Columna

Nogueras es ciencia ficción

La sobreactuación melodramática de la portavoz de Junts en el Congreso permite entender de qué va esto

La portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, este martes.Álvaro García

Quien se empeñe en leer la política española como una confrontación racional de ideas y argumentos acabará noqueado. Esto es literatura, puritita ficción, y Miriam Nogueras ha dado un soberbio espectáculo narrativo de disrupción y vanguardia. La portavoz de Junts va a pasar a la historia de las artes parlamentarias por haber consolidado un salto narrativo: con ella, la ficción política se ha especializado en la ciencia ficción. La distopía que ha inventado en la tribuna...

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Quien se empeñe en leer la política española como una confrontación racional de ideas y argumentos acabará noqueado. Esto es literatura, puritita ficción, y Miriam Nogueras ha dado un soberbio espectáculo narrativo de disrupción y vanguardia. La portavoz de Junts va a pasar a la historia de las artes parlamentarias por haber consolidado un salto narrativo: con ella, la ficción política se ha especializado en la ciencia ficción. La distopía que ha inventado en la tribuna es digna de un Philip K. Dick, y como en el novelista norteamericano, es difícil distinguir la fabulación genuina del delirio involuntario. Si no se cree lo que dice, es una novelista portentosa. Si lo cree, es un caso de estudio. Que el Congreso haya entrado en una fase cuántica, con una ley de amnistía que existe y no existe a la vez, solo amplifica esa sensación de irrealidad.

Es una pena que sus intervenciones se pierdan en el rugido de las leyes, porque merecen una escucha atenta. No tanto por la calidad del relato en sí, sino porque su sobreactuación melodramática permite entender de qué va esto. Ya no se trata de convencer ni persuadir, sino de hacer comulgar con dogmas de fe, agrupar a los fieles y señalar a los herejes.

La España fantástica de Miriam Nogueras es muy interesante: un país mordoriano cuyo nombre no hay que pronunciar nunca. Se dice Estado español como los personajes de Hogwarts dicen quien tú sabes para referirse a Voldemort. Un país que “no está preparado para romper con el franquismo” y persigue a los independentistas por el hecho de serlo. Que una independentista como ella sea diputada, viva en plenitud de derechos civiles, haga uso de la tribuna parlamentaria en la lengua que le da la gana y sea capaz de apretar las tuercas al Gobierno de ese siniestro Leviatán no debería despistarnos ni romper lo que los escritores llamamos la suspensión de la incredulidad. Gracias a sus gestos, su mirada trágica y su declamación de copla con quejío, logra convencernos de que vive sometida y encadenada por las fuerzas oscuras del terror español.

Como el PSOE no votó sus enmiendas, puede entenderse que el Gobierno ha dejado de creerse ese cuento. Al menos, su parte más ridícula, esos repámpanos churriguerescos de los últimos berrinches de Junts, demasiado indigestos hasta para los estómagos más benevolentes. No hay que hacerse ilusiones: si algo le sobran a Nogueras son lectores crédulos, encantados de saberse víctimas de un Estado español asesino. Al final de este capítulo no pone fin, tan solo continuará.


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