La fábula venezolana de Trump y Musk

La conversación en X entre el expresidente estadounidense y el dueño de Tesla fue un cúmulo de hipérboles, simplificación y desinformación. Un mitin en toda regla

Donald Trump, durante su conversación con Elon Musk en X.Margo Martin (REUTERS)

Fueron dos horas de hipérboles, caricaturas del discurso político, simplificación y desinformación. Un mitin en toda regla en el que el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, exhibió su repertorio habitual en el terreno más fértil para la multiplicación de los bulos. La conversación entre el expresidente y Elon Musk, dueño de X, no tuvo más efectos que amplificar las posiciones ideológicas de ambos y reafirmar algunos de los prejuicios más primarios de un sector de la población, empezando por la xenofobia, el miedo al extranjero sin recursos. Los argumentos probablemente no pasarían el corte, por inverosímiles y genéricos, en la revisión de un guion de ficción. Con todo, la red social de Musk, heredera de Twitter, la plataforma que expulsó a Trump tras el asalto al Capitolio, es hoy el trampolín más eficaz para la difusión de esos relatos.

La inmigración fue uno de los caballos de batalla de la charla en directo, pilotada por el jefe de Tesla y Space X desde el rancho de un amigo en Wyoming. El infundio no es nuevo: hay países que sueltan a sus criminales más peligrosos y los envían a Estados Unidos. “Los sacan de las cárceles, lo cual es muy costoso, ya sabes, mantener las cárceles, aunque no hacen mucho mantenimiento. Te lo aseguro. Pero los sacan de las cárceles, de las prisiones. Los sacan y los traen a Estados Unidos. Los depositan en Estados Unidos y les dicen: ‘No vuelvas nunca o te van a ejecutar’. Y no quieren volver. Y no volverán. Vienen de África, Asia, Oriente Próximo, de Sudamérica. Vienen de todas partes. Y hay muchos realmente malos”, lanza el aspirante republicano.

La ecuación inmigración-maldad es una treta semántica que funciona desde hace décadas en las dos orillas del Atlántico. A ella se añade otra, la que identifica a los migrantes con la holgazanería y la improductividad. No podía faltar en la conversación. “También se están trayendo a su gente no productiva. Ahora bien, estas no son personas que te matarán. Tenemos suficientes de ellos. Pero estas son personas que no son productivas”, continúa el magnate antes de insistir: “No quieren trabajar o lo que sea. Y estos países se están deshaciendo en muchos casos de personas improductivas en las caravanas. Y también se están deshaciendo de sus asesinos, sus traficantes de drogas y gente realmente brutal”.

Trump utiliza habitualmente este discurso para atacar a la candidata demócrata y actual vicepresidenta, Kamala Harris. Lo hizo durante el directo en X y también días más tarde a través de su red social, Truth. Metió en el cóctel el ingrediente Venezuela. “Está permitiendo que los peligrosos criminales de Venezuela ingresen libremente a nuestro país a través de su amplia frontera sur y ahora quiere traer las peligrosas políticas económicas de Venezuela también a nuestra nación. Si Kamala es elegida e implementa sus límites de precios comunistas, habrá hambrunas, inanición y pobreza como nunca antes habíamos visto. ¡Estados Unidos NUNCA se recuperará!”, espetó.

El exmandatario exprimió hasta el final la grave crisis política y social del país caribeño, que se exacerbó tras las elecciones del 28 de julio. Primero, recurrió al éxodo masivo para ratificar su tesis de la peligrosidad de los migrantes. Y usó el drama de millones de venezolanos para anunciar deportaciones masivas. “Vamos a tener la deportación más grande en la historia de este país. Y no tenemos otra opción [...]. Ya sabes, en Venezuela y en algunos de estos otros países la criminalidad ha bajado un 50%, 60%, 70%, 80%... Se han deshecho de alrededor del 70% de su gente realmente mala”. Tan solo unos días antes, Nicolás Maduro, que se regodea con los dislates de la ultraderecha, anunció la prohibición temporal de X. “¡Fuera X por 10 días de Venezuela! En nuestro país hay Constitución, ley, instituciones y Estado”. El chavismo, que vive de propaganda y desinformación, también quiere su monopolio.

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