Acabar con la ambigüedad sobre el alcohol
La previsible larga tramitación del anteproyecto de ley de alcohol y menores da tiempo para articular grandes consensos
El Gobierno aprobó el martes el anteproyecto de ley de alcohol y menores, un texto que Sanidad anunció en enero y al que le quedan meses de tramitación. La definitiva aprobación, en su caso, por el Congreso, probablemente será compleja. Junto a un conjunto de medidas para recuperar la senda del descenso de consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes, quebrada por la pandemia y el confinamiento, Sanidad incluye la prohibición de que la industria del alcohol promocione sus productos bajo la etiqueta del “consumo responsable”.
Cada vez más estudios refutan la idea de que beber alcohol en pequeñas cantidades podría beneficiar a la salud. Para el sector, parte del cual ya ha anunciado que presentará alegaciones al anteproyecto, esa idea del consumo moderado o responsable lleva años siendo clave para su negocio. Pero ni la ciencia la avala ni deja de ser ambiguo qué puede entender cada persona bajo esa etiqueta.
Cualquier regulación que aborde una cuestión tan íntimamente arraigada en la cultura social de los españoles como beber está llamada a ser polémica, pero debe ser bienvenida una iniciativa que combate la idea de que existe un consumo de alcohol bueno o exento de riesgos. Como en otros ámbitos clave de la salud en los que chocan políticas públicas y libertades individuales (fumar o comer carne), es preciso recordar que prevenir no significa prohibir. Como sociedad, España debe tener capacidad de abordar el debate del alcohol con datos, argumentos constructivos y sin críticas demagógicas. Más allá de ese arraigo social, no se puede obviar que España es una potencia vitivinícola mundial y el relevante peso económico y laboral que el sector tiene en múltiples ámbitos, comenzando por la hostelería. Hacienda recaudó el año pasado más de 1.200 millones solo por los impuestos especiales ligados al alcohol. Pero tampoco se puede olvidar que cada año mueren más de 15.000 españoles por causas atribuibles a esta droga legal.
En lo que todas las partes coinciden es en la necesidad de trabajar para prevenir que los menores beban. La última encuesta ESTUDES de Sanidad, de 2023, concluye que el 73,6% de los estudiantes de 14 a 18 años había consumido alcohol en los últimos 12 meses, tres puntos más que en 2021. El 1,1% bebe a diario y el 42,1% se ha emborrachado en el último año, también por encima en ambos casos del dato previo. Evitar esa tendencia creciente, que igualmente se aprecia entre los adolescentes de 12 y 13 años, justifica endurecer su venta y publicidad para los menores con medidas que tiene lógica extender en algunos casos a todas las personas, como el veto al alcohol en centros docentes.
El largo recorrido del anteproyecto, que previsiblemente no se convertirá en ley hasta 2025, ha de servir para armar los necesarios consensos entre todos los implicados y ponderar racionalmente los intereses en liza, pero sin perder de vista que la prioridad es la salud pública.