Buen pacto europeo

El reparto de cargos es acorde al veredicto de las urnas y la realidad geopolítica de la UE

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, abre la reunión del Colegio de Comisarios este miércoles en Bruselas.OLIVIER HOSLET (EFE)

Las grandes familias políticas europeístas han alcanzado un principio de acuerdo para la configuración de una nueva cúpula de la Unión Europea. Populares, socialdemócratas y liberales concuerdan en proponer la repetición de la alemana Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión, designar al portugués António Costa para el puesto de presidente del Consejo y a la estonia Kaja Kallas para el de Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad. Se trata de un acuerdo positivo, por varios motivos.

En primer lugar, el pacto —que deberá ser refrendado formalmente en el Consejo previsto para hoy y mañana— cristaliza un reparto acorde al veredicto de las urnas, a la realidad geopolítica de la UE y a los equilibrios de género. Los populares, primera fuerza electoral, mantienen la Comisión; los socialdemócratas, segunda, obtienen el Consejo; y unos liberales en declive, Exteriores y Seguridad. Este esquema garantiza representación al país más poderoso y poblado (Alemania), a uno suroccidental de tamaño mediano en la horquilla de la UE (Portugal) y a otro nororiental pequeño (Estonia).

En segundo lugar, el acuerdo tiene la virtud de haberse sellado sin negociar con ninguna de las corrientes de la ultraderecha, que en ningún caso deberían condicionar la política de la Unión. En la Eurocámara y en el Consejo existe una mayoría europeísta, y es desde ese perímetro desde el que deberían partir las decisiones que macarán el difícil camino del próximo quinquenio.

En tercer lugar, los candidatos elegidos muestran cualidades personales y políticas que a priori prometen una gestión a la altura de las circunstancias. Von der Leyen ya ha sido testada con un mandato en el mismo puesto. Su desempeño no está exento de errores. Uno gravísimo fue su posicionamiento en el conflicto en Gaza, con un respaldo acrítico a Netanyahu durante una visita a la zona cuya pertinencia era per se discutible a la vista de las atribuciones de su cargo. Recientemente, mantiene una posición ambigua sobre las propuestas más radicales de la extrema derecha en inmigración. Sin embargo, en conjunto, Von der Leyen ha sido una valiosa fuerza motriz integradora desde posiciones moderadas y pragmáticas.

António Costa ejerció de forma exitosa como presidente del Gobierno de Portugal, eficaz, alejado de sectarismos y con buenos resultados económicos. Fue descabalgado por un turbio asunto judicial que no ha arrojado ningún elemento inculpatorio digno de consideración. Por ello, esa circunstancia no debería ser un obstáculo para su confirmación. Por último, Kaja Kallas, primera ministra estonia, es la abanderada de un apoyo a Ucrania sin fisuras, algo fundamental para detener la agresión rusa desde Europa, sobre todo si Donald Trump gana las elecciones en EE UU.

Finalmente, hay que destacar la importancia de que la transición entre la cúpula anterior de la UE y la siguiente sea rápida en tiempos de tanta agitación política y geopolítica. Una negociación prolongada —la que intentan provocar los ultras— supondría un gran desgaste para la Unión. Por eso cabe desear que el positivo principio de acuerdo alcanzado por las principales familias políticas de la UE sea ampliamente respaldado por el Consejo.

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