El CIS y la inmigración

Unas veces las cosas se miden mal por error y otras a propósito. La trayectoria del organismo público de investigaciones sociales induce a la sospecha

El director del CIS, José Félix Tezanos, durante una comparecencia parlamentaria para explicar los fallos en las predicciones políticas del organismo.Claudio Álvarez

Unas veces las cosas se miden mal por error y otras a propósito. El CIS mide algunas cosas mal aposta: imaginar que la desviación sistemática a favor de la izquierda en las encuestas es accidental sería despreciar la probada competencia de su presidente y sus técnicos. En otros asuntos, la trayectoria del organismo induce a la sospecha. El barómetro especial de abril de 2020, por ejemplo, incluía esta estupefaciente pregunta: “¿Cree Ud. que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e...

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Unas veces las cosas se miden mal por error y otras a propósito. El CIS mide algunas cosas mal aposta: imaginar que la desviación sistemática a favor de la izquierda en las encuestas es accidental sería despreciar la probada competencia de su presidente y sus técnicos. En otros asuntos, la trayectoria del organismo induce a la sospecha. El barómetro especial de abril de 2020, por ejemplo, incluía esta estupefaciente pregunta: “¿Cree Ud. que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales, o cree que hay que mantener libertad total para la difusión de noticias e informaciones?”. Este abril, preguntaba: “¿Cree Ud. que la apertura de una causa judicial por una denuncia particular contra la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, está justificada, o cree que solo es una manera de meterse con Pedro Sánchez e intentar hacerle daño?”.

En el barómetro de septiembre la inmigración aparecía como el principal problema para los españoles. La noticia acaparó portadas e informativos durante horas, antes de que aparecieran análisis rigurosos, como el de Kiko Llaneras y Borja Andrino, que explicaban que hay una preocupación real, pero también apuntaban otros factores (septiembre, la crisis en Canarias, aumento de población inmigrante, menor inquietud por la economía, el propio sistema de valoración). Alberto Olmos ha denunciado la imprecisión categorial, que está en la serie histórica: ¿lo que preocupa es la inmigración, la inmigración irregular o la inseguridad? Paco Camas, de Ipsos España, señalaba lo más llamativo: antes de pedir la valoración de los problemas, la encuesta planteaba cinco preguntas seguidas sobre la desigualdad entre países, que facilitaban que el encuestado tuviera presente la inmigración: no pienses en un inmigrante. En junio ocurrió algo similar, con preguntas que apuntaban a la desigualdad y el acceso a la vivienda: hubo un aumento llamativo en la preocupación por la vivienda, descenso en la inquietud por la política, crecimiento de la que provocaba el estado de la sanidad (también condicionada). En el caso del aumento de la preocupación por la inmigración, enseguida se argumentó que se debía a la ultraderecha o a la derecha, que a ver quién es capaz de distinguirlas. “En La Moncloa están mirando a fondo los datos”, escribía Carlos E. Cué este domingo. No me cabe la menor duda.

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