Franco, creador de contenido
Las lectoras y los lectores escriben sobre la persistencia del dictador en la cultura política 50 años después, la política del Gobierno de EE UU, una polémica frase de Feijóo y la importancia de vivir el momento
Hay quienes se mueren y “hasta luego”, y después está Franco que, 50 años después de su muerte, sigue dando titulares, ocupando tertulias y, lo que es peor, abanderando manifestaciones juveniles. Me resulta paradójico que un dictador sea un símbolo de rebeldía y de cambio para un gran número de jóvenes. Y más paradójico me resulta ver que hoy en día rebelarse sea sinónimo de pensar sin leer y de opinar sin saber. Franco ya no gobierna, pero marca agenda mejor que muchos influencers. Y mientras malgastamos tiempo hablando sobre él, obviamos temas más urgentes y que nos afectan a todos. Quizás el verdadero problema sea que seguimos dándole lo que quería: atención.
Marta Gómez Salvador. Valencia
Un país y un hombre a la deriva
Un país gobernado por un niño caprichoso. Esa sería una descripción adecuada para la actualidad de EE UU. Las predicciones para las elecciones de 2026 indican la creciente debilidad en los apoyos más fieles del líder norteamericano. Entre los que nunca confiaron en sus promesas y aquellos que han perdido la esperanza en estas parece tender la balanza en su contra. Entre sus promesas se encontraba la de controlar la desmesurada inflación heredada del anterior gobierno. Esta no solo no se ha cumplido, sino que en su lugar se han cumplido otros antojos insensatos como el de la expansión de la ya ostentosa Casa Blanca. Un país que gradualmente va perdiendo su credibilidad por culpa de un hombre que parece haber perdido la deriva.
Juan Salvador Agüí Santamarta. Madrid
De andaluces y gallegos
A raíz de un comentario reciente sobre la costa gallega y la andaluza, y de la broma de que “los andaluces no saben contar”, he sentido la necesidad de escribir desde otro lugar: el de la memoria compartida. Soy andaluz, con raíces gallegas, y siempre he entendido que Galicia y Andalucía no se miden ni se comparan, se reconocen. A lo largo de la historia, gallegos y andaluces han emigrado, trabajado y convivido juntos, dentro y fuera de España. Yo mismo viví más de una década en Alemania y allí comprobé que las identidades no se restan: se suman. Convendría recordar que lo que ha unido nuestra historia no debería separarlo ningún comentario de un político. A orillas del Sil o del Guadalquivir, siempre ha habido más puntos en común que diferencias.
José Antonio Troitiño. Chiclana de la Frontera (Cádiz)
Mañana
Nos pasamos la vida haciendo una lista interminable de tareas para el mañana. Mañana escucharé el audio que cada vez está más abajo en el WhatsApp. Mañana sin falta llamaré. Mañana daré las gracias al vecino por recogerme los paquetes. Mañana escribiré a mi hermano. Mañana intentaré quedar con mis amigas. Mañana iré a comer con mis padres. Mañana le diré que le quiero. Mañana, mañana, mañana... De repente el mañana se convierte en hoy y esta lista interminable de tareas se transforma en una lista de ojalás, de errores, de arrepentimientos. Por eso, hoy, abuela, te digo “te quiero”, por si mañana no te lo puedo decir.
Lucía Garrido Pradillo. Madrid