Estados Unidos y China: gigantes que inquietan

Dos grandes espectáculos políticos se han celebrado esta semana a ambos lados del Pacífico

El presidente chino, Xi Jinping, saluda mientras se reúne con el presidente estadounidense, Joe Biden, en Woodside, California, el pasado 15 de noviembre.KEVIN LAMARQUE (REUTERS)

Dos grandes espectáculos políticos se han celebrado esta semana a ambos lados del Pacífico: el Supermartes, en Estados Unidos, y la reunión del poder legislativo y el máximo órgano consultivo, en China. Han resultado citas tan predecibles como descorazonadoras. Y son los dos países que más pueden influir en el resto del mundo.

Salvo sorpresas, la Casa Blanca en noviembre ...

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Dos grandes espectáculos políticos se han celebrado esta semana a ambos lados del Pacífico: el Supermartes, en Estados Unidos, y la reunión del poder legislativo y el máximo órgano consultivo, en China. Han resultado citas tan predecibles como descorazonadoras. Y son los dos países que más pueden influir en el resto del mundo.

Salvo sorpresas, la Casa Blanca en noviembre se la disputarán Joe Biden y Donald Trump. Veremos un revival de las elecciones de 2020, aunque con mucho más desasosiego. Ninguno de los candidatos convence a la mayoría de la población, y con motivo. En el caso de Trump, tiene abiertos cuatro procesos judiciales, y aun así ha logrado presentarse, arropado por una base fiel, entusiasmada, ante la que se presenta como “disidente político”. Es un mago a la hora de manejar el sistema y renegar de él al mismo tiempo. El presidente Biden tampoco tiene rival, aunque le lastran sus achaques, sus lapsus y, sobre todo, la forma en la que está gestionando la guerra en Gaza. El envío de bombas y misiles a Israel en plena masacre de la Franja está generando tal rechazo en una parte del electorado demócrata que a esta Administración puede salirle caro en las urnas.

Mientras, a más de 9.000 kilómetros, China mostraba sus cartas en las llamadas Liang Hui o “Dos Sesiones”, la de la Asamblea Popular Nacional y la Conferencia Consultiva. Como cada año, milimétrico y pautado, el Gobierno chino dio a conocer su hoja de ruta. Pero con una novedad: por primera vez en tres décadas, el primer ministro no ha dado su tradicional rueda de prensa. Ni siquiera ha habido ocasión de plantearle preguntas filtradas. Pekín ya no necesita fingir una mínima apertura con la prensa extranjera. Lo que le importa son los inversores, convencerles de que no están tan mal. Aunque saben que crecer al 5% con millones de pobres y tantas regiones subdesarrolladas es un problema grave. Para ser una potencia tecnológica necesitan que las empresas sigan alineadas con los intereses del Partido Comunista. En lo político, continuismo asertivo: las dos opciones en Estados Unidos les parecen malas. Biden es más previsible; Trump, más aislacionista, lo cual beneficia a China, si bien al mismo tiempo podría ser más agresivo con las sanciones y aranceles. Hace unos días, muchos medios recogían las declaraciones de Zhao Minghao, profesor de relaciones internacionales en la prestigiosa universidad de Fudan. Decía que tanto Biden como Trump son dos tazones de veneno para China.

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