francia, contó en rueda de prensa cómo su equipo evaluó la viabilidad y el rendimiento de la evaluación sistemática de la tuberculosis en niños con neumonía grave analizando muestras de heces y aspirados nasofaringeos con Xpert MTB / RIF Ultra, la prueba rápida recomendada por la OMS para detectar simultáneamente la tuberculosis y la resistencia a la rifampicina. TB-Speed Pneumonia fue un ensayo que incluyó a más de 1.171 niños de cinco años con neumonía grave en 15 hospitales de Camboya, Camerún, Costa de Marfil, Mozambique, Uganda y Zambia. Gracias a este abordaje, hallaron que 82 de ellos sí que tenían, además, tuberculosis.
No podemos desarrollar vacunas con una inversión global en I+D de menos de 1.000 millones de dólares. Es imposibleTereza Kasaeva, directora del Programa Mundial contra la TB de la OMS
Por otra parte, Grace Muzanyi, coordinadora clínica de la universidad ugandesa Uganda-CWRU Research Collaboration, ha presentado un nuevo régimen de tratamiento de solo cuatro meses para adolescentes. Las personas de 10 a 19 años portadoras de la infección representan aproximadamente el 10% de la carga mundial. En este grupo de edad se le suministró el tratamiento con rifapentina durante cuatro meses, mientras que a un segundo grupo se les dio durante los seis meses hasta ahora recomendados. El estudio demostró que la eficacia del régimen de rifapentina y moxifloxacina fue similar a la del régimen estándar.
Tuberculosis frente a la covid-19
El presidente de The Union ha considerado los avances presentados esta semana como un motivo para la esperanza, pero ha lamentado la falta de apoyos para acabar con una patología tan mortífera que supone un problema de salud global: “En un año se han desarrollado siete vacunas para el nuevo coronavirus aprobadas por la OMS. Un progreso científico extraordinario. Si la tuberculosis recibiese una fracción de la energía y recursos que se destinan a la covid-19, ya le habríamos parado los pies hace tiempo”.
La directora del Programa Mundial contra la TB de la OMS, Tereza Kasaeva, es del mismo parecer. “No podemos desarrollar vacunas con una inversión global en I+D de menos de 1.000 millones de dólares. Es imposible”.
En 2020 murieron 1,5 millones de personas de TB y por lo menos tres millones por covid-19. El médico de TB pediátrica Uvi Naidoo es uno de los que se salvó. Hace una década luchó tres años contra una cepa extremadamente resistente a fármacos. Los efectos secundarios de los medicamentos estuvieron a punto de acabar con él, pero sobrevivió.
El año pasado, contrajo la covid-19 dos veces en el curso de su trabajo en Sudáfrica. Toda su familia acabó ingresada. Su padre falleció en la UCI. Perdió a 25 compañeros de profesión. A Naidoo, el virus le atacó el corazón, los pulmones y las glándulas renales, y todavía está conectado a un tubo de oxígeno. “Es hora de que todos, incluyendo los políticos, la ciencia básica y la práctica clínica, nos aliemos para aliviar el sufrimiento de tantas personas”, ha concluido.
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