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Unas redes muy poco sociales

Los lectores y las lectoras hablan de la soledad en una sociedad hiperconectada, de la falta de atención mental en la sanidad pública, de la credibilidad del CIS y de las elecciones extremeñas

Recuerdo cuando las plataformas eran herramientas de contacto y creación de comunidad. Un espacio social donde interactuar con otros bajo la certeza de que tanto la persona al otro lado como la conversación eran reales. Pero ¿las redes hoy en día siguen siendo sociales? Lo que empezó como una vía para conectar personas...

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Recuerdo cuando las plataformas eran herramientas de contacto y creación de comunidad. Un espacio social donde interactuar con otros bajo la certeza de que tanto la persona al otro lado como la conversación eran reales. Pero ¿las redes hoy en día siguen siendo sociales? Lo que empezó como una vía para conectar personas se ha convertido en una fábrica de contenido: para marcas, para algoritmos o para el mantenimiento de una identidad digital que debe ser alimentada cada día. Hoy, más que socializar, consumimos contenidos con el mismo automatismo con el que miramos la televisión, con la diferencia de que la pantalla nos observa, nos mide y nos indica qué debemos ver a continuación. Es triste y paradójico que, bajo la premisa de cohesión global, surja una forma de soledad donde millones de personas conectadas al mismo tiempo realizan un consumo individual.

Nadine Delgado. Mataró (Barcelona)

Una urgencia sanitaria

La salud mental no puede seguir en la sala de espera. Hablar de salud mental ya no es tabú. Lo que sigue siendo invisible es la espera. Meses para una primera visita, recursos saturados y profesionales desbordados forman parte del día a día del sistema público. La concienciación es necesaria, pero insuficiente si no va acompañada de inversión y planificación. De poco sirve animar a pedir ayuda cuando la ayuda no llega. La salud mental no puede tratarse como una moda discursiva. Es una urgencia estructural.

Mihaela Dinca. Castellón de la Plana

Incredulidad con el CIS

¿Alguien puede entender que con la que está cayendo en el seno de las filas socialistas por los continuos escándalos de corrupción y de acoso sexual, la encuesta sobre intención de voto del CIS del 12 de diciembre da como vencedor al PSOE, con 9 puntos porcentuales sobre el segundo, el PP, en unas hipotéticas elecciones generales y que, en las encuestas de octubre y noviembre fuera el mismo, con una diferencia porcentual de 15 y 10 puntos respectivamente? Esos datos no son creíbles habida cuenta de que la práctica totalidad de sondeos privados del último trimestre dan vencedor al PP, situando al PSOE como segunda fuerza parlamentaria, con una diferencia holgada. Aunque lo más grave de esta disparidad es que el CIS es un organismo autónomo adscrito al Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes y, por tanto, financiado por los contribuyentes.

Javier Cordero Ruiz. Madrid

Votar en Extremadura

Los casos de acoso sexual en el PSOE, el silencio que apoya el régimen chavista por Podemos, el odio de Vox y el innegable camino del PP hacia la ultraderecha apoyando a Mazón y poniendo frenos al aborto... Son algunos de los graves problemas que no se arreglan con el “y tú más” de sus líderes. ¿Quién puede servir al pueblo extremeño? ¿Quién va a luchar por un tren digno o unas políticas de vivienda? Mis sentimientos pasan de la decepción a la inquietud, con jóvenes que cree que el autoritarismo no está tan mal. La papeleta debería contener la palabra ‘coherencia’ como opción a elegir: parece que la clase política se ha olvidado de ella.

Miguel Salazar Castañón. Madrid

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