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Jóvenes atrapados en la ficción del mérito

Los lectores y las lectoras escriben sobre la precariedad que sufren las nuevas generaciones, la sanidad pública, la crisis de la vivienda, y la cosificación de los cuerpos femeninos

Llegamos con formación, idiomas y experiencia, esperando contribuir y crecer, pero pronto descubrimos que lo que importa no es el talento ni la vocación, sino convertir cada relación en una oportunidad. Los contactos, los afterworks, las conversaciones casuales se transforman en fichas de un juego donde, si no rentas socialmente, quedas fuera. La transaccionalidad invade todo: la vida profesional y la social se fusionan en un único espacio donde cada gesto se mide por el beneficio que puede ofrecer. La educación, que prometía abrir puertas, ya no garantiza movilidad; los méritos se diluyen frente a la necesidad de posicionarse. La meritocracia se revela como una ficción, y la precariedad se instala como norma. Es un capitalismo extremo, que nos usa y nos evalúa por nuestra habilidad para extraer valor de cada interacción, dejando la vocación y la autenticidad en segundo plano. Somos jóvenes atrapados en un sistema donde todo es transacción, y sobrevivir implica adaptarse a unas reglas que explotan nuestra energía y distorsionan la idea misma de trabajo digno.

Alba Estévez Otero. Bruselas

Blindar la sanidad pública

Teóricamente tenemos garantizado el derecho a la sanidad, pero el reciente caso del grupo Ribera en el hospital de Torrejón, nos hace plantearnos si no es una necesidad primordial el blindar la sanidad pública en la Constitución. El artículo 43 es el que reconoce el derecho a la protección de la salud y dice que compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. Está claro que los ciudadanos no estamos lo suficientemente protegidos. Pero ¿de verdad interesa a los partidos políticos cambiar la Constitución para que tengamos una atención sanitaria que nos reconozca el derecho a la protección de nuestra salud? Desgraciadamente, tengo la sensación de que no se va a hacer nada.

Manuel Ruiz-Gómez de Fez. Cuenca

Precios desorbitados

Lo que antes era un proceso ilusionante, buscar tu nueva vivienda, revisar ofertas en el periódico o explorar plataformas con tu pareja, ahora se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza. Y si además necesitas que se ajuste a un presupuesto contenido, la búsqueda se vuelve directamente una pérdida de tiempo. No es normal que en una ciudad como Vigo haya apenas cinco pisos disponibles por debajo de 600 euros, mientras la demanda para viviendas de esos precios es inmensamente superior. No es justo que tantas personas que no pueden asumir alquileres tan elevados se queden sin opciones reales para encontrar un hogar. Es imprescindible tomar medidas que amplíen la oferta de vivienda asequible para que vivir en Vigo ―o en cualquier otra ciudad― no sea un privilegio reservado a unos pocos.

Miguel Ángel Mercè Castro. Vigo

Cosificar los cuerpos femeninos

El viernes 5 de diciembre se publicó en este periódico un artículo de opinión de Najat El Hachmi titulado Michelle reducida a la mitad que resulta desafortunado porque prioriza la iconicidad feminista de Michelle Obama sobre la libertad de su cuerpo, es decir, la cosifica sin lugar a dudas. Con este artículo, Najat El Hachmi redobla la mirada enjuiciadora sobre la mujer: si antes se murmuraba en torno a tu aumento de peso, ahora también se murmura sobre tu delgadez.

Diego Seligrat Aparico. Cuenca

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