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La vocación ingresa en la UCI

Los lectores y las lectoras escriben sobre la huelga de los médicos, el adiós al rockero Robe Iniesta, la mejora de la vida en medio siglo y la vida sin luz en la Cañada Real de Madrid

Cada vez que un gremio se levanta para reclamar sus derechos, el país entero lo nota: se cancelan vuelos, se paraliza el transporte o se acumula la basura en las calles. Los médicos, sin embargo, cuando decidimos manifestarnos, seguimos trabajando. Nuestra actividad no puede cesar. Incluso, en su buen hacer, algunos directivos programan más pacientes oncológicos esos días para reducir el impacto sobre la población. Las condiciones laborales de los médicos se deterioran año tras año. Hemos perdido poder adquisitivo, reconocimiento y representación. Somos tan pocos que ni siquiera tenemos voz en las mesas donde se negocia nuestro futuro. No sabemos ya qué hacer para que se nos escuche. Esta huelga no es solo por nosotros: es por la sanidad pública, por su supervivencia. Porque si seguimos así, la vocación que aún nos mantiene en pie se irá pudriendo lentamente, y con ella se marchitará una de las mayores conquistas de este país: una sanidad pública, universal y de calidad. No podemos más. Seguimos cuidando a los demás, aunque nadie parezca cuidar de nosotros. No estamos saludando: nos estamos ahogando.

Sergio López Ruiz. Las Palmas De Gran Canaria

Santo Robe Iniesta, el último filósofo

Que descanse en paz el último filósofo de esta época, el poeta extremeño, hijo de Plasencia, el ídolo, el rockero más importante de España, nos deja su leyenda para ser contada por siempre, Santo Robe Iniesta, porque ningún otro fue ni será capaz de encender la chispa que deja la vela apagada en su nombre, eterno escritor. España entera, y sobre todo tu Extremadura, jamás dejarán de llorar tú pérdida. Porque toda la vida es un cuento, y hay que contarlo, y él nos contó los más maravillosos. DEP. “He venido a decirte que estaba / abrazado tan fuerte a la nada”.

Gustavo Javier García Bayas. Badajoz

No, no se vivía mejor

Diez años tenía la madre de mi abuela cuando empezó a servir en otra casa. Con siete años, un familiar de mi abuelo se iba al mercado del pueblo a vender. Una banqueta le tuvieron que poner a la madre de una prima lejana para que llegara a la pila de lavar la ropa en la casa donde entró a cuidar a un bebé. Ella era todavía una niña. Sólo uno de estos tres ejemplos debería de servir para que cualquiera de los que dicen que antes vivíamos mejor se callara para siempre.

Alicia Vela Horcajada. Ciudad Real

Luces y sombras

Mientras millones de bombillas iluminan con una desmesura casi obscena árboles, fachadas de edificios públicos, calles y plazas de Madrid para celebrar las fiestas navideñas, en la Cañada Real, un asentamiento a solo 24 kilómetros de la capital, viven a oscuras desde hace más de cinco años, cerca de 4.000 personas, 1.800 de ellas menores. ¿No sería esta una buena ocasión para que las dos administraciones responsables (Comunidad y Ayuntamiento de Madrid), junto con la empresa distribuidora, alumbraran una solución para resolver esta inadmisible anomalía?

Enrique Chicote Serna. Arganda del Rey (Madrid)

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