La nueva generación de líderes del Amazonas gana el premio Gabo de periodismo

‘Defensores de la selva’, la serie de 10 capítulos de Francesc Badia i Dalmases y Pablo Albarenga publicada en Planeta Futuro durante meses, ha obtenido el galardón en la categoría de Imagen

Composición con la imagen de Nantu, uno de los diez defensores de la selva protagonistas de la serie ganadora del Premio Gabo 2020.Pablo Albarenga

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La serie de diez reportajes Defensores de la selva, de Francesc Badia i Dalmases y Pablo Albarenga, ha ganado el premio Gabo 2020 en la categoría de Imagen. Es uno de los cuatro escogidos entre 1.443 trabajos postulados en esta edición del certamen, el reconocimiento más importante al periodismo en español y portugués. Los capítulos fueron publicados en Planeta Futuro entre junio de 2019 y marzo de 2020. El País también ha logrado el premio a la mejor cobertura por la serie de reportajes Frontera sur. La frontera desconocida de América, realizada por periodistas de EL PAÍS América en alianza con reporteros del periódico El Faro, de El Salvador.

Defensores de la selva es una serie de reportajes multimedia que mezcla vídeo y fotografía con la narración en texto, y presenta imágenes potentes de dron como portada de distintas historias que aterrizan la crisis climática al plano más personal. El proyecto retrata la relación simbiótica de las comunidades de la Amazonía, reserva global de agua dulce y biodiversidad, con su propio territorio, para amplificar su lucha y compromiso, así como para transmitir su determinación. Ednei, Dani, Drica, Joane y Tupi en el Tapajós brasileño, y Julián, Verónica y Nantu en territorio achuar en Ecuador, conforman una poderosa voz coral cuyo tratamiento periodístico, además de narrar una dura realidad, busca que la narrativa construida de forma conjunta se traduzca en empoderamiento personal y colectivo. “Un excepcional reportaje multimedia en ocho partes que busca aterrizar la cuestión abstracta de la crisis climática en el día a día de jóvenes que cumplen un papel, hasta ahora escasamente documentado y reconocido, en la defensa y conservación de la Amazonía en Brasil y Ecuador”, se indica en el Acta del jurado del Premio Gabo 2020.

Para el jurado, esta serie de reportajes no sobresale solo por su cuidadosa construcción de imagen y su sólido carácter conceptual para narrar un tema de extrema relevancia en la actualidad. También destaca por lo que se percibe que fue un inmenso esfuerzo reporteril por encontrar ocho personajes extraordinarios, y contar desde sus vidas particulares, desde su íntima relación con el territorio, algo muy distinto a lo que anteriormente se había visto sobre Amazonía y medioambiente, expresa el jurado.

El Premio Gabo se convoca anualmente por la Fundación Gabo, una institución creada en 1995 por el periodista y Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Los ganadores en cada una de las cuatro categorías de concurso reciben 35 millones de pesos colombianos y un ejemplar de la escultura Gabriel, del artista colombiano Antonio Caro.

A continuación, los capítulos de la serie Defensores de la selva, que inicialmente eran ocho y luego se ampliaron a diez:

Capítulo I - Ednei: Aquí es Tierra Indígena Maró

Izquierda. Ednei, un joven indígena, posa para un retrato sobre las impresiones de camiones de madera que cruzan la frontera de su territorio. Correcto. Restos de 26 árboles talados por tala ilegal en el Territorio Indígena de Maró, incautados por el grupo de vigilancia del que Ednei es miembro.Pablo Albarenga

En Brasil, el avance devastador de la deforestación ilegal parece imparable. Pero comunidades como la del Maró son las que oponen todavía resistencia, y su presencia ha sido una garantía de conservación. Hace unos pocos años, desde que las incursiones de los madereros se hicieron más agresivas, y siguiendo una recomendación de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), organismo público encargado de los pueblos indígenas del Brasil, un grupo de hombres elegidos por las aldeas se han constituido en vigilantes del territorio, y recorren su perímetro regularmente, en rondas que suelen durar unos 10 días. Ednei, con 20 años recién cumplidos, muestra una gran determinación. Tiene muy claro el rol que se le adjudica y está dispuesto a asumirlo con todo el arrojo de su juventud.

