Israel y la leyenda negra antiespañola

Desde que hemos reconocido el Estado palestino, el Gobierno de Netanyahu ha puesto en circulación los bulos habituales para dañar a España

El ministro de Exteriores, Jose Manuel Albares, habla con su homólogo israelí, Israel Katz, en enero en Bruselas.John Thys (AP)

La leyenda negra antiespañola dice que siempre fuimos un pueblo de bárbaros exterminando indígenas por el mundo en nombre de atrasadas supersticiones. Aunque lo hayamos interiorizado, estas acusaciones partían de potencias extranjeras que querían dañar a España. En su día eran Holanda o Inglaterra, hoy es Israel, que ha resucitado los tópicos de la leyenda negra...

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La leyenda negra antiespañola dice que siempre fuimos un pueblo de bárbaros exterminando indígenas por el mundo en nombre de atrasadas supersticiones. Aunque lo hayamos interiorizado, estas acusaciones partían de potencias extranjeras que querían dañar a España. En su día eran Holanda o Inglaterra, hoy es Israel, que ha resucitado los tópicos de la leyenda negra desde que hemos reconocido el Estado palestino.

El ministro de Exteriores Israel Katz amenaza con “dar un paso similar contra España”, es decir, apoyar un Estado catalán y a otros separatistas. Una falsa equivalencia entre los palestinos en Israel, que viven sin plenos derechos, y los vascos en España, que hasta tienen privilegios fiscales. Aquí el primer mito: la España cárcel de pueblos, que ejerce una “brutal ocupación de Cataluña” según comentaristas israelíes como Edy Cohen.

Figuras públicas como Adam Fisher, asesor financiero de grandes empresas israelíes como Wix o Fiverr, difunden en redes los bulos habituales. Uno, que España es colonialista y debe devolver Ceuta y Melilla a Marruecos —socio preferente de Israel—. Otro, que la Semana Santa es antisemita y los Reyes Magos racismo —pero no pregunten cómo se trata en Israel al clero cristiano o a los negros etíopes—. Otro, que la España catolicona e islamófoba robó a los moros la mezquita de Córdoba para hacerla catedral (mentira, ya era previamente una iglesia), mientras que Israel respeta la mezquita de Al-Aqsa (más mentiras: tras robar toda la Ciudad Santa, Israel castiga los santos lugares de musulmanes y cristianos con un acceso cada vez más restringido y constantes incursiones de judíos ultraortodoxos).

También circulan entre sionistas comparaciones entre el descenso de población indígena americana tras la llegada de los españoles (lo que demostraría un genocidio) con el crecimiento demográfico de los palestinos en las últimas décadas (lo que refutaría una falsa acusación de genocidio). No mencionan las enfermedades y guerras internas que diezmaron a los indígenas americanos, ni su posterior desarrollo (en la América británica fueron erradicados). Tampoco mencionan el desplome de población palestina entre 1948 y 1967, con más de un millón de víctimas de limpieza étnica. Aquella conquista de las Américas se paró en 1550 para dirimir si los indios debían ser tratados como súbditos o como iguales; en 2024, Israel es incapaz de dejar de bombardear refugiados a los que ni siquiera reconoce como humanos.

También es leyenda negra la advertencia lanzada a España por el ministro Katz: “Los días de la Inquisición han terminado, nadie nos hará cambiar de religión ni amenazará nuestra existencia”. Pero la Inquisición no buscaba cambiar la religión de los judíos, sobre los que no tenía jurisdicción, igual que no la tiene el ministro Katz para vetar la ayuda española a Palestina. Es leyenda negra porque vincula la Inquisición específicamente con España y no con los países donde fue más mortífera (Alemania, Francia), y porque no amenazó la existencia de ningún pueblo, matando en cuatro siglos menos de la décima parte que Israel en los últimos cuatro meses.

Algunos bulos sobre la Inquisición provienen, precisamente, de un historiador israelí: Ben Sión Mileikowsky. La pregunta es ¿dónde están todos esos políticos y opinadores que, desde la derecha, decían combatir contra la leyenda negra antiespañola?

Apoyando y aplaudiendo al hijo de Ben Sión Mileikowsky, el primer ministro Benjamin Netanyahu.


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