Primer golpe a Trump en las urnas
Las elecciones de Nueva York, Virginia, Nueva Jersey y California devuelven la esperanza a un Partido Demócrata noqueado
Un musulmán neoyorquino autoproclamado “socialista democrático” se convirtió el martes en el rostro de la esperanza para los millones de ciudadanos en Estados Unidos que necesitaban recuperar la confianza en su país ante la exhibición de autoritarismo de Donald Trump. El inmigrante naturalizado Zohran Mamdani, de 34 años y desconocido por la mayoría de los habitantes de Nueva York hace solo un año, ganó las elecciones a la alcaldía con una enorme diferencia de nueve puntos sobre su principal rival, el exgobernador Andrew Cuomo, heredero de una dinastía política de medio siglo y representante del establishment demócrata de la ciudad. La irritación de Trump con Mamdani le llevó incluso a pedir el voto para Cuomo y a insultar a los votantes. La respuesta masiva es una bofetada en el orgullo del presidente, que es un notable de la ciudad, y una muestra del efecto tóxico de sus formas.
La inyección de esperanza que supone la victoria de Mamdani abre al mismo tiempo una brecha en el Partido Demócrata. Si bien la elección es un rechazo palmario a Trump, también lo es a un determinado perfil del partido. La de Mamdani es una candidatura minoritaria de izquierdas que pasó por encima de la formidable maquinaria política de los demócratas de Nueva York con el respaldo del progresismo liderado por el senador Bernie Sanders. Su mensaje se dirigió sobre todo a las causas de la desigualdad: el precio de la vivienda, el coste de la vida y la precariedad. Es decir, apeló al mismo descontento que hizo a mucha gente votar por Trump y que hoy ve que esas dinámicas se aceleran en vez de remitir.
Se abren así meses de debate en un partido que ha comprobado la efectividad electoral de plantar cara a Trump con propuestas para la clase media empobrecida, pero que tiene muy difícil ganar elecciones con un discurso percibido como “socialista” fuera de las ciudades. Cuánto tiene Mamdani de curiosidad inconcebible fuera del ecosistema de Nueva York, y cuánto de modelo a seguir para reconectar con una mayoría del electorado estadounidense en las elecciones de 2026, es la pregunta que los demócratas deben resolver.
A pesar de su gran simbolismo, la victoria de Mamdani no es la más significativa de las múltiples elecciones celebradas el martes en Estados Unidos. Los demócratas ganaron las importantes elecciones a gobernador en Nueva Jersey y en Virginia, esta última en manos republicanas. Ambas serán para mujeres de perfil moderado. Las contundentes victorias en un nivel estatal revelan que existe una importante masa crítica deseosa de votar contra Trump y que los republicanos no pueden contrarrestar con otros candidatos que no sean Trump.
Más de 75 millones de personas que votaron por Kamala Harris se ven sin ningún poder en el nivel federal para frenar el fanatismo de la Casa Blanca. Por eso la victoria más trascendente del martes de cara a recuperar algo de poder en Washington fue la de la Proposición 50 en California. Bajo la premisa de “combatir el fuego con fuego”, el gobernador Gavin Newsom, indisimulado aspirante a la presidencia, sometió a votación la propuesta de redibujar los distritos electorales para compensar la flagrante manipulación del mapa electoral de los republicanos en otros estados para asegurarse escaños. El masivo respaldo a cambiar las reglas de juego indica una disposición nueva de los demócratas a utilizar el poder que tienen, que es mucho fuera de Washington, para combatir la embestida autoritaria de Trump. Las ganas y los votos están ahí.