Capítulo II - Dani: la joven amazónica que lucha por los bosques y los derechos LGTBI

Dani, joven riberina activista por los derechos LGTBI.Pablo Albarenga

Dani es una joven activista riberina de 21 años. Pero, para convertirse en lo que hoy es, ha realizado un difícil y valeroso ejercicio de búsqueda de identidad que no se entiende sin comprender el contexto en que tuvo lugar. A ella, la llevó al reconocimiento de que es homosexual, lo que escondió durante largo tiempo, reprimida por su familia, la comunidad y también la iglesia. Poder pasar de la represión, la frustración, la depresión y los intentos de suicidio al orgullo de reconocerse fue un paso determinante en la vida de Dani, hoy convertida en militante de la causa LGBT+. “El hecho de que pueda golpearme en el pecho y decirme que yo soy una inspiración para otros, es un orgullo”, afirma.

Capítulo III - Drica: defender el territorio para las generaciones futuras significa resistir

Izquierda: vista aérea de una parte de la Mineradora Río Norte sobre el río Trombetas, de unos 100 kilómetros cuadrados. Derecha: Drica posa para un retrato sobre su territorio.Pablo Albarenga

La activista brasileña es responsable de una asociación de seis comunidades de afrodescendientes que se enfrenta a la destrucción de la selva amazónica brasileña. Enseñar a los niños pequeños a respetar el territorio es su motivación principal. Drica imagina un futuro en que los pequeños sepan reconocer y preservar los tesoros que alberga su tierra y sean conscientes de las amenazas que se ciernen sobre ella para, llegado el día, defenderla adecuadamente.

Capítulo IV - Joane: acabar con el plástico y el fuego destructor es posible

Joane posa para un retrato sobre la playa de Suruacá, junto a envases residuos que deposita el río Tapajós. El viento y las corrientes arrastran el plástico hasta la playa, que en ocasiones adquiere el aspecto de un verdadero vertedero.Pablo Albarenga

Brasil ocupa tristemente el número uno en mala gestión de los desechos plásticos, en las Américas, por encima de los Estados Unidos. En demasiadas áreas del río Tapajós, la proliferación del plástico en el ambiente es gigantesca. Detener esta deriva absurda y empezar a revertirla es una tarea de dimensión también enorme. Aunque no imposible. Esta joven activista brasileña lucha por cambiar los hábitos de su pueblo, que se recojan y dejen de quemar residuos.

Capítulo V - Tupí: una historia de coraje y determinación indígena

Tupí posa para un retrato sobre la playa de su comunidad, en la aldea San Francisco. El territorio que Tupí defiende es su cuerpo. Sobre su espalda pintada con urucú exhibe un grafismo indígena que representa una serpiente, símbolo de fortaleza.Fotos de Pablo Albarenga

Se requiere un coraje excepcional para hacer lo que hizo Tupí: levantarse en solitario y caminar con paso firme. Coraje para recuperar una relación armónica con el territorio, aquella que tuvieron sus abuelos y bisabuelos, pero que colapsó hace tiempo. Coraje para superar una historia de violencia sexual, física y psicológica por parte de una pareja maltratadora. También para enfrentarse al espejo y asumir el trauma de la opresión y de la violación sistemática. Tupí se reencontró en sus raíces, redescubriendo la fortaleza necesaria a través de afianzar su propia ancestralidad tupinambá y afirmar, a la vez, su feminidad. Le ayudó hacerlo junto a otras mujeres que, con similar valentía, están en la lucha que implica reconocer el abuso, la violación y el maltrato a través de la solidaridad y la acción colectiva. Formar parte de un movimiento, aprender a liderarlo, aprender a construir un espacio propio de libertad es lo que hace de estas mujeres seres excepcionales para su comunidad.

Capítulo VI - Julián: la lucha contra la carretera que divide al pueblo amazónico

Julian Illanes es un indígena de la Nación Achuar de Ecuador. Lucha para evitar la incursión de una nueva carretera al territorio achuar, entre otras amenazas como la deforestación, que ya está afectando a sus compañeros vecinos indígenas shuar. Derecha: Julian, acostado en su sagrada tierra indígena. Izquierda: Vista aérea de la nueva carretera que ingresa al territorio achuar. Pablo Albarenga

En Ecuador, el avance de las infraestructuras hacia la selva es imparable. Todo será beneficioso, cuenta el discurso oficial. ¿Quién podría dudarlo? Sin embargo, para algunas comunidades indígenas en el suroeste amazónico de Ecuador, cerca de la frontera con Perú, el carácter incontestable de ese beneficio se pone hoy en duda. Desde hace algunos años está en marcha la construcción de una carretera que, a partir de la ciudad de Puyo, penetra hacia la cuenca amazónica habitada por los pueblos shuar y achuar. La construcción avanza, conquista el interior de la selva, derriba cualquier obstáculo, irrumpiendo estrepitosamente en territorio virgen. Julián es un líder achuar que ha tomado las riendas de su comunidad para enfrentarse al extractivismo y a la invasión de estas infraestructuras.

Capítulo VII - Vero: la matrona del corazón de la Amazonía

Verónica es una mujer indígena achuar que trabaja como partera en una cultura donde, dice, las mujeres se avergüenzan al dar a luz. A la izquierda, Verónica tumbada sobre la tierra. A la derecha, el jardín de plantas medicinales donde cultiva plantas ancestrales para tratar a sus pacientes.Pablo Albarenga

Verónica Yunkar, o Vero Cestsenk por su nombre indígena achuar, es una mujer valerosa. Una mujer que ha tomado el control de su propia biografía. La lucha de Vero es mejorar la vida de las madres de su comunidad en la Amazonía ecuatoriana y la de sus bebés. Esta es su manera de contribuir a la defensa de la selva, que ella sostiene con orgullo y determinación.

Capítulo VIII - Nantu: el sueño solar

Nantu es un joven indígena de la Nación Achuar de Ecuador que lidera un proyecto de embarcaciones fluviales con energía solar para transporte colectivo. Izquierda: En su tierra, Nantu yace vestido con ropa tradicional Achuar. Derecha: la selva virgen del territorio Achuar. Sharamentsa, Pastaza, Ecuador. Pablo Albarenga

Nantu, como otros miles de jóvenes indígenas de todo Ecuador, acudió a la llamada de sus líderes para hacer frente a un Gobierno dispuesto a plegarse a las exigencias del FMI y a abrir, todavía más, las puertas a los intereses de las grandes transnacionales extractivas. Este joven tiene una solución para evitar la llegada de una carretera a su pueblo en el Amazonas ecuatoriano: conectar con barcas que usen energía limpia hasta nueve comunidades del territorio achuar.

Capítulo IX - José Gregorio: o preservamos la selva amazónica o tomará venganza

José Gregorio un indígena tikuna, líder de la Guardia Indígena Ambiental de la comunidad de San Martín de Amacayacu, en la Amazonía colombiana. Él lidera un grupo de jóvenes hombres y mujeres que lucha para combatir la explotación ilegal de recursos naturales en su territorio para mantener a su bosque sagrado con vida. Derecha: José Gregorio está acostado sobre su tierra. Izquierda: La comunidad donde José y los guardianes viven, junto al Río Amacayacu. Pablo Albarenga

En Colombia, la presión sobre el medio ambiente es continua y proporcional a la biodiversidad y a los recursos naturales de esta selva amazónica. Las amenazas son múltiples, desde la sobrepesca hasta la minería ilegal, los madereros, o bien la reinstalación de laboratorios de procesamiento de coca, como los que existieron en el pasado, aunque ya hace un tiempo que se desplazaron al otro lado del río Amazonas, por la parte del Perú. Esta combinación de riquezas y amenazas han hecho que la creación de la guardia indígena ambiental haya sido clave en la defensa y la conservación de estos territorios vulnerables. José Gregorio lleva años capacitando a jóvenes para trabajar en labores de protección medioambiental.

Capítulo X - Lilia: defender la fauna acuática del Amazonas es defender el mundo

Lilia es una mujer indígena tikuna de la Amazonía colombiana dedicada a la protección de los seres vivos que habitan los ríos. Estos animales sagrados son fundamentales para el equilibrio de la vida y están siendo afectados por la pesca industrial y el cambio climático, poniendo en riesgo también el sustento de las familias a través de los pequeños pescadores locales. Derecha: Lilia está acostada junto al río Tarapoto. Derecha: Algunos barcos de pescadores locales en la comunidad donde Lilia vive, junto al río Tarapoto. Pablo Albarenga

La exuberancia vital del alto Amazonas, en la triple frontera de Colombia con Perú y con Brasil, tiene algo de estática. Destila una armonía aparente, aunque esconde en su tranquilidad tensiones múltiples. Aquí, entre los meandros de sus abundantes afluentes, que bajan cargados de vida, donde una biodiversidad excepcional prolifera en la inundación de sus aguas lentas, nada el delfín rosado del Amazonas. Desde tiempos remotos, este mamífero acuático ocupa un lugar sagrado en las cosmologías indígenas, como también lo hace en muchos rincones de la inmensa cuenca amazónica. Para Lilia Isolina Java Tapayuri, proteger a esta especie es una labor sagrada.

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