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Ser padre

Los lectores y las lectoras escriben sobre la paternidad, la sanidad pública madrileña, el futuro de Gaza, los tratamientos de la obesidad y una feria esotérica en la estación de Chamartín

Ser padre es levantarte a las seis de la mañana para ir a recoger a tu hija que vuelve de viaje. Es prepararle el desayuno mientras deshacéis la maleta en los 30 minutos que tiene antes de irse a trabajar. Es ir a comer con ella en su hora de descanso. Es acompañar a tu hijo a no sé dónde a comprar no sé qué. Es estar ahí cuando lo necesitan. Ser padre es que tu hijo te llame para ver cuánto tardas en llegar a casa para traerte la cena por si no has cenado. Es que tu hija te llame para ver qué tal has pasado el día en el trabajo. Es que estén ahí cuando los necesitas. Ser padre es una carretera de dos sentidos en la que todos vamos en la misma dirección. ¿Es fácil? Para nada. ¿Es bonito? Lo mejor que te puede pasar. ¿Es divertido? Como la mejor comedia. ¿Es triste? Como el mejor drama de Hollywood (solo a veces).

Vicente Aranzana González. Móstoles (Madrid)

El moridero

El otro día, tuve que visitar las urgencias de un hospital público del sur de nuestra Comunidad de Madrid. Cuando vi el panorama, no dejaba de pensar en una expresión que García Márquez utilizó en El amor en los tiempos del cólera: “Moridero de pobres”.

Aura Georgiana Vultur. Parla (Madrid)

La maqueta

Todo saldrá bien, Dios está conmigo, repite mientras observa entusiasmado la alargada maqueta. No solo la primera línea de playa, con su infinita hilera de hoteles de siete estrellas; también el resto de la futura urbe, salpicada de preciosas zonas verdes, restaurantes de ensueño y lujosísimas tiendas. Seremos la admiración del planeta, anticipa, contemplando el futuro de la hasta hoy odiada ciudad. Queda el contratiempo del millón y medio de cadáveres, pero su ministro de Vivienda le asegura que con cascotes y huesos se obtiene el hormigón más resistente. Solo lo mejor para el pueblo elegido.

Carlos Zabala Zabaleta. Barcelona

Gordo rico, gordo pobre

Muchos españoles con obesidad severa o mórbida sin diabetes tipo 2 vivimos una desigualdad. Los nuevos tratamientos están revolucionando la medicina, pero no los financia la sanidad pública. Su coste, más de 300 euros al mes, los hace inaccesibles para quienes más los necesitamos. El resultado es otra brecha: el gordo rico puede tratarse; el gordo pobre, no. Estudios en Dinamarca y Canadá confirman que más de la mitad de los pacientes abandonan el tratamiento por motivos económicos. La obesidad se está convirtiendo en un problema de clase. El Reino Unido o Suiza ya asumen poder financiar estos fármacos. En España, sin embargo, seguimos atrapados por una barrera administrativa que discrimina a miles de personas. No pedimos privilegios, sino igualdad de oportunidades para recuperar la salud.

Antonio Villalba de Sandoval. Zaragoza

Esoterismo en Madrid

Leo con asombro que se ha celebrado una feria esotérica en Madrid. Mi perplejidad no tiene que ver con su finalidad, cada uno es libre de emplear su tiempo y dinero como le plazca, sino con que se ceda un espacio público como la estación de Chamartín para la promoción y exhibición de pseudoterapias de dudosa naturaleza.

Daniel García Delicado. Albacete

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