Opacidad en los laboratorios
La transparencia no es incompatible con la seguridad en una crisis como la provocada por el brote de peste porcina
El viernes 28 de noviembre se supo que la peste porcina africana había regresado a España después de tres décadas, poniendo en jaque un sector que generó 25.000 millones de euros y más de 415.000 empleos el año pasado. El siguiente viernes, 5 de diciembre, después de que la Generalitat de Cataluña barajase la hipótesis de un supuesto bocadillo de chorizo traído de algún lugar remoto, el Ministerio de Agricultura anunció que estaba investigando si el virus que había matado a los jabalíes en Collserola había podido escapar de un laboratorio. El viernes 12, este periódico reveló que el laboratorio señalado, el de Bellaterra, experimentaba con la misma cepa del virus que apareció en el primer jabalí infectado, muerto a unos cientos de metros del lugar. En ese centro de investigación estaban probando en 15 cerdos un prototipo de vacuna para este virus.
Sin el trabajo periodístico no habríamos sabido que se pidió permiso a la Comisión Nacional de Bioseguridad para los experimentos. Y que en los mismos días en que se experimentaba, se estaban haciendo obras en las instalaciones, un factor disruptivo en un entorno tan sensible y que ya ha provocado fugas de patógenos anteriormente. El organismo no quiso reconocer la existencia de esas obras hasta que se publicó en EL PAÍS. No hay un portavoz técnico que dé explicaciones desde el centro. Ayer viernes 19, la Generalitat descartó que el patógeno —mortal para los cerdos, inocuo para los humanos— saliera del centro de Bellaterra tras las primeras conclusiones del equipo de expertos europeos en bioseguridad y contención. “Nada parece indicar que hubiese una fuga del virus”, señalan un día después de que la Guardia Civil y los Mossos registraran durante 14 horas este laboratorio con nivel 3 de seguridad (el más alto es 4).
Tres semanas después de la aparición de los dos jabalíes en Cerdanyola del Vallés, todavía no se ha determinado el origen del brote. La ciencia tiene la clave. Estamos a la espera de la auditoría científica encargada por la Generalitat y de los resultados que obtenga el Laboratorio Central de Veterinaria de Algete (Madrid), el de referencia nacional, tras comparar del ADN de los virus de los jabalíes y el de los experimentos. El protocolo del laboratorio es correcto, asegura Agricultura, algo que no sirve para descartar que se haya producido un accidente, igual que ocurren accidentes en las carreteras mejor asfaltadas y señalizadas. Lo demuestran los más de 400 incidentes que se han producido en las últimas décadas en laboratorios de todo el mundo, incluso en los de nivel 4 de seguridad. Lejos de discursos conspiranoicos, lo único seguro es que los laboratorios que investigan con patógenos en todo el mundo son absolutamente necesarios para desarrollar vacunas que eviten epidemias. Pero las medidas de seguridad deben incluir un epígrafe esencial al que las autoridades no deberían tener miedo: el de la transparencia.