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España arde, nadie dimite

Los lectores escriben sobre las responsabilidades políticas por las catástrofes, las similitudes entre los campos de concentración y Gaza, el calor en las aulas y cumplir la treintena

Las llamas devoran bosques, cultivos y vidas. Los incendios no dejan solo ceniza, sino también impotencia ciudadana. Como tras la dana de Valencia, nadie dimite, nadie asume responsabilidad. El poder observa desde lejos, imperturbable, mientras el territorio se consume. Se habla de sequías históricas, olas de calor sin precedentes, falta de prevención…, pero las palabras se diluyen frente al desastre. Los gobiernos emiten comunicados y promesas vacías. La sociedad observa, hastiada, cómo se repiten los mismos patrones de negligencia. El fuego es un espejo: refleja la fragilidad del ecosistema y la incapacidad institucional. Nadie dimite, nadie explica cómo se llegó a este punto. España arde, y la ausencia de responsabilidad quema también la confianza en quienes nos gobiernan.

Sergio de Fuente Garrido. Alcorcón (Madrid)

La historia se repite

Ahora que muchos insensatos están jugando a los soldaditos, conviene ver el documental Bergen-Belsen: lo que encontraron. Te deja el cuerpo y el alma destrozados. Son apenas 40 minutos de imágenes inéditas grabadas por dos soldados británicos al llegar al campo de exterminio de esa localidad alemana en los estertores de la II Guerra Mundial. Estremece lo que es capaz de hacer el ser humano, adónde llega su degeneración. Lo que más me impacta es la actitud de los soldados nazis obligados a enterrar a los miles de hombres y mujeres asesinados por ellos mismos. Son rostros y gestos desprovistos de cualquier sentimiento. Autómatas trasportando de un sitio para otro cadáveres como muñecos de trapo. Los cuerpos esqueléticos no se diferencian demasiado de los que estamos viendo en Gaza en estos días. Si las vemos en blanco y negro y sin sonido, hasta son idénticas.

José Antonio Fontán Allén. Madrid

Vacaciones escolares

Cuando se abre el debate sobre si los escolares tienen demasiadas vacaciones de verano, creo que las personas que opinan no son conscientes de las infraestructuras de los centros escolares e institutos de España. Muchos no tienen aire acondicionado y otros, solo en algunas aulas. ¿Cómo dar clase a 40 grados a la sombra?

María Ortega Martínez. Málaga

A los 30 es el momento

Este verano he cumplido 30 años. Para algunos, es la pérdida de la juventud, el fin del disfrute. Para mí, ha sido lo contrario: un empujón hacia mis sueños. Eso quiere decir que ya no espero. Ya no vivo en el “ya lo haré”, sino en el “voy a hacerlo, ya”. Porque el tiempo no espera, y no quiero arrepentirme en diez años de no haberlo intentado. A los 18, lo que me apasionaba lo guardé bajo el lema “primero hay que hacer lo que toca”: estudiar, trabajar, buscar el éxito. Y lo hice. Estudié, y mucho. Trabajo, sí, pero en algo que ni me emociona ni me representa. Y ahora solo pienso en recuperar la ilusión por aquello que, entonces, dejé a un lado. Lo mismo pasa con las personas: si a los 30 estás en mi vida, enhorabuena. Ahora ya, quien no aporta a la balanza se tiene que apartar. Así que, desde aquí, lanzo un mensaje a todos los que rondan los 30: si te queda algo por hacer, es el momento.

Miranda Feito Fernández. Oviedo

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