Complicado escenario para Israel

El dictamen del Tribunal de la ONU contra los asentamientos de colonos israelíes en Palestina supone un nuevo correctivo internacional al Gobierno de Netanyahu

Niños palestinos de la Franja de Gaza aguardan para recibir un plato de comida.Mahmoud Issa (REUTERS)

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, continúa sumado resoluciones contrarias a su Gobierno en los organismos internacionales de justicia mientras prosigue la brutal guerra contra la Franja de Gaza, cuyo macabro contador de muertes crece día a día: más de 38.700 muertos, en su inmensa mayoría civiles palestinos. El viernes pasado el Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas (TIJ) se pronunció sobre otro de los pilares de la política exterior israelí al resolver que el control ejercido por Israel desde 1967 en los Territorios Palestinos ocupados —es decir, Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este— viola las leyes internacionales.

En su dictamen, que no tiene carácter vinculante, el tribunal apunta como delito a la expansión permanente los asentamientos de colonos en Palestina y a la usurpación de los recursos naturales. Los magistrados de la ONU subrayan que Israel no solo debe detener la construcción de esas colonias sino también evacuar a sus habitantes ilegales. En la actualidad se estima que unos 700.000 israelíes viven más allá de la llamada línea verde del armisticio de 1949.

Si bien es cierto que el fallo se produce bajo el mandato de Netanyahu, la expansión de colonias en Cisjordania y Jerusalén Este ha sido una política de Estado con todos los primeros ministros israelíes, fuera cual fuera su signo político, desde que se produjo la ocupación en la Guerra de los Seis Días. El TIJ ha impuesto ya tres veces a Israel medidas cautelares —y estas sí son de obligado cumplimiento— para evitar el genocidio de la población civil palestina de Gaza.

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Desgraciadamente, no parece que estas resoluciones hayan podido mejorar la situación en un territorio en el que el ejército israelí sigue atacando tanto campos de refugiados como zonas que ese mismo ejército ha declarado como seguras para la población palestina y en las que la destrucción total ha dado lugar a la anarquía, según ha denunciado la oficina de la ONU para los derechos humanos. Saqueos, tiroteos y presuntos asesinatos ilegales se han convertido en parte de la realidad cotidiana de una población sin lugar para vivir ni trabajo ni suministro regular de alimentos y sometida a la amenaza permanente de los bombardeos.

Nada de esto, sin embargo, parece afectar al Gobierno israelí, que sigue doblando la apuesta independientemente de sus consecuencias externas o internas. El ataque sufrido el viernes en Tel Aviv con un dron de la milicia hutí de Yemen, del que nadie avisó, tuyo ayer como respuesta el bombardeo de la ciudad yemení de Hodeida por parte de Israel. El riesgo de escalada regional sigue siendo un peligro que la comunidad internacional debe contribuir a conjurar sin olvidarse de la situación límite en la que viven los civiles de Gaza.

